La inversión del proyecto asciende a US$ 3.500 millones y sería desarrollado por una empresa privada estadounidense.
Una nueva refinería de alta conversión se planea construir en la provincia de Santa Elena. El proyecto estará a cargo de una empresa privada y es parte el ambicioso plan del Gobierno para captar alrededor de US$ 42.000 millones en inversiones para el sector de hidrocarburos hasta el año 2029.
El Gobierno ha avanzado conversaciones con la firma estadounidense DRL Houston, que está interesada en la planta, anunció el viceministro de Hidrocarburos, Guillermo Ferreira, durante la presentación del plan de inversiones, el 22 de enero.
De acuerdo con información oficial, la inversión total del proyecto alcanzaría los US$ 3.500 millones y tendría una capacidad de procesamiento de 80.000 barriles diarios. La planta trabajará con crudos Oriente y Napo. Producirá gasolina y diésel con categoría Euro 5.
Santiago Quisirumbay, subsecretario de Refinación, Industrialización, Transporte y Comercialización de Hidrocarburos, indicó que se quiere llegar a una política de mejoramiento de la calidad de los combustibles, que va de la mano del mejoramiento de la infraestructura.
Con ese objetivo, se reformuló el proyecto de la refinería de alta conversión que fue planteado en el 2020 (durante el gobierno de Lenín Moreno).
Explicó que la empresa DRL Houston se encuentra actualmente en proceso de aprobación del permiso para ejercer las actividades de refinación e industrialización, lo cual se espera finalice en septiembre de este año. Luego la empresa solicitará el permiso de construcción y operación de la nueva refinería.
“Esta es una nueva tecnología”, explicó el subsecretario, y adelantó que en una segunda fase del proyecto se espera que su capacidad de procesamiento aumente otros 80.000 barriles.
La construcción de la refinería generaría alrededor de 5.000 empleos, 1.000 permanentes en la etapa de operación y 1.000 adicionales por contratos de operación y mantenimiento.
El viceministro de Hidrocarburos aclaró que la legislación nacional permite al país tener capacidad de refinerías privadas. “Ellos (la empresa privada) hacen toda la inversión, todo el contrato de construcción, y ponen en operación”, dijo Ferreira, y explicó que la construcción de la planta tomaría aproximadamente cuatro años.
La empresa presentó su interés hace unos siete meses. En las conversaciones con los inversionistas se acordó que Petroecuador tendrá prioridad para abastecer a la refinería con el crudo que requiere. El petróleo se venderá de manera directa, sin intermediarios, y al precio de cotización del WTI (West Texas Intermediate), precisó Ferreira.
De igual manera, dijo, Ecuador tendrá prioridad para adquirir los combustibles que produzca la nueva refinería.
Por ahora se espera la firma de un memorando de entendimiento con Petroecuador, para establecer la prioridad de venta y compra. Además, está en proceso que la empresa consiga el permiso de construcción por parte de la Agencia de Regulación y Control de Hidrocarburos (ARCH). Entre agosto y septiembre se estima “tener todo cerrado” con los inversionistas.
Al ser consultado sobre cuándo empezaría la construcción de la infraestructura, Ferreira respondió: “En ese momento”.