Un equipo de científicos australianos ha creado el ‘Biopen’ que "imprime" un material derivado de la combinación de células madre con un tipo de hidrogel.
Pablo G. Bejerano, Think Big. La investigación que ha llevado a cabo un equipo de científicos del Hospital St. Vincent, en Melbourne, ofrece un abanico de posibilidades para mejorar las intervenciones quirúrgicas. El resultado de este trabajo ha sido el ‘Biopen’, un bolígrafo que imprime en 3D con un material derivado de la combinación de células madre y de un tipo de hidrogel. Con este dispositivo los cirujanos pueden reparar el cartílago de un paciente durante una operación.
La reparación de cartílago suele ser dificultosa, pues hasta que no se abre no se sabe con exactitud cómo de dañado está este tejido. De ahí que haya problemas para determinar previamente cuánto material se va a necesitar. “El Biopen es una versión móvil de una impresora 3D”, así define este dispositivo el profesor Peter Choong, director de cirugía ortopédica en el Hospital St. Vicent, antes de añadir que para el cirujano es como si tuviera una de estas máquinas en sus manos. Para un trabajo de alta precisión, como es el que realizan estos profesionales durante las intervenciones, contar con un dispositivo tan útil como una impresora 3D y que se pueda manejar hábilmente con las manos supone un gran avance.
“El cirujano puede, por ejemplo, reparar un pequeño defecto en el cartílago”, apunta Choong. El profesor hace hincapié en la posibilidad que ofrece el Biopen para personalizar la cirugía. Y es que hasta ahora el efecto de la impresión 3D en el sector médico pasaba por tres fases diferenciadas. En una primera se estudiaba el problema, teniendo que enviar un modelo 3D a impresión en el segundo paso. Finalmente se colocaba al paciente la pieza o el tejido impreso en 3D.
El Biopen reduce este proceso, permitiendo al cirujano reparar un daño causado en el cartílago directamente, lo que además permite una mayor precisión, pues existe la posibilidad de avanzar poco a poco en lugar de colocar una pieza ya formada de golpe. El cirujano puede hacer justo lo que quiere hacer. Al abrir es cuando evalúa con conocimiento de causa los daños en el tejido y el bolígrafo 3D le ofrece una gran flexibilidad para actuar de la mejor manera posible.
La creación del dispositivo ha sido posible gracias al trabajo conjunto de perfiles diferentes, entre los que se encuentran cirujanos, biológicos especialistas en el campo celular y científicos especializados en electromateriales y en polímeros. Había que estudiar lo que ocurre en la superficie del cartílago e imitarlo para poder reparar el tejido con los materiales adecuados.
El biogel que sale del bolígrafo 3D se queda fijo mediante luz ultravioleta y la supervivencia de las células tras el proceso es de un 97%, según han comprobado los investigadores.