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Perú: Así es el trabajo en el Instituto de Salud del Niño de Breña
Jueves, Octubre 26, 2017 - 08:30

El médico José Tantaleán Da Fieno señala que la Unidad de Cuidados Intensivos de INSN-Breña pone a prueba la fortaleza interior.

Es uno de los pioneros de la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto de Salud del Niño (INSN) de Breña. Tiene tres décadas como médico intensivista pediatra y afirma que ese oficio es fundamental para salvar la vida a bebés, niños y hasta adolescentes que están en riesgo de perderla.

¿La lectura de un libro puede cambiar la vida a un niño? Esto le ocurrió al doctor José Tantaleán Da Fieno. Tenía 10 años, recuerda, cuando llegó a sus manos "Los cazadores de microbios". Un texto que describía con prolijidad cómo empezaron a descubrirse esos bichos gracias a la creación del microscopio. Al terminar de leer el texto tomó la decisión de ser médico. Determinación que le sirvió, varias décadas después, para salvar la vida de los más indefensos de nuestro país: los niños y niñas.

Hoy es médico asistente de la Unidad de Cuidados Intensivos del Instituto de Salud del Niño (INSN) de Breña. Por muchos años ocupó la jefatura, pero por su experiencia y conocimientos actualmente su función es de coordinación y asesoría.

Con los médicos de esa área se reúne para organizar el trabajo y asesorarlos en aquellos casos que requieren de junta médica para hacer diagnósticos certeros. Con los de otras especialidades también lo hace para invitarlos a las reuniones del equipo UCI y escuchar sus sugerencias sobre el manejo del caso, cuenta. 

“Una de las coordinaciones más frecuentes que realizo son para las intervenciones quirúrgicas en las diferentes especialidades. Aquí en la UCI realizamos operaciones de médula, toráxicas o al cerebro”, comenta.

Pionero de UCI

Pero esta labor de orientación y coordinación tiene una explicación. Don José es uno de los pioneros de la UCI del Hospital del Niño de Breña. Ingresó en esa unidad en 1984 cuando no existía todavía la especialidad de médico intensivista pediatra.

“La especialidad la hicimos en el camino”, recuerda. Él llegó a ese popular nosocomio tres años antes, luego de haber intentado otros trabajos en hospitales de la seguridad social. Solo dos meses al lado de los pequeños le bastaron para saber que dedicaría toda su vida a la pediatría.

Rememora la orfandad que vivió durante los primeros años en la UCI, pues hasta 1984 los cuidados intensivos eran solo para personas adultas.

“No tenía a quién acudir para pedir un consejo. Fue cuando decidí ir a Suecia para estudiar la especialidad. Fue un atrevimiento aceptar este encargo que me dieron, y no me arrepiento de haberlo hecho. Al terminar mis estudios en el país escandinavo pude quedarme allí, me lo propusieron, pero preferí regresar a mi país porque me di cuenta de que aquí me necesitaban”.

Satisfacción 

Han pasado más de tres décadas, y hay muchas cosas que contar. Sin embargo, la satisfacción de ver cómo un bebito, al borde de la muerte, sale jugando y feliz, es la más grata que tiene hasta el día de hoy.

Muchos problemas aún existen en una entidad pública como el INSN- Breña. Todavía hay mucha burocracia, dice, y falta entrenamiento especializado. Aún así el doctor Tantaleán Da Fieno, de 66 años, no deja de estar al pie del cañón. “Aquí me siento útil”, dice.

Para él, la UCI pediátrica sigue siendo el lugar que pone a prueba la fortaleza interior de un profesional de salud y su capacidad de hacer empatía con los que más sufren. “Aquí aprendí a comunicarme con las familias, a entender su dolor y hablar con ellos desde ese sentimiento”. Don José tiene un alma sensible.

Autores

Andina