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Cómo superar las dificultades de la educación virtual durante la pandemia
Viernes, Mayo 1, 2020 - 10:00

La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en Colombia publicó un comunicado con recomendaciones.

La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales publicó un comunicado exponiendo serias preocupaciones sobre la implementación de la educación virtual, que tiene en jaque a instituciones de educación básica y superior por cuenta del coronavirus.

Según explican, la crisis de la educación en Colombia ha sido documentada en repetidas ocasiones, y los análisis apuntan en términos generales a unas causas  reconocidas ampliamente y también ofrecen soluciones que coinciden en casi todos ellos. Es el caso del Plan Nacional Decenal de Educación 2016-2026, el documento Desafíos para el 2030 de la Academia, y las recomendaciones de la Misión Internacional de Sabios 2019. Sin  embargo, la pandemia del COVID-19 ha visibilizado algunos elementos que hasta ahora estaban más o menos escondidos en el día a día.

En particular, la preocupación se dirige hacia los estudiantes en zonas rurales: según un estudio del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana, el 96% de los municipios del país no pueden implementar educación virtual porque más del 50% de los jóvenes de grado 11 no tiene acceso a computador e internet en sus hogares. En términos más globales, 67% de los estudiantes de colegios públicos está en la misma situación. En zonas rurales, tan solo el 9% de los jóvenes disponen de computador.

"Aquí donde se encuentra una de las más duras realidades de la actual situación de emergencia, que pone de presente las desigualdades sociales y que refleja la clara inequidad y la exclusión de grandes segmentos de la sociedad", escribe la Academia. 

¿Qué rumbo deberá tomar la educación en el país de ahora en adelante? A continuación apartados de la carta: 

De acuerdo con el DANE (2018), el 52,7% de los hogares colombianos tiene internet, pero su distribución es muy desigual: mientras en los centros urbanos el 63,1% tiene acceso a internet, en las áreas rurales esto solo se cumple en un 16,2%. Inclusive en ciudades como Bogotá, solo el 68% tiene acceso a la web. En las universidades, según datos del SUE, el 38% de los estudiantes no ha podido acceder a las clases virtuales por falta de internet. El panorama es aún más preocupante, pues se encuentran toda clase de incongruencias:  escuelas  con  internet  sin  electricidad,  escuelas  con  computadores obsoletos,  escuelas  con  internet  sin  computadores,  escuelas  con  computadores  sin internet, muchas escuelas sin nada. 

Otro elemento preocupante consiste en que un estudiante que tiene padres con alto capital cultural y que se han podido quedar en la casa, muy probablemente avanza más rápido, mientras en el otro extremo está el estudiante que no tiene computador ni internet; si los tiene es muy posible que no tenga padres que le ayuden, o que sus padres estén tele-trabajando y por consiguiente necesiten usarlos.

Estas situaciones abren aún más las brechas en la educación. En el contexto familiar, es necesario garantizar todos los aspectos nutricionales y de seguridad alimentaria de los niños, niñas y adolescentes durante el confinamiento debido a la pandemia, pues sin una buena alimentación el cerebro no alcanza los niveles deseados de desarrollo ni los conocimientos se fijan apropiadamente.

Además de las difíciles condiciones que tienen que soportar los estudiantes, hay que recordar que los maestros no estaban preparados para cambios tan profundos en sus prácticas educativas. Es bien sabido que hay maestros que no saben usar los instrumentos virtuales disponibles. El nivel de analfabetismo digital entre los maestros es considerable; el LEE encontró que el 48% de los rectores de colegios públicos y el 12% de colegios privados, consideran que sus docentes no tienen capacidades para manejar la educación virtual.

El fenómeno de analfabetismo digital puede presentarse también en un pequeño porcentaje de profesores universitarios. Por otra parte, la situación actual obliga a los maestros a trabajar largas jornadas, desde el hogar, donde además deben atender a asuntos de la familia. Para enfrentar algunos de estos dilemas, se ha sugerido el uso de la televisión, del radio y hasta de  los  teléfonos  celulares. El DANE reporta  que  el  90,7  %  de  las  familias colombianas poseen televisor y que el 78,1% de los colombianos cuentan con un celular inteligente mientras el 22,6% tienen un celular convencional (una persona puede tener más de un celular). 

El Ministerio de Educación ha hecho grandes esfuerzos, desarrollando materiales, construyendo programas de radio y televisión, y repartiendo libros y tareas con la misma logística de reparto de refrigerios y almuerzo. Desafortunadamente, todo esto choca contra las enormes barreras de desigualdad señaladas y la incapacidad de establecer cursos virtuales porque no se cuenta ni con la conectividad ni con la infraestructura. La Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y  Naturales insta al Gobierno Nacional a que, así como ha destinado sumas millonarias a programas como  ́Colombia Responde para Todos”, destine un fondo similar para implementar un programa urgente de dotación y puesta en funcionamiento de computadores e internet en los hogares de las poblaciones urbanas y rurales más  vulnerables. 

Si hay dinero para el "sector productivo", con más razón lo debe haber para el más productivo de todos los sectores: la educación de niños, niñas y adolescentes. Esta iniciativa debe incluir un programa ("para que nadie se quede sin minutos") de uso del teléfono celular como herramienta de comunicación entre profesores y  maestros con padres de familia y estudiantes. La elaboración de material didáctico y su distribución física especialmente en zonas rurales debe ser una prioridad. Una vez el Gobierno Nacional dé la orden de reabrir colegios y universidades, la Academia sugiere que se adecúen espacios amplios, técnica y sanitariamente habilitados, para que, manteniendo el distanciamiento social apropiado, los estudiantes puedan conectarse con sus maestros y con sus cursos. Posiblemente las bibliotecas municipales, las casas de cultura o las iglesias puedan servir para este propósito. La Academia hace un llamado urgente para que el Estado, los industriales y la sociedad en general interioricen la gravedad del problema.

Foto: Unsplash.com

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ELESPECTADOR.COM