América Latina está envejeciendo paulatina e inexorablemente. Es una realidad que ya podemos percibir en los distintos países de la región, y es lo que muestran las estimaciones y proyecciones de CELADE-División de Población de la CEPAL.
Este escenario no sólo implica importantes desafíos a largo plazo para las políticas públicas. También abre oportunidades para que los países avancen en el desarrollo con igualdad.
En las últimas décadas los países de América Latina han registrado profundas transformaciones demográficas, como la disminución de la tasa de crecimiento y el progresivo envejecimiento de la población. Esta evolución responde a la acelerada baja de la fecundidad y al descenso sostenido de la mortalidad.
A mediados del siglo pasado, la tasa de crecimiento anual de la población regional era de 2,8%, mientras que en la actualidad es de sólo 1,2%. De acuerdo con las proyecciones de la CEPAL, seremos 656 millones en 2025 y 707 millones en 2040.
Actualmente la región todavía disfruta del llamado bono demográfico, que significa una reducción de la tasa de dependencia entre las personas potencialmente inactivas (de 0 a 14 años y de 65 años y más) y las personas potencialmente productivas (de 15 a 64 años).
La CEPAL ha planteado que durante la etapa donde se registra una menor presión de la población infantil, y un limitado aumento de las personas mayores, los países tienen la oportunidad de hacer inversiones productivas y multiplicar la inversión social para erradicar la pobreza, mejorar la educación y reformar la salud, así como prepararse para el envejecimiento de los habitantes.
Pero los dividendos del bono demográfico, acotado temporalmente, no están garantizados, ya que dependen de la capacidad de las economías de la región para generar empleo productivo.
El mercado laboral deberá absorber a una población activa creciente, así como a una población de edad avanzada que buscará seguir trabajando durante más tiempo, ya que la cobertura de la seguridad social y el valor de las pensiones aún es bajo.
Para 2025 la CEPAL proyecta que las personas mayores de 60 años serán poco más de 98 millones. En 2050 uno de cada cuatro latinoamericanos será mayor de 60 años. Aunque hay diferencias por países.
Bolivia, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua y Paraguay muestran un envejecimiento incipiente. En Brasil, Colombia,
Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Perú y Venezuela se vive un envejecimiento moderado, mientras
que Argentina y Chile están un paso más allá. Cuba y Uruguay presentan ya un envejecimiento avanzado.
Este contexto plantea significativos retos para el conjunto de la sociedad. Para garantizar la seguridad económica de las personas de edad avanzada es necesario aumentar la cobertura de la seguridad social de la fuerza de trabajo actual, frenando la tendencia a su estancamiento o franco descenso.
También se requiere ampliar la protección de las personas que hoy son mayores, incluso mediante pensiones no contributivas o asistenciales, como han implementado en el último tiempo
países como Argentina, Chile, El Salvador o Panamá.
Tampoco hay que olvidar rezagos históricos que es necesario enfrentar hoy, especialmente brechas en los niveles de morbilidad y mortalidad, que dejan al descubierto las enormes desigualdades económicas, sociales, étnicas, territoriales o de género que aún persisten.
La CEPAL seguirá empeñada en producir información útil, así como propuestas integrales, para que los países puedan tomar las mejores decisiones de política pública de cara a los cambios
demográficos en curso. Contribuir al desarrollo con igualdad de la región es nuestra meta más ambiciosa.