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Viñetas surrealistas de las revueltas norafricanas
Vie, 18/02/2011 - 09:21

Farid Kahhat

Las buenas noticias que trae el fallido atentado a Times Square
Farid Kahhat

Peruano, doctor en Relaciones Internacionales, Teoría Política y Política Comparada en la Universidad de Texas, Austin. Fue comentarista en temas internacionales de CNN en español, y actualmente es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP (Perú) y analista internacional.

Según versión de parte (que conocemos gracias a Wikileaks), el embajador estadounidense cenó en julio de 2009 con el yerno del ex presidente tunecino Ben Alí. Gracias al nepotismo y la extorsión, el sujeto en cuestión era dueño de buena parte de los medios de comunicación del país. El embajador describe su mansión como "suntuosa", y relata que su anfitrión se jactaba de que los helados y yogures habían sido traídos para la ocasión desde Francia esa misma mañana. También le mostró su mascota: un tigre de nombre "Pachá", que comía "cuatro pollos al día". La mansión fue saqueada tras la huida del yerno con su suegro, y el tigre murió a manos de los manifestantes, motivados probablemente por la envidia, ya que ellos no comían cuatro pollos al día.

Las fuerzas armadas llegaron por primera vez al poder en Egipto a través de la “Revolución de los Coroneles”, encabezada por el coronel Gamal Abdel Nasser. Ahora corren el riesgo de perderlo por efecto de una revolución auspiciada por otro coronel: el coronel Sanders. No, no se trata de un coronel egipcio, y sí, nos referimos al abuelo apacible que fundó “Kentucky Fried Chiken”. No, no fue una broma (al menos no pretendía serlo): durante los estertores de la presidencia de Hosni Mubarak, la televisión estatal egipcia se hizo eco de una denuncia anónima, según la cual esa cadena auspiciaba las protestas repartiendo en forma gratuita piezas de pollo entre los manifestantes (presumo que eran picantes, como la coyuntura, y crujientes como el régimen). Así que tal vez el parecido entre el coronel Sanders y León Trosky no sea sólo cuestión de fisonomía (¿o nunca había reparado en el fondo rojo que enmarca su silueta?). El enemigo (el imperialismo, el comunismo o el fundamentalismo, da igual), puede estar en cualquier parte. ¡Paranoicos del mundo entero, uníos!

Según el diario “El País”, la cancillería israelí solicitó a varios gobiernos aliados “que bajen el tono de sus críticas al régimen de Mubarak”, mientras un alto funcionario de ese gobierno les recordó la necesidad de “hacer que sus amigos sientan que no están solos” (en alusión a regímenes como el jordano y el saudí). A su vez, el ministro israelí Ben-Eliezer señaló que Mubarak “sólo aspiraba a marcharse con dignidad”. Todas muestras conmovedoras de compasión y empatía con los temores, frustraciones y susceptibilidades de sus autócratas favoritos. Pese a ser un Estado que se ufana de su condición democrática, los líderes israelíes siempre han tenido una proverbial debilidad por las dictaduras, desde la Sudáfrica del Apartheid, hasta la guatemalteca de Ríos Montt, pasando por la mayoría de los gobiernos del mundo árabe. De cualquier modo, tras el asesinato de miles de opositores y el desfalco de miles de millones de dólares, podría pensarse que tal vez ya era un poco tarde para que Mubarak se marchara con dignidad.  

Según Silvio Berlusconi, “Mubarak ha sido considerado en todo Occidente, (…), como el hombre más sabio en todo Oriente Medio”. Sabio para un musulmán, podría añadirse, dado que Berlusconi también sostiene que “debemos ser conscientes de la superioridad de nuestra civilización occidental sobre los países islámicos”. Lo cual invita a preguntarse qué parte de esa civilización le concierne a él. Porque de las raíces greco-latinas de la cultura occidental, la única herencia discernible es su afición por las bacanales romanas. Aunque en honor a la verdad, Berlusconi también ha dado muestras de simpatía, sino hacia el Islam, al menos hacia ciertos musulmanes. Por ejemplo, tiene por dilecto amigo al líder libio Muamar Gadafi, y también a Karima El Mahroug, más conocida por su nombre de batalla: “Rubí”. A ambos lo unen además relaciones de negocios. 

En cambio, cuando el presidente francés Nicolás Sarkozy exige a Egipto y Túnez que eviten caer en una “dictadura teocrática”, uno no puede sino estar total y absolutamente de acuerdo. Pero cuando recuerda que el gobierno francés ofreció a su par tunecino asesoría para reprimir con mayor eficacia a los manifestantes que pedían democracia, uno tiende a pensar que su problema no es con todas las dictaduras, sino solamente con las teocracias. 

Y ya que hablamos de Sarkozy, sugiero una teoría que lo involucra, y que permitiría prever cuáles son los gobiernos del mundo árabe que deberían poner las barbas en remojo. De un lado la canciller francesa, Michele Alliot-Marie, pasó sus vacaciones de fin de año en Túnez, viajando en el avión privado de un empresario cercano al gobierno de Ben Alí. De otro lado, el primer ministro francés, François Fillon, pasó sus vacaciones de fin de año en Egipto, y estas fueron pagadas en parte por el gobierno de Hosni Mubarak. 

Así que la cosa es simple: si desea saber cuál será la próxima dictadura en caer, lo único que tiene que hacer es averiguar dónde pasaron sus vacaciones los demás ministros de Sarkozy, y quién pagó por ellas. No diría que es una teoría infalible, pero me atrevería a apostar que su poder predictivo no será menor al que han demostrado en estos menesteres las teorías académicas. Admito que, al igual que con la opinión de Berlusconi sobre la sabiduría de Mubarak, el estándar de comparación no es particularmente elevado. Pero me temo que es el único que tenemos.

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