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Se acabó la incubadora, ¿y ahora qué?
Lunes, Junio 2, 2014 - 14:34

Rob Castaneda, CEO de ServiceRocket y mentor de Endevor, reflexiona sobre el camino a seguir en esta etapa.

Numerosas startups chilenas han pasado por las aceleradoras. Pero después que se acaba, ¿qué hacer?. ¿Cómo afrontar el camino en solitario? ¿Seguir adelante con el sueño? ¿Es tiempo de considerar emplearse? ¿Llamar a la puerta de los inversores o esperar? Como ejemplo, en Chile está por finalizar el ciclo de aceleramiento que ofrece por un año el programa internacional de Telefónica Wayra, y para sus startups empieza una nueva etapa.

Si bien hay numerosas aceleradoras de startups y hay proyectos de empresa para todas, nunca sobran cupos. Los mejores proyectos conseguirán entrar en las aceleradoras de más prestigio; los que queden fuera buscarán otras opciones menos conocidas que prometan también ese acceso a conocimiento, a consejos, a financiación y a inversores. Ese truco mágico que acelerará todo el proceso de convertirse en una empresa.

No obstante, es muy raro oír hablar de qué pasa con todas esas startups una vez que se gradúan. Se cierra una promoción, empieza otra. La anterior es lanzada al mundo para empezar a volar sola y a poner en práctica todo lo aprendido durante el programa. Llegan ecos de las startups que tienen un éxito atronador y sí, se comenta su paso previo por una aceleradora. Pero ¿qué pasa con el resto?

Según Rob Castaneda, CEO de ServiceRocket y mentor de Endevor, "al salir de una aceleradora de empresas en la que has estado acostumbrado a intercambiar impresiones y opiniones con otras personas, en muchas ocasiones acabas buscando de nuevo un entorno colaborativo y en el que encuentres a gente con la que puedas establecer sinergias".

Algunos piensan en repetir con otro programa cuando estén en otra fase de desarrollo, otros creen que lo mejor es continuar el camino de forma independiente. Casi todos creen que el programa que escogieron tenía todavía mucho margen para mejorar, y algunos se culpan por no haber escogido la aceleradora que realmente necesitaban. Un año después de sus graduaciones, miran atrás y recuerdan por qué entraron y valoran si fue una buena decisión.

La mayoría trata de seguir avanzando hacia la madurez, tratando de llegar a ese momento en el que las cosas vayan moviéndose por sí solas. Para Castaneda, "de la aceleradora, de ese curso intensivo en el arte de la empresa, quedan sobre todo los contactos adquiridos y las habilidades que el programa ha obligado al emprendedor a desarrollar. Conocimientos específicos no tantos, pero en general todos coinciden en que vale la pena".

Autores

AméricaEconomía.com