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Empresas hacen de todo para bajar costos en crisis argentina, pero evitan despedir trabajadores
Jueves, Enero 17, 2019 - 09:42

Una característica poco común e inusual de la crisis económica que afecta a la tercera economía más grande de América Latina es la ausencia de despidos masivos.

Buenos Aires.- Como muchos empresarios argentinos, Marco Meloni está haciendo todo lo posible para evitar despidos en su empresa textil a pesar del derrumbe de sus ventas, de tasas de interés de más del 70% y un fuerte aumento de las tarifas de los servicios.

¿La razón? No tiene el dinero para despedir.

Una característica poco común e inusual de la crisis económica que afecta a la tercera economía más grande de América Latina es la ausencia de despidos masivos.

Las pequeñas y medianas empresas (Pymes), las mayores generadoras de empleo en Argentina, han sido muy afectadas por la inflación de casi el 48%, la caída del peso y los importantes recortes a los subsidios para los servicios públicos, que han aumentado considerablemente los costos operativos de las empresas.

Pero la tasa de desempleo se mantiene en torno al 9%.

Entrevistas que Reuters realizó con empresarios en las industrias textiles, del plástico, vestimenta y de equipamientos, funcionarios del Gobierno y líderes gremiales muestran que muchas compañías están adoptando distintas estrategias para tratar de sobrevivir hasta que la economía empiece a recuperarse, algo que el Fondo Monetario Internacional estima que sucederá en el segundo trimestre.

Las empresas están reduciendo el horario laboral, cerrando la producción determinados días, recortando turnos o dando vacaciones adelantadas, en anticipación de una mayor demanda de sus clientes una vez que la economía se recupere.

Los trabajadores registrados se redujeron en solo 120.000 puestos entre octubre de 2017 y octubre de 2018, según los últimos datos oficiales. Eso representa el 1% de los 12 millones de la fuerza laboral ocupada.

Por el contrario, Estados Unidos perdió cerca del 6%, o unos 8.7 millones de puestos de su fuerza laboral durante los dos años de la recesión de 2007-2008 dado que las empresas despidieron personal para mantenerse a flote.

Argentina tiene una de las legislaciones laborales más generosas del mundo y hacen más difícil para empresarios como Meloni adaptarse a una economía en recesión. Típicamente en un clima económico complicado, las empresas recortan personal para reducir costos.

Pero en Argentina dar ese paso podría aumentar dramáticamente los costos y llevar, potencialmente, a la quiebra a una empresa.

Las leyes laborales, impulsadas fuertemente a partir de los sucesivos gobiernos peronistas desde la década del 40’, convirtieron a Argentina en uno de los países más caros de América Latina para tomar o despedir trabajadores.

Las empresas deben pagar a los empleados despedidos un mes por cada año de servicio, más un plus de al menos un mes de preaviso, sin un tope máximo.

Por el contrario, el país vecino de Chile tiene un máximo en las indemnizaciones. Los costos de despido en Argentina están entre los más altos del mundo, según datos de Doing Business, del Banco Mundial, que monitorea las regulaciones en unos 190 países.

Aviso al gobierno. La legislación laboral argentina contribuyó a contener lo que podría haber sido un fuerte aumento en la tasa de desempleo. Además, el presidente liberal Mauricio Macri, que busca reformar la rígida normativa del país para estimular la llegada de inversiones extranjeras, está tomando pasos para disuadir a las compañías de despedir trabajadores.

El 13 de noviembre el Gobierno decretó que las empresas deben informar con 10 días de anticipación los planes de despidos para que el Ministerio de Producción y Trabajo pueda hallar formas de mantener los puestos de trabajo.

Macri busca expandir un programa ya existente por el cual se subsidia los salarios de los trabajadores de las compañías que pueden mostrar que se encuentran en dificultades financieras.

El Gobierno todavía no reglamentó el decreto, por lo que no está claro si las empresas están cumpliendo con el aviso.

Como muchos pequeños empresarios, Meloni, que emplea a 105 trabajadores, se ha visto atrapado. Las ventas de su planta en la ciudad de Quilmes, a 30 kilómetros (19 millas) de la capital, Buenos Aires, se redujeron en casi un tercio el año pasado ya que la economía argentina se hundió profundamente en recesión.

“No fue una tormenta”, dijo Meloni en referencia a la descripción que suele utilizar el presidente para describir la crisis económica. “Fue un tsunami. El tsunami mata”.

Meloni explica que la planta, que produce telas, solía operar 24 horas al día de lunes a sábado pero ahora opera solamente 16 horas por día, cinco días a la semana. Como muchos otros empresarios, Melino adelantó las vacaciones de sus empleados con la esperanza de que cuando el verano termine en marzo, la demanda aumente.

Daniel Funes de Rioja, titular de una de las firmas de abogados laborales más importantes del país, dijo que uno de los temas importantes para las empresas, sobre todo para las Pymes, es la antigüedad de muchos de sus trabajadores.

Muchos trabajadores, especialmente de mano de obra no calificada, se mantienen en sus trabajos por muchos años, entonces pagar sus indemnizaciones se vuelve muy caro.

“Hay una cuestión cultural de los argentinos de quedarse en las empresas, y como siempre ha sido muy costoso despedir empleados, entonces se extendió mucho la permanencia de los empleados en las empresas”, dijo Camilo Tiscornia, economista de la consultora C&T en Buenos Aires.

El ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, dijo que las compañías también están reacias a despedir trabajadores porque esperan que la recuperación de la economía llegue pronto.

“Tienen proyecciones, expectativas buenas a futuro, por lo tanto prefieren suspender y no despedir porque el costo de los despidos, más el costo de contratación es fuerte”, dijo Sica en una entrevista.

La tasa de desempleo de Argentina cayó a 9% en el tercer trimestre desde el 9,6% en el segundo trimestre. La desocupación aumentó solo 0,7 puntos básicos respecto al tercer trimestre del 2017, cuando la economía crecía a un ritmo del 3,8%.

Si bien los trabajadores se quedan en sus puestos, los ingresos por sus salarios han caído como consecuencia del recorte de turnos y la jornada laboral más corta. Algunos de ellos han buscado complementar sus salarios con otros trabajos, como conducir automóviles para Uber, que ha crecido fuertemente en Argentina.

“No tomamos bien ninguna de estas medidas (recorte de turnos y de jornadas laborales) pero lo último que queremos son despidos”, dijo José Minaberrigaray, secretario gremial de Setia, un sindicato de empleados textiles que representa a 25.000 trabajadores.

“Tenemos que elegir entre lo malo y lo muy malo”, dijo el dirigente a Reuters.

Vacaciones forzadas. Macri ha buscado impulsar una reforma laboral para hacer más flexible la legislación para contratar y despedir personal, entre otras medidas. Sin embargo se ha demorado debido a las violentas protestas registradas en diciembre del 2017 en contra de cambios en el sistema jubilatorio.

El ministro Sica dijo que volverán a impulsar la reforma en el 2019, aunque será difícil lograr apoyo político en un año electoral.

Por otro lado, Tiscornia sostuvo que la dificultad para despedir personal, en última instancia, perjudica a la competitividad de las empresas argentinas.

“El que puedas despedir fácilmente o bajar rápidamente el sueldo mejora la eficiencia de la economía y la capacidad de ajustarse a las situaciones que van cambiando”, explicó el economista.

“En la economía americana (estadounidense), el despedir gente es tremendamente fácil y están en un mínimo histórico de desempleo porque ese mercado laboral tiene esa flexibilidad tan grande que favorece (...) iniciar un emprendimiento. Acá hacés un emprendimiento, no te funciona y te quedaste clavado con los empleados, entonces ni probas”, agregó.

En la empresa metalúrgica donde trabaja Pablo Mansur, de 31 años, la producción cayó 30 por ciento en los últimos 12 meses. Para mantener ocupado al personal, los trabajadores pintan, limpian o hacen reparaciones, cuenta Mansur.

A los empleados de la metalúrgica les adelantaron las vacaciones para diciembre, un mes donde en general la producción baja por los feriados nacionales.

“Se tomó bien la decisión porque somos conscientes de la realidad, lo vemos en la empresa, no es un capricho”, explicó Mansur.

Jorge Göttert, presidente de Göttert, una empresa de 75 años que produce cabinas de pintura y cintas de traslado y maquinaria para automotrices y madereras, dijo que trató de no despedir personal por sus experiencia de lo sucedido durante la peor crisis financiera del país, a fines del 2001.

En ese momento, la empresa despidió a casi la mitad de sus trabajadores para sobrevivir.

“Después (cuando la economía se recuperó) recomponerlo se nos hizo muy difícil”, contó Göttert.

“Pensamos que esta crisis tiene otro trasfondo y debería ser mucho más corta en el tiempo”, agregó.

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Reuters