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Mejor no descongelar
Martes, Octubre 30, 2012 - 16:04

El descubrimiento del potencial de la Antártica para liberar metano añade urgencia a la necesidad de detener el calentamiento global.

Los argentinos suelen decir, con su talento para el sarcasmo cuando a un problema se agrega otro nuevo: “Éramos pocos y parió la abuela”. Tal sentimiento es aplicable al descubrimiento hecho por un equipo de investigadores de la Universidad de California (UCSC), que indica que la Antártica podría contener hasta 21.000 millones de toneladas métricas de materia orgánica parcialmente convertida en 4.000 millones de toneladas de metano. Tal cantidad, inmensa, es más de 10 veces el tamaño de los stocks de metano sepultados en las regiones de permafrost en Siberia. El punto es que si la cobertura de hielo del continente helado colapsara, aunque fuera sólo parcialmente, tal metano liberado aceleraría mucho el calentamiento global.

Según Slawek Tulaczyk, uno de los autores de la investigación, la materia orgánica de los bosques y praderas que cubrían –hace 35 millones de años– lo que hoy es un desierto helado, sigue ahí, bajo el hielo y “nuestros modelos muestran que a lo largo de millones de años, los microbios han transformado ese viejo carbono de origen orgánico en metano”.

Por ahora el gas está atrapado, de modo que resulta vital que la Antártica no siga el destino de su hermano, el Mar Ártico. Justamente, a comienzos de septiembre, Peter Wadhams, profesor de Física Oceánica en la Universidad de Cambridge, alarmado, advirtió que el derretimiento del Ártico es tan veloz que “podríamos ver un colapso completo de él en 2015”, lo cual aceleraría el descongelamiento de la citada Groenlandia “y también, considerablemente, el calentamiento del lecho marino (ártico) y la liberación de más metano” que se encuentra allí.

Wadhams es tan pesimista que llamó a preparar seriamente planes de geoingeniería con vistas a enfriar el planeta y también a acelerar el desarrollo de las plantas de energía nuclear de torio (bajo ciertas condiciones menos peligrosas que las actuales de uranio y plutonio). Como opción, también el mes pasado, Kate Marvel, del Lawrence Livermore National Laboratory de EE.UU., dio a conocer un trabajo -en la revista científica Nature Climate Change- que muestra que la energía eólica puede satisfacer la totalidad de la demanda energética mundial, sin afectar más que marginalmente al medio ambiente.

Actualmente la humanidad usa 18 Terawatts (TW) de energía. La energía eólica de superficie (molinos en tierra y agua) puede aportar hasta 400 TW y el potencial de creación de turbinas-cometas (que se mantienen volando) es de 1.800 TW. Falta la energía de la voluntad.

Autores

Redacción AméricaEconomía