Por Kees Roks, vicepresidente de Novartis Oncology, América Latina y Canadá.
El tema de este año en el Día Mundial de la Salud se centró en la diabetes y la necesidad de crear conciencia sobre este padecimiento, aprender a minimizar los riesgos de desarrollarlo y cómo detectarlo y tratarlo.
La diabetes se asocia con complicaciones que van desde presión arterial alta, derrame cerebral y enfermedad cardíaca, enfermedad del riñón, daños al sistema nervioso, problemas de la visión, e infecciones de la piel, entre otros.
A primera vista, podría parecer que la diabetes y el cáncer no están relacionados; sin embargo, como sucede con otras enfermedades no contagiosas, el número de enfermos de diabetes y cáncer está aumentando continuamente, sobre todo en los países de bajos y medianos ingresos; y según estudios recientes, las personas con diabetes tipo 1 y tipo 2 son más comúnmente diagnosticadas con cáncer –y tienen más probabilidades de morir de cáncer– que las personas sin diabetes. La relación entre las dos enfermedades es más fuerte entre ciertos tipos de cáncer, incluido el cáncer de riñón, pancreático, de seno y colorrectal.
Cada año, aproximadamente 1,5 millones de personas mueren como consecuencia directa de la diabetes; y más del 80% de las muertes por diabetes tienen lugar en los países en desarrollo. Por su parte, el cáncer figura entre las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo, con aproximadamente 14 millones de casos y 8,2 muertes cada año. Se calcula que la proporción de los cánceres diagnosticados en las regiones de bajos y medianos ingresos, como África, Asia, Sudamérica y América Central, constituye aproximadamente el 70% de los casos en todo el mundo.
Sin una detección temprana y un diagnóstico oportuno tanto los pacientes con diabetes como aquellos con cáncer corren el riesgo de ser diagnosticados en etapas avanzadas, reduciendo sus opciones de manejar la enfermedad. El acceso limitado a las herramientas de diagnóstico y a medicamentos innovadores y de calidad es una barrera muy importante a la hora de reducir el creciente impacto de la diabetes y el cáncer en países de bajos y medianos ingresos.
Avances en el cuidado de la diabetes y el cáncer. La prevención y el tratamiento de enfermedades no contagiosas, como el cáncer y la diabetes, sólo pueden lograrse a través del esfuerzo conjunto de los profesionales de la salud, los gobiernos y las agencias reguladoras, las aseguradoras y los individuos mismos. La industria de la salud también desempeña un importante papel para tener un mejor acceso a herramientas de diagnóstico y tratamientos innovadores. Debemos estar conscientes de esta responsabilidad y comprometernos con la búsqueda constante de nuevas formas de transformar el cuidado de la salud y poder lograr grandes triunfos y mejores desenlaces para los pacientes en América Latina.
En el caso de Novartis, compañía en la que trabajo, están en marcha investigaciones para restaurar las células beta perdidas –las cuales producen insulina y permiten al organismo regular los niveles de azúcar en la sangre– en pacientes con diabetes tipo 1. El estudio todavía se encuentra en sus primeras fases, pero los resultados apuntan a que un medicamento oral podría ayudar a tratar o curar la diabetes tipo 1.
También están en proceso estudios para cerrar las brechas en los tratamientos del cáncer en América Latina, consolidando los conocimientos más recientes sobre cómo funciona el cáncer a nivel genético y los mecanismos de oncogénesis, para poder desarrollar opciones innovadoras de tratamiento que buscan inhibir las alteraciones genéticas que provocan el crecimiento y progresión de diversos tumores, mejorando así el desenlace del paciente, en varios tipos de cáncer.
Algunas estrategias para controlar la diabetes y el cáncer en diferentes etapas, incluyen:
*Prevención al reducir la exposición a los factores de riesgo
*Detección temprana
*Acceso oportuno a tratamientos innovadores y rentables
*Promoción de la adherencia al tratamiento
*Monitoreo y apoyo al paciente, ya sea a través de la telemedicina o de una mayor presencia en área remotas
Aunque hay signos de progreso, los pacientes de América Latina con diabetes y/o cáncer todavía se enfrentan a muchas barreras para acceder al cuidado que necesitan. Desde el déficit de recursos y de profesionales de la salud capacitados, a la falta de una infraestructura y de acceso a médicos especialistas, lo que afecta particularmente a los pacientes que están fuera de las áreas urbanas; a la cobertura limitada de terapias innovadoras por parte del sector público; y la amenaza de la oferta de grandes cantidades de medicamentos disponibles en la región que no cumplen los estándares de calidad necesarios.
Teniendo esto presente, es necesaria la colaboración entre los gobiernos y organizaciones sin fines de lucro para ayudar a superar estos desafíos, creando consciencia de los problemas y formando alianzas para facilitar el acceso a herramientas de diagnóstico y tratamientos innovadores.
Todavía queda mucho por aprender sobre la relación entre la diabetes y el cáncer; por ejemplo, si podría explicarse en parte por los factores de riesgo que hacen que aumente el riesgo de contraer ambas enfermedades, como la obesidad, el género de la persona o la ausencia de actividad física o de una dieta saludable. También queda mucho por hacer para garantizar que todos los pacientes tengan acceso al mejor cuidado posible.
No obstante, está claro que los pacientes también deben empoderarse para combatir estas enfermedades. Los investigadores recomiendan que las personas con diabetes se hagan pruebas para ver si tienen cáncer, lo cual podría ayudar con la detección temprana, reduciendo así las muertes prematuras debido al cáncer.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Gente Saludable del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).