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50 años de management en América Latina: ¿Cómo hemos cambiado?
Jueves, Junio 16, 2011 - 18:44

En esta década que empieza, las escuelas de negocios latinoamericanas pioneras comienzan a cumplir sus bodas de oro. Desde entonces han crecido, y mucho, además de sumarse muchas otras instituciones que han implantado influyentes ideas en el quehacer social y político de la región. Esta es su historia.

“Progreso sí, tiranía no... Vamos a transformar una vez más el continente americano en un crisol. Un tributo al poder de las energías creativas de los hombres y mujeres libres, un ejemplo para todo el mundo que la libertad y el progreso caminan de la mano”. 

Era 1961 y el entonces presidente estadounidense John F. Kennedy daba a conocer de forma preliminar la llamada Alianza para el Progreso, una especie de misión que se extendería por 10 años y que tenía, entre otras cosas, entre sus acciones apoyar y crear instituciones de negocios en América Latina. Todo para que la región "no cayera en las manos del comunismo", como se dijo en la época.

“Cuando terminó las Segunda Guerra Mundial y las empresas comenzaron a expandirse internacionalmente e intentaron llenar los cargos de su estructura organizacional, encontraron que las personas no tenían las habilidades necesarias para ocupar los cargos. Como política y para que crecieran óptimamente los países latinoamericanos, Estados Unidos -entre otras cosas- entregó fondos a las escuelas norteamericanas para que establecieran vínculos y crearan escuelas latinoamericanas”, relata Alfredo Behrens, académico de la FIA, Universidad de Sao Paulo.

Esto sucedía 80 años después de que se fundara Wharton School, 53 años luego que lo hiciera Harvard Business School y 35 años desde que se creara la Stanford Graduate School of Business.

Fue con el apoyo de escuelas de esta envergadura que se conformaron las primeras instituciones y se potenciaron a lo largo de los años, las que en conjunto comprendían un pequeño pero fundamental grupo. Se trata de cinco escuelas: UAI en Chile, Esan en Perú, Fundación Getulio Vargas en Brasil, Ipade en México, e Incae primero en Nicaragua y luego también emplazada en Costa Rica.

Un grupo que ayudó a cambiar no sólo la forma de hacer negocios en la región, profesionalizando, sino que también llevó ideas fundamentales a otras discusiones importantes en América Latina. Es caso más claro, la política y la administración de Estado.

“Llegaron todas en el momento en que en Estados Unidos se estaba planteando la necesidad de nuevos programas y más seriedad académica para que la administración fuera aceptada entre las ciencias con la "C" mayúscula y se pudiera llevar a cabo el proyecto de profesionalización de la administración. La idea era acercarse al prestigio de las profesiones clásicas del abogado y del médico. Justamente a partir de los casos clínicos y legales, en Harvard se empezó a crear el método de casos y también en Northwestern”, relata Fabrizio Lorusso, profesor en Administración de Empresas por la Universidad L. Bocconi de Milán y doctorando en Estudios Latinoamericanos de la Unam, México.

En blanco y negro

“No había o no existían muchas facultades de administración de negocios en general. Lo que había eran programas de contabilidad y administración, pero no administración de negocios con el enfoque norteamericano”, explica Guillermo Van Oordt, presidente de Apesan y miembro del Consejo Universitario de Esan, quien a los 27 años había egresado de la segunda generación de Esan por esos años, en 1966.

En los inicios las instituciones latinoamericanas eran precarias, con sedes pequeñas (generalmente una), con escasos profesores, la oferta se limitaba a un programa de postgrados y, por lo mismo, el número de alumnos era muy reducido.

En 1944 surgió la brasileña Fundación Getulio Vargas, y 10 años después se creó en esta institución la Escuela de Administración de Empresas de Sâo Paulo (FGV-Eaesp), a partir del esfuerzo del gobierno brasileño y empresarios de este país. Con la colaboración de la estadounidense estatal Universidad de Michigan, se buscó preparar a profesionales capacitados para enfrentar el crecimiento acelerado, las necesidades de contactos internacionales y las nuevas tecnologías de la época, que ya marcaban diferencia.

La Escuela de Negocios de Valparaíso, fue fundada en 1953, ligada a la Fundación Adolfo Ibáñez y que luego se le conocería como UAI (siglas de Universidad Adolfo Ibáñez). Era en sus comienzos una pequeña institución ubicada cerca del principal puerto chileno, que recibió el apoyo en sus primeros años de Harvard Business School (HBS) y Stanford, mediante clases y capacitación de los profesores de la escuela. 

En 1959 la escuela contrató a sus primeros profesores full time y en adelante tuvo un enfoque innovador y empresarial, un liderazgo en estrategia de negocios. Todos los profesores full time tenían que participar del programa de dos semestres financiado por la Ford Foundation y otros fueron a la Universidad de Stanford”, explica Víctor Küllmer, profesor emérito de la UAI, y quien lleva trabajando en esta institución 49 años.

Esan se formó al alero de Stanford, en 1963, por un acuerdo entre los gobiernos estadounidense y peruano, y se convirtió en universidad en 2003. Las clases se impartían en una casa ubicada en el barrio residencial de San Isidro, pero al tiempo “por decisiones de los profesores de Stanford se compró un terreno a un extremo este de la ciudad, que en principio parecía lejísimo, pero que era amplio y con árboles, actualmente la escuela tiene su sede en Surco”, recuerda Van Oordt.

Incae, fundado en 1963, en tanto, se conviertió en un reto para la Harvard Business School (HBS), surgiendo bajo la iniciativa de Teodoro Moscoso, coordinador de la Alianza para el Progreso y George P. Baker, decano durante ese periodo de Harvard Business School. Su primera sede fue construida en Nicaragua, pero el terremoto de 1972 dejó al país hecho escombros y la escuela atravesó una crisis. 

En el libro "Memorias de Incae: 1970-1982", escrito por Harry W. Strachan, director académico de la institución en 1971, se describe lo que se vivió en este tiempo. Strachan relata que tras el terremoto en Managua un profesor le decía que los alumnos no regresarían, porque ya estaban explorando transferencia a otros lugares. A esto se sumaba que el ingreso a Incae se había interrumpido y en dos meses no tendría el efectivo para pagar salarios.

Ipade en México, se fundó en 1967, de la mano de la española IESE, que se conformó en 1958 con el apoyo de la HBS School, y que nació de la Universidad de Navarra. En 1969 se funda la mexicana Universidad Panamericana y el Ipade pasa a ser su escuela de negocios, siendo hasta hoy la nave madre de dicha universidad.

Casi no había faculty capacitado para desarrollar las disciplinas del management, con doctorados o maestrías. Por eso muchos posgrados tuvieron que ser fundados con convenios y patrocinios de instituciones estadounidenses -más tarde europeas también- que fueran reconocidas y tuvieran alguna conexión con la clase empresarial y política local, reflexiona Lorusso.

A color

Actualmente estas instituciones son reconocidas más allá de América Latina y hace años que han logrado internacionalizarse y expandirse, sumando más sedes, multiplicando los programas, que cada vez son más específicos en temáticas y con nuevas modalidades. Con excepción de Incae, todas son universidades. Estas acciones han contribuido a que hoy el número de estudiantes se haya incrementando enormemente.

La UAI, por ejemplo, a fines de los años 70 se mudó a Santiago y desde ahí comienzó su ampliación: en 2002 se inauguró la sede en Peñalolén y en 2006 la de Miami, Estados Unidos.

Ipade, actualmente cuenta con tres sedes en México, y recientemente inauguró la Escuela Superior de Dirección de Empresas (ESDE) en Costa Rica. También fue fundamental -junto con Iese- formando otras escuelas de negocios latinoamericanas  ligadas al Opus Dei como IAE, PAD, Inalde e IDE, entre otras.

Finalizando los 60 en la Eaesp, la escuela de administración de FGV, se amplió el número de postgrados en Administración Pública y de Empresas. Luego de 10 años, se formaron los cursos de especialización en administración de graduados, administración de hospitales y sistemas de salud, la Maestría en Administración Pública y Gobierno, y de Doctorado en Administración de Empresas. Convirtiéndose en una poderosa escuela en todo Brasil.

Esan hoy tiene un convenio de doble grado con más de 12 universidades, con programas centralizados y fuera de Lima, con varias maestrías en distintas especialidades, ocho carreras en el nivel de pregrado, así como programas para ejecutivos en diversos formatos, programas corporativos y otros servicios académicos y profesionales.

Incae tienen sedes en Nicaragua y Costa Rica, además de un programa MBA en Perú que hace conjuntamente con la UAI. “Sus graduados han ocupado durante años puestos clave en los gobiernos y las empresas de la región. Ha producido más casos sobre empresas que cualquier otra escuela de América Latina y estos casos se enseñan en todo el mundo. Los académicos compiten por un puesto en la facultad. Tiene un gran prestigio”, afirma Strachan en su libro.

En suma, recursos, prácticas, redes y filosofías, tanto para pensar la gerencia como en el hacer negocios, que hoy permean otros ámbitos del quehacer de América Latina. Amén de lo que han hecho muchas otras escuelas formadas con posterioridad, que también han desplegado enormes esfuerzos por convertirse en escuelas de primer nivel.

Ideas management

Se fortaleció el sector privado y se generó una élite de gerentes profesionales, lo que contribuyó al desarrollo. Ha habido una revolución. Han surgido profesionales para dirigir empresas multinacionales, e incluso el aparato estatal. En Esan tenemos ex alumnos que han sido ministros, y un profesor que fue presidente del Perú: Alejandro Toledo”, ejemplifica Jorge Talavera, rector de Esan.

“Seguramente las escuelas de negocios fomentaron su integración con el mundo y la participación de algunas capas de las sociedades latinoamericanas en la globalización, al crear oportunidades y mentalidades abiertas y emprendedoras. Sin embargo, como tarea pendiente está atender mejor las realidades locales”, agrega Lorusso.

Con el tiempo, los mismos hombres de negocios que cuando jóvenes se capacitaron casi autodidactamente o bien, se perfeccionaron en Estados Unidos o Europa, terminaron introduciendo los conocimientos del management no sólo en las empresas sino que en la sociedad y en la política

Actualmente se ve gobernar a presidentes como al chileno Sebastián Piñera y el panameño, Ricardo Martinelli, quienes se formaron en escuelas de negocios como la U. Catolica de Chile e Incae, respectivamente.

Particularmente esa escuela chilena fue clave, al disponer de políticas para la formación de futuros líderes en la Universidad de Chicago, quienes bajo la dictadura de Chile (1973 -1990) aplicaron reformas estructurales que fueron tan controversiales -por sus costos sociales- como seguidas por otros países latinoamericanos en los 90', las que implicaron un peso específico mayor de las empresas en la sociedad y la necesidad de que estas compitieran globalmente.

Así, las sociedades latinoamericanas terminaron asumiendo como propios conceptos e ideas del mundo del management, como por ejemplo el liderazgo, el márketing o la eficiencia, los que claramente hoy están presentes en el quehacer político. 

Sino, recuerde tan sólo la última campaña presidencial de su país.

Autores

Daniela Arce