Para realizar un correcto análisis sobre los principales desafíos energéticos de los países de la región durante las próximas décadas, resulta útil aplicar un “lente” tanto sectorial como “territorial”. Es decir, aproximar la mirada para ver cómo algunos países de la región tendrán que enfrentar ciertos tipos de desafíos en ámbitos o sectores específicos de la energía, mientras que otros deberán adoptar enfoques diferentes para hacer frente a las necesidades de su propio futuro.
En términos generales, los grandes temas del futuro para la región en materia de energía serán: ¿Cómo producir más energía verde, es decir, con menores impactos socio-ambientales? ¿Cómo usar la energía de una manera más eficiente? ¿Cómo transmitir “toda” la energía por las largas distancias de Sudamérica, sin perder parte de ella? ¿Cómo lograr complementariedad, es decir, aprovechar la abundancia energética de un país para abastecer a otro (de manera eficaz, rentable y sostenible) Y, por último, ¿cómo reducir la dependencia de los hidrocarburos de otros continentes?
Los países que tendrán que enfrentar seriamente la primera pregunta serán posiblemente Chile, México, Argentina, Ecuador y los países del Caribe anglohablante.
En relación a la segunda pregunta, sin duda alguna Ecuador, Perú, México, Argentina serán los países más interesados en resolverla. La tercera pregunta es prioritariamente para Brasil, Venezuela, Argentina y Chile.
Por lo que se refiere a la cuarta pregunta, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y los países centroamericanos tendrán la tarea de enfrentarse a ese desafío, mientras que la quinta pregunta es sin duda para países como Chile y los mesoamericanos.
Pero desde el punto de vista de la innovación tecnológica, ¿cómo los diferentes países podrán aprovechar los avances mundiales para responder sus grandes interrogantes del futuro?
En la actualidad hay excepcionales avances tecnológicos que nos hacen prever un futuro más “inteligente” para la energía, no sólo en los países desarrollados, sino también en buena parte de los países de la región latinoamericana.
Al respecto no hay duda que los grandes avances en energía solar térmica (CSP, concentrated solar power) permitirán aprovechar eficazmente el enorme potencial solar de países como Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Brasil y México.
Y un ojo de atención habrá que poner a la innovación tecnológica en materia de energía mareomotriz (maritime energy), por medio de la cual la gran mayoría de los países de la región podrían aprovechar nuevas y grandes cantidades de energía. Por otro lado, se están viendo grandes avances de parte de los biocombustibles de 2ª generación. Éstos podrían ser muy importantes, ya que permiten sustituir gasolina y de diésel sin amenazar la disponibilidad tierras y alimentos, ya que aprovechan los residuos forestales, industriales y urbanos para generar energía. Países como Chile, Argentina, Brasil y Colombia están presentando interesantes desarrollos en este sentido.
En términos de tecnologías eficientes, se deben resaltar los resultados de la investigación internacional en materia de superconductores, es decir, materiales que permitirán transmitir la energía a grandes distancias sin tener pérdidas eléctricas (es decir, en condición de resistividad nula); en ese sentido, las aleaciones de Magnesio Diboride ( MgB2) y de Niobio Titanio (NbTi) están proporcionando resultados muy prometedores en los centros de investigación europeos y se están pensando para transmitir la energía solar desde el Sahara hacia Europa (proyecto Desertec).
No obstante la seria discusión que impone el desastre de Fukushima, no hay que olvidar los posibles escenarios que nos ofrecen las tecnologías nucleares de 4ª generación. Destaca la utilización del combustible nuclear Torio (llamado por algunos “la esperanza nuclear”); en efecto, dicho elemento presenta una serie de interesantes ventajas respecto del Uranio: No provoca accidentes como el de Chernóbil o Fukushima. Produce menos de la mitad de los residuos radiactivos que el Uranio. No sirve para diseñar armas nucleares, porque no genera Plutonio, y sólo 7 kg de Torio puede generar la misma energía de 4.000 toneladas de carbón. Las plantas de Torio podrían tener tamaños mucho más reducidos que las actuales, es decir, más aptas a los mercados latinoamericanos. El Torio se encuentra al natural en un número muy grande de países, principalmente los “mineros”…