"No hay duda de que México, Venezuela y Colombia están disminuyendo (su bombeo). Claramente, es la cuenca del Atlántico la que está siendo golpeada por el lado de la producción y el reequilibrio ya ha comenzado", dijo Gary Ross, experto en petróleo y presidente ejecutivo de la consultora PIRA.
Houston/Nueva York. Los productores de crudo de América Latina que están bajo presión financiera podrían ayudar a reequilibrar al mercado petrolero tras el fracaso de los miembros de la OPEP y de países fuera del cártel para acordar un congelamiento en la producción el domingo en Doha.
La negativa de Irán a discutir un techo a su creciente producción en la reunión del fin de semana llevó a Arabia Saudita a echar por tierra un acuerdo que hace sólo unos meses los más optimistas apostaban a que ganaría adeptos para corregir el peor desplome de los precios del crudo en una generación.
"No hay duda de que México, Venezuela y Colombia están disminuyendo (su bombeo). Claramente, es la cuenca del Atlántico la que está siendo golpeada por el lado de la producción y el reequilibrio ya ha comenzado", dijo Gary Ross, experto en petróleo y presidente ejecutivo de la consultora PIRA en Nueva York.
Con un exceso de la oferta mundial en torno a 1,5 millones de barriles por día (bpd), se espera que la producción estadounidense caiga en 700.000 bpd en comparación a los niveles de hace un año, dijo Ross.
Sumado a eso, habría caídas de 150.000 bpd en Venezuela, de 100.000 bpd en México y un fuerte descenso en Colombia. En conjunto, eso representaría recortes de producción de crudo por cerca de un millón de bpd.
Si a eso se le agrega una paralización a corto plazo de un oleoducto en Nigeria y una huelga en Kuwait, el mercado comienza a verse un poco más equilibrado.
Los declives del bombeo en América Latina también podrían ser mayores que lo previsto. La brasileña Petrobras quiere elevar levemente su producción este año, pero se ha visto afectada por un escándalo de corrupción que está desacelerando las inversiones.
Los precios bajos están afectando a los presupuestos necesarios para pagar por nuevos proyectos, especialmente en Venezuela, cuya producción ha sufrido la mayor caída de un miembro de la OPEP desde 2014.
Presionados por la disminución de las inversiones en sus industrias y por una caída en las exportaciones, los miembros de la OPEP Venezuela y Ecuador han buscado con ahínco un recorte conjunto del bombeo desde fines de 2014, pero sus esfuerzos no han conseguido el apoyo de los productores de crudo más grandes del mundo, Rusia y Arabia Saudita.
Con menos opciones para generar los dólares necesarios procedentes de las exportaciones de crudo, los miembros latinoamericanos de la OPEP tienen menos para invertir en infraestructura petrolera. Y eso podría llevar a más declives en la producción, dijo Michael Cohen, jefe de consultoría en materias primas de Barclays en Nueva York.
"Lo que está pasando este año y en los próximos dos años tendrá un impacto profundo en la inversión", comentó. "Llegará un momento en que esos países tendrán dificultades para atraer inversiones para nueva producción", añadió.
La producción de crudo de Venezuela se redujo un 11,9% en el primer trimestre de 2016, a 2,53 millones de bpd, en comparación con el mismo período de 2014, según cifras de la OPEP compiladas por Reuters. Su caída superó incluso a la de Nigeria, cuyo bombeo bajó un 8,8%.
Si la situación financiera de Venezuela empeora, la producción podría desplomarse, advirtió Vikas Dwivedi, estratega global de petróleo y gas de Macquarie.
La producción podría caer hasta en 400.000 bpd si los mejoradores de crudo del país sufren más averías. Entre los riesgos también figuran cortes de energía a nivel nacional, dijo.
Colombia, que no pertenece a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), también podría ver descensos en su bombeo, dijo Patrick Gibson, director de investigación de la oferta mundial de petróleo de WoodMac en Londres.
Colombia tiene "una gran producción madura con altos costos de inversión", lo que pesa sobre su capacidad para mantener la competitividad, según Gibson.