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Por qué los emprendedores apuestan por las plataformas digitales
Lunes, Marzo 6, 2017 - 13:08

La llegada de Internet supuso la posibilidad de acceder a una fórmula de distribución mucho más eficaz y eficiente.

Dicen que en las familias empresarias el gen emprendedor se transmite de generación en generación. Y así ha sido en el caso de Júlia Puig, miembro de la cuarta generación de una familia que lleva más de cien años levantado un negocio hasta convertirlo en el sexto productor de perfumería selectiva en el mundo, el Grupo Puig.

Sin embargo, Júlia no trabaja en el grupo. Ella ha decidido iniciar su propio camino al margen de la empresa familiar y apostar por la creación de una start-up. Ella y su abuelo, Mariano Puig, han asistido recientemente a una sesión sobre las oportunidades de las plataformas digitales junto a la profesora Júlia Prats en el campus del IESE en Barcelona.

Es en el portal de noticias de IESE donde ahondan en este encuentro sobre el recambio generacional de esta familia. 

Júlia Puig es directora comercial y miembro del equipo fundador de Opportunity Network, una red social empresarial que trata de satisfacer las necesidades de dirigentes empresariales: desde buscar un socio para invertir en Asia, hasta encontrar una empresa para colaborar en el desarrollo de un nuevo producto.

Fundada en Nueva York en 2014 y con oficinas también en Barcelona, la empresa ha firmado acuerdos de colaboración con distintas entidades financieras internacionales para promocionar su plataforma entre sus clientes. Hoy, esta “start-up” cuenta ya con más de 13.500 miembros en 130 países, y ya ha conseguido un flujo de transacciones valorado en más de 40 millones de dólares.

Los tiempos cambian

Para Mariano Puig (PDG ‘64), miembro de la segunda generación al frente de la empresa familiar, artífice de la internacionalización de la compañía y abuelo de Júlia, opina que, en su época, hubiera sido de gran utilidad contar con una plataforma como Opportunity Network: le hubiera allanado el camino en el proceso de encontrar un distribuidor para el mercado americano.

Durante la sesión explicó cómo se las arregló para introducir los perfumes de Puig en los distintos mercados internacionales allá por los sesenta –hoy el Grupo Puig obtiene más del 90% de su facturación en el exterior–.

El auge de las plataformas digitales

El caso de Opportunity Network no es un fenómeno aislado. Tenemos muchos ejemplos de plataformas digitales: Facebook, Airbnb, Uber, LinkedIn, Alibaba… Su actividad no es vender productos, sino generar negocio reuniendo en una misma plataforma la oferta y la demanda para un determinado mercado, creando vínculos e intercambios de valor sin dejar de actuar como meros intermediarios. Pero, eso sí, creando unos efectos de red que son los que garantizan la escalabilidad y rentabilidad de su propuesta.

Para Júlia Prats, profesora de Iniciativa emprendedora del IESE, estos modelos de negocio basados en el uso de plataformas suponen ir un paso más allá en la digitalización.

La llegada de Internet, explica la profesora, supuso la posibilidad de acceder a una “fórmula de distribución mucho más eficaz y eficiente, ya que permite llegar a mercados mucho más grandes con una inversión mucho más pequeña, bajando los costes de distribución prácticamente hasta cero”.

Sin embargo, en el caso de las plataformas digitales, “no solo son mucho más eficaces y eficientes a la hora de llegar a nuestros clientes, sino que además permiten conseguir mejores márgenes en la parte de producción”, explica Prats.

“Nos estamos encontrando con una ‘revolución’ porque los márgenes a los que estábamos acostumbrados cuando el negocio era lineal son ridículos en comparación con los que puede promover el efecto red de una plataforma”.

Tres factores de éxito

¿De qué depende el éxito de una plataforma digital? Según la Prof. Júlia Prats, hay tres factores clave que determinan la viabilidad de este tipo de negocios:

  1. La facilidad para conectarse y realizar transacciones a través de la plataforma.
  2. La capacidad para atraer a participantes en los dos lados del mercado (productores y consumidores).
  3. La capacidad para crear intercambios de valor para cada uno de los participantes.

Si alguno de estos tres pilares falla, el efecto red se pierde y la plataforma “se cae”. En cambio si los tres funcionan como deben, todo el sistema se retroalimenta y aumenta su valor.

“A mayor número de productores en nuestra plataforma, mayor valor podemos ofrecer a nuestros clientes; a mayor número de clientes, mayor valor podemos ofrecer a nuestros productores. Y, por tanto, hay un incentivo positivo para que todo esto se vaya retroalimentando”, concluye Prats.

Autores

AméricaEconomía.com