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Brasil pierde influencia en América Latina
Sábado, Diciembre 1, 2012 - 16:56

Absorbido por sus problemas económicos, el país parece estar desaprovechando la falta de interés de Estados Unidos en América Latina para afirmar su liderazgo en la región.

Sao Paulo. La hoja de viajes de la presidenta Dilma Rousseff dice mucho sobre las prioridades internacionales de Brasil.

En sus dos primeros años en el poder pasó más de la mitad de su tiempo de viaje en Estados Unidos, Europa y China, que juntos representan la mitad de sus mercados internacionales.

¿Y en América Latina? Apenas 30%.

Absorbido por sus problemas económicos, Brasil parece estar desaprovechando la falta de interés de Estados Unidos en América Latina para afirmar su liderazgo en la región.

Y las consecuencias económicas son claras. Las exportaciones brasileñas a América Latina se hundieron 11,3% en los primeros 10 meses de 2012, el doble de la contracción de 5,5% en las exportaciones totales.

La inversión brasileña en el extranjero, tradicionalmente dirigida a los países vecinos, se desplomó 34% en los nueve primeros meses del año.

"La prioridad de la administración Rousseff han sido las medidas de aumento de la competitividad. La acción en América Latina ha sido secundaria", dijo el consultor Welber Barral, ex secretario de Comercio Exterior.

El soft-power brasileño, la influencia internacional emanada de su estatura de potencia emergente, se desvanece. Y Brasil pesa cada vez menos en la región, su área natural de influencia.

La pérdida de influencia se traduce en menos negocios para el sector privado brasileño, boicoteando los esfuerzos de un gobierno que está gastando miles de millones de dólares para evitar una excesiva apreciación del real y oxigenar su industria con incentivos fiscales.

Bolivia le dio una bofetada al cancelar un contrato de obras públicas de una constructora brasileña. Y Argentina, un importante destino para las manufacturas brasileñas, impuso trabas comerciales que hundieron 20% las exportaciones brasileñas en los primeros 10 meses de 2012.

Los economistas apostaban que Brasil, la sexta mayor economía del planeta, creciera este año 1,5%, un pálido reflejo de su ritmo de expansión de la última década y menos de la mitad del promedio de sus vecinos latinoamericanos según la Cepal.

Pero decepcionantes datos del tercer trimestre divulgados este viernes podrían llevar al mercado a ajustar nuevamente sus pronósticos a la baja.

"El contexto económico es bastante desfavorable", dijo João Augusto Castro Neves, analista de la consultora de riesgo Eurasia Group en Washington. "Y eso se refleja en una cierta timidez de la proyección de Brasil en América Latina".

"En un escenario de bajo crecimiento, ejercer el liderazgo regional es mantener o administrar el status quo", añadió.

Eso quiere decir controlar la agenda regional, no atarse a proyectos regionales demasiado ambiciosos y mantener a raya la influencia de otras potencias como Estados Unidos.

China. Tras afirmar su liderazgo regional a mediados de la década pasada, cuando la economía despegó por el boom de las materias primas y la demanda doméstica, Brasil fijó su mira más allá del horizonte.

Brasil subió al escenario global como la "B" del BRICS, el grupo de potencias emergentes integrado además por Rusia, India, China y Sudáfrica.

Según su hoja de viajes, Rousseff pasó más días de visita en China que en cualquier país de América Latina. Y tiene sentido, considerando que Pekín es el mayor socio comercial de Brasil y principal comprador de su mineral de hierro y soja.

"Brasil vio en los BRICS una oportunidad de dejar de ser apenas un país latinoamericano y volverse finalmente un actor global", dijo Marcelo Coutinho, un politólogo de la Universidad Federal de Rio de Janeiro.

"Y eso esto tuvo efectos no anticipados por la diplomacia brasileña: Brasil acabó perdiendo buena parte de su market share en América Latina ante China", añadió.

La industria textil brasileña, por ejemplo, tenía a mediados de la década pasada 40% del mercado de importaciones de Argentina, contra 3% de China.

"Hoy Brasil tiene apenas 20% del mercado argentino y China un 29%", dijo a periodistas el director de la Asociación Brasileña de la Industria Textil, Fernando Pimentel.

Además de ganar mercados para sus bienes de consumo gracias a la apreciación de las monedas latinoamericanas, China invirtió US$23.500 millones en América Latina entre 2005 y 2010, principalmente en explotación de materias primas desde metales a energía.

Durante una gira por la región a mediados de este año, el primer ministro Wen Jiabao ofreció un crédito de US$10.000 millones para proyectos de infraestructura en América Latina.

El avance chino coincidió con un retroceso de la inversión brasileña en América Latina, que se volvió más caras debido a la depreciación del real.

Muchas empresas brasileñas optaron además por repatriar sus utilidades para invertir en el mercado doméstico, aprovechando las agresivas medidas de estímulo al consumo con las que Rousseff intenta resucitar la economía.

"Este no fue un buen año", dijo Rubens Barbosa, un ex embajador brasileño en Washington y presidente del consejo de relaciones internacionales del lobby industrial Fiesp.

"El comercio está cayendo sobre todo debido a la pérdida de competitividad de los productos brasileños", añadió.

Cambio de tono. Rousseff viaja poco. En sus dos primeros años en el poder realizó 31 visitas al extranjero, poco más de la mitad que su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva en el mismo período.

"Hay una cuestión de estilo", dice Castro-Neves, de Eurasia. "Ella no se interesa tanto por política exterior como sus antecesores".

Pero el analista dice que además Rousseff decidió bajar el tono de la "diplomacia presidencial" de sus antecesores Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso.

Eso, en parte, para remendar las relaciones con Estados Unidos, deterioradas en 2010 durante la administración Lula cuando Brasil votó en la ONU contra unas sanciones a Irán por su programa nuclear.

La crisis económica global volvió más hostil el escenario regional y un rebrote de proteccionismo llevó a Brasil a reescribir a comienzos de 2012 un acuerdo de libre comercio de autos con México, liquidando la posibilidad de una mayor integración entre las dos mayores economías de América Latina.

México acabó aliándose con Chile, Colombia y Perú, las economías más dinámicas de América Latina, para crear este año la Alianza del Pacífico, el embrión de una zona de libre comercio a espaldas de Brasil y con la mira en Asia.

La musculatura geopolítica de Brasil también perdió fuerza en una región polarizada, dijo el ex presidente Cardoso en una entrevista publicada esta semana por el diario Valor Económico.

"Fuimos perdiendo espacio, no queremos tomar posiciones. Entonces, de alguna manera, perdimos nuestra relevancia política en el continente, que era incuestionable", añadió.

La presión brasileña no logró impedir a mediados de este año la destitución sumaria del presidente Fernando Lugo en Paraguay, que fue temporalmente suspendido del Mercosur.

Y la expansión regional de las constructoras brasileñas, que a caballo de generosos créditos del Gobierno se transformaron en símbolos de la presencia brasileña desde Caracas a la Patagonia argentina, trastabilló en Bolivia.

El presidente Evo Morales canceló este año la construcción de una carretera de unos US$420 millones a cargo de la constructora brasileña OAS tras violentas protestas indígenas que sacudieron su gobierno a gritos de "¡Lacayo de las empresas brasileñas!".

Pero los analistas dicen que Brasil puede todavía dar vuelta el juego.

"No es tarde", dijo el ex secretario de Comercio Exterior Barral. "Pero Brasil tiene que trabajar con urgencia, tanto en relación a la profundización de los acuerdo comerciales como en la búsqueda de nichos de mercado para que sus productos sean más competitivos".

Tiempo todavía hay, pues Obama mantendrá de espaldas a la región en su segundo mandato que comienza en enero. Pero será cada vez más difícil.

"Hace cuatro años Brasil estaba dando las cartas", dijo Coutinho, de la Universidad Federal de Río de Janeiro. "Ahora tenemos un actor de fuera, China, que cambia todo".

Autores

Reuters