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¿Cómo planear una ciudad sana?
Miércoles, Julio 12, 2017 - 11:30

Un nuevo estudio evalúa los impactos potenciales sobre la salud de 64 medidas de política de transporte urbano.

Algunas medidas de política de transporte urbano clave pueden producir numerosos impactos positivos sobre la salud de los ciudadanos, mientras que otras acarrearían pocas mejoras o incluso ninguna.

Esa es una de las conclusiones de un estudio liderado por un equipo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro impulsado por la Obra Social “la Caixa”, y por el Institute for Transport Studies de Leeds (Reino Unido). La investigación analizó los beneficios potenciales para la salud humana de un total de 64 medidas que las ciudades acostumbran a considerar en sus planificaciones de transportes.

Los resultados, publicados en Journal of Transport and Health, indican que medidas como un buen uso y planificación del suelo que evite el esparcimiento urbano, la tarificación del uso del coche o una mejor provisión de transporte activo y transporte público están entre las más beneficiosas para la salud.

Estas medidas concretas producen múltiples efectos positivos gracias a la reducción de la contaminación atmosférica y del ruido, de las islas de calor y de las emisiones de gases de efecto invernadero, del tráfico y de las colisiones de vehículos motorizados y de la exclusión social y la división de comunidades. También contribuirían a incrementar el transporte activo (ir a pie o en bicicleta, por ejemplo) y la disponibilidad de espacios verdes.

Un segundo grupo de medidas que incluye las zonas de bajas emisiones y la promoción de vehículos con bajas emisiones de carbono no está asociado con tantos impactos positivos, aunque también contribuye a una mejora de la salud gracias a su capacidad para reducir la contaminación atmosférica.

Las medidas en las categorías de concienciación e información resultaron más difíciles de juzgar y dependen fundamentalmente de su diseño. Algunas medidas de infraestructuras, como la provisión de nuevas carreteras pueden tener impactos negativos en la salud, incrementando los accidentes de tráfico, la contaminación, el ruido, las emisiones de gases de efecto invernadero, la inactividad física y la separación de comunidades.

El estudio combinó una revisión literaria sobre los impactos del transporte en la salud con el conocimiento y las opiniones de tres expertos independientes procedentes de ámbitos diferentes: planificación y políticas de transporte; salud pública ambiental; y transporte y salud.

Los investigadores utilizaron una herramienta consolidada y de acceso libre a través de internet: la base de datos de conocimiento sobre uso sostenible del suelo urbano y del transporte KonSULT, en la que se encuentran indexadas y descritas las 64 medidas estudiadas.

En un siguiente paso, los autores pretenden añadir la salud pública como un objetivo formal en KonSULT, haciendo posible que los responsables de formular políticas y el público generen los paquetes de medidas que más contribuyan a mejorar la  salud pública en sus ciudades. 

Gran crecimiento humano en ciudades


Se estima que en 2050 cerca del 70% de la población mundial vivirá en áreas urbanas, lo que representará el mayor crecimiento humano en la historia. Las ciudades están reconocidas como el motor de innovación y riqueza de la sociedad más potente, pese a lo cual son también la fuente principal de contaminación y enfermedad. Un estudio reciente realizado en Barcelona halló que el 20% de la mortalidad prematura es consecuencia de una planificación urbana y de transporte deficiente.

“Aunque la relación entre transporte y salud ha estado ganando atención desde la investigación, todavía persiste una falta de consideración de los impactos que las políticas y prácticas de transporte tienen sobre la salud”, sostiene la investigadora de ISGlobal Haneen Khreis, primera autora del estudio.

Su artículo ofrece a los planificadores y al público una idea de los impactos de las políticas de planificación del transporte sobre la salud a través de nueve vías: las colisiones de vehículos a motor, la contaminación atmosférica, la inactividad física, el ruido, las islas de calor, los gases de efecto invernadero, la exclusión social, la separación de comunidades y la exposición a espacios verdes.

“Queremos que el conocimiento generado por la investigación salte de los círculos académicos a la práctica y al dominio público y produzca impactos positivos”, añade.

“La planificación urbana y del transporte tiene un gran impacto en la salud pública y la preponderancia actual de los coches en las ciudades conduce a una carga de enfermedad considerable que sería evitable mediante la adaptación de medidas políticas orientadas hacia la salud”, afirma Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Transporte y Salud de ISGlobal.

Autores

SINC