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El neocolonialismo chino
Mar, 03/02/2015 - 09:08

José E. Mosquera

La interconexión eléctrica Colombia-Centroamérica
José E. Mosquera

José E. Mosquera es periodista y escritor colombiano. Es columnista de los diarios El Tiempo, El Espectador, Portafolio, El Colombiano, El Mundo, La República, La Patria, El Liberal, El Universal y La Tarde (Colombia), La Nación (Costa Rica), La Prensa, La Estrella de Panamá y El Panamá América (Panamá), El Heraldo (Honduras), Tal Cual (Venezuela) y El Nuevo Diario (República Dominicana), entre otras publicaciones nacionales y extranjera.

La política crediticia y las inversiones de China en Africa, América Latina y el Caribe encarnan un nuevo tipo de colonialismo. Los llamados gobiernos progresistas de América Latina y buena parte de los mandatarios y líderes políticos africanos obnubilados por las “generosidades” chinas les están dando la bienvenida a los grandes capitales chinos con mantos de terciopelo, pero sin detenerse a examinar qué hay detrás de esas ofertas de créditos “generosos” y de las danzas de inversiones en sectores económicos estratégicos que esconden un neocolonialismo.

Porque más allá de ser socios comerciales estratégicos, detrás de las movidas políticas y económicas de los chinos se configura un nuevo dominio imperial. Indudablemente que los préstamos con intereses irrisorios que otorgan los chinos a los países africanos y de América Latina, sin muchos condicionamientos, están propiciando excesivos endeudamientos y con ellos un nuevo tipo de dependencia imperial.

Es evidente que estos países se han sacudido hasta cierto punto de las garras imperiales de Estados Unidos y de las potencias europeas, como lo cacarean los mandatarios del grupo del ALBA: Nicolás Maduro, Cristina Fernández, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega. Sin embargo, sigilosamente están cayendo en la zaga del imperialismo chino, que de generoso no tiene nada.

Es claro que el imperialismo chino se sustenta sobre un nuevo tipo de colonialismo, que no se involucra en los asuntos políticos, ni en los problemas de derechos humanos y de libertades ciudadanas de los países, pero a través de su estratégica política crediticia y de inversiones, paso a paso controla renglones económicos claves y estratégico de los países. Las principales metas de su política se encaminan hacia el control de recursos naturales estratégicos, el comercio y las infraestructuras.

En el caso de los países africanos, China desde hace seis años superó a Estados Unidos como principal socio comercial, y en América Latina desplazó a las potencias europeas y se sitúa ya como el segundo socio comercial y como la principal fuente de inversión en la región. El comercio bilateral de los chinos con América Latina y el Caribe llegó en 2014 a los US$260 mil millones, un comercio que se basa en explotaciones de recursos naturales: petróleo, oro, cobre, hierro, gas, productos agrícolas, préstamos para construcciones de infraestructuras y apertura de mercados para los productos chinos.

Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile, Perú, Nicaragua y México son los principales destinos de sus inversiones. En consecuencia, se ha convertido en el principal destino de las exportaciones de Brasil, Chile, Argentina y Perú. Entre tanto, Venezuela está hipotecada a los chinos, al recibir empréstitos por más de US$70 mil millones a cambio de petróleo.

En Perú y Bolivia más del 40% del sector minero-energético está en poder de empresas chinas y ahora en la reciente cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribeños (Celac), China anunció que en los próximos diez años invertirá US$250 mil millones en la región.

En el caso de los países africanos, en los últimos 15 años su comercio bilateral pasó de US$10 mil millones a US$215.000 mil millones y cuenta con más de 40 centros de promociones comerciales y de cooperación en África. Además, más 2.650 empresas chinas operan en 50 de los 54 países africanos y sus inversiones directas superan los US$27.000 mil millones. Empresas que controlan más del 65% de los contratos de obras de infraestructura y dominan grandes negocios mineros, petroleros, de telecomunicaciones y energéticos en más de la mitad de los países africanos. En opinión del escritor congolés Mbuyi Kabunda, África se ha convertido en el nuevo dorado para China y América Latina en otro campo de disputas económicas y estratégicas con Estados Unidos.

Los chinos no sólo son una amenaza para los intereses comerciales de Estados Unidos en África, sino en el campo militar y de defensa ya son los segundos proveedores de armas de África. El comercio de China con África duplica el intercambio comercial de los norteamericanos con los africanos, que es de US$130 mil millones anuales. En África, Estados Unidos, en términos comerciales se ha quedado relegado a un tercer lugar después de la Unión Europea, con el surgimiento del neocolonialismo chino.