Díscolo con raíces falangistas, es uno de los intendentes más recordados de la Región Metropolitana. No por nada, ya que junto a Joaquín Lavín dieron inicio a la mediatización de la política en Chile. Su currículo electoral cuenta con las ganas -solo ganas- de ser presidente de la República, una postulación a diputado por la V Región que no llegó a buen puerto, una amistad con el progresismo que terminó en distancia y hoy un renacimiento como ideólogo de fundaciones de emprendimiento y educación.
-Hoy está fuera del círculo político activo, siendo que es parte de una familia de élite de la política chilena. ¿Conforme con su carrera actual, con las decisiones que tomó?
-Estoy feliz, me siento complemente realizado y no me arrepiento de nada de lo que hice para atrás.
-La futura intendenta, la independiente Karla Rubilar, tendrá que lidiar con el "Caso Basura" donde varios ex alcaldes arriesgan hasta 16 años de cárcel. Una vez, siendo usted intendente, dijo la frase "en el negocio de la basura lo más limpio es la basura". ¿Fue profético?
-Me recuerdo bien en una reunión que uno de los operadores a cargo de la concesión de los basurales me dijo: "Intendente, acá hay que mirar para el lado". Yo le dije, mire para el lado usted y váyase por la puerta.
-Un ambiente corrupto total.
-Cuando el mercado no funciona en una actividad regulada, es porque hay corrupción. Hoy hay un pecado de origen en el plan regulador metropolitano: todas las actividades contaminantes se ponen en la periferia de Santiago. Hoy tenemos un concepto de sociedad segregada. No hemos aprendido aún que las grandes ciudades pueden convivir con las cosas buenas y malas.
-El Transantiago vuelve a aumentar su tarifa, ¿es justo el precio con la calidad del servicio?
-Yo creo que ha cumplido con los objetivos que se propuso. Uno, la baja de muertos producidos por atropello del transporte público, las mejoras ambientales en materia de emisiones contaminantes que venían de los buses y la profesionalización de los conductores. Lo malo es que no hubo ninguna preparación de los tiempos de espera y de transbordo.
-Pero el servicio aún recibe muchas críticas de la población.
-Y han sido esas mismas críticas lo que va justificando la evasión. Todos esos movimientos ciudadanos de pro evasión son unos aprovechadores. Otra cosa es la discusión de si el transporte público debe ser pagado o no, pero que algunos paguen y otros no, es inaceptable. Y eso fue -la evasión- el resultado del primer gobierno de Bachelet con la política de mirar para el lado una situación que fue escalando.
-¿Es un sistema de transporte óptimo, entonces?
-Yo creo que dentro de América Latina debe estar por lejos dentro de los tres primeros.
-La Fórmula E, ¿trajo más beneficios que problemas?
-Ambos, creo yo... pero más beneficios. Lo que sí es que no hubo algo vital: coordinación entre la Intendencia y las alcaldías. Las molestias se dieron en la gente porque este evento tomó vuelo dos semanas antes y la población no estaba correctamente informada de los desvíos.
JUBILACIÓN ANTICIPADA
-Siendo asesor de tu tío, el ex presidente Patricio Aylwin, le tocó el recibir las llaves de La Moneda al momento de irse Pinochet e instalarse el nuevo gobierno. Con toda la esperanza de ese momento, ¿se cumplió el objetivo país que se propuso la ex Concertación, hoy Nueva Mayoría, de un Chile más justo?
-Voy a usar una frase que está desprestigiada: "La política son los sueños por proyectos, en la medida de lo posible".
-Sigue sonando un tanto conformista eso.
-No, porque lo posible resultó ser mucho más de lo que conseguimos a partir del año 90. ¿Quién hubiera pensado que el jefe de la policía represiva iba a morir en la cárcel? Si ese entonces nos hubiéramos dejado llevar por discursos de que hay que meterlos a todos a prisión, lo más probable es que no hubiéramos tenido lo que se logró.
-Pero a pesar de eso, hoy la Nueva Mayoría está funcionando con un desprestigio enorme.
-Estoy de acuerdo, y eso nace desde el segundo gobierno de Michelle Bachelet y el tono de soberbia con que realizó las reformas; súmale que estas enmiendas se realizaron sin diálogo de las partes, por ende, terminaron paralizando el país.
-Eso le abrió el camino al triunfo a Sebastián Piñera al final.
-Sí, pero más que a Piñera, a cualquiera que hubiera sido capaz de capitalizar esos errores en triunfos propios. Las reformas de Bachelet marcaron el colapso final de la Nueva Mayoría, una coalición que había sido exitosa en la historia de Chile.
-Si hablamos de fracasos, su ex partido, la Democracia Cristiana, ya dejó la crisis y quizás está... ¿en etapa de funeral?
-Yo creo que la DC está en un estado terminal y eso se da por un hecho relevante: los máximos líderes de la DC estaban al servicio de interese particulares y no del país. Y con eso me refiero por ejemplo a la Ley de Pesca.
-¿Está hablando de Andrés Zaldívar?
-Sí y de otros. La DC en materias como la de defensa del consumidor u otras materias importantes, término haciendo política en favor de interés particulares y no por los objetivos del país.
-¿Se debería retirar Andrés Zaldívar de la política?
-Yo creo que debería retirarse, ya lo dejó la micro.
DISCURSO AÑEJO
-Hablando de renovación. ¿Le gustaría ver a Beatriz Sánchez o a alguien del Frente Amplio (FA) como presidente?
-No lo sé. Yo coincido, sí, en muchas cosas con el FA, como la pésima redistribución de la riqueza que hay en Chile, pero me cuesta ver a una de ellos aún en La Moneda.
-Tuvo cercanía con Marco Enriquez-Ominami, ¿qué los distanció?
-Bueno, Marco no se recuperó nunca de que la Nueva Mayoría hubiera asumido las banderas que tenía su movimiento en 2009. A eso súmale que después agregó un discurso de izquierda de los años 60 y más allá de los problemas de financiamiento irregular, con ese discurso confirmó su lápida. Quiso volver a ser candidato presidencial con un discurso totalmente añejo.
-¿Vuelve a la política?
-No. Yo cargo con una imagen de una generación que no fue capaz de renovarse. Ahora, escupir al cielo dicen que es malo...