Tomar en cuenta los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG o ESG, por sus siglas en inglés) para tomar decisiones de inversión es cada vez más frecuente para medir los riesgos y asegurar la rentabilidad futura. En ese sentido, Latinoamérica puede jugar un papel importante en procesos claves, como la transición energética.
Materias primas como el litio y el cobre colocan a América Latina como una región importante para la inversión en transición energética en un mundo que busca reducir drásticamente las emisiones de carbono.
Desde hace varios años, BlackRock, el gestor de activos más grande del mundo, viene apostando por este proceso y por la sostenibilidad en general a través de fondos y activos ASG (o ESG). AméricaEconomía conversó con Axel Christensen, Director de Estrategia de Inversiones para América Latina de BlackRock, quien comentó sobre este enfoque de inversión y los resultados que se pueden obtener. Eso sí, a largo plazo.
¿Qué tan atractiva es la Latinoamérica como polo de inversión sostenible?
Utilizando el marco de mega fuerzas [grandes cambios estructurales que afectan la inversión ahora y en el futuro] para identificar oportunidades, sobre todo de largo plazo, las encontramos en la transición energética, que está ligada a los objetivos de reducción de emisiones de carbono. Así, vemos a la región ligada a la inversión en sostenibilidad desde dos perspectivas: la primera, como una zona –particularmente países como Perú, Chile, Argentina y Brasil– que es fuente de materias primas críticas para este proceso, al tratarse de cobre, litio y tierras raras, que son abundantes en Latinoamérica. La transición energética que ha emprendido el mundo está generando una demanda importante de estas materias primas y tiene un impacto positivo, porque incentiva una mayor inversión en la región.
Otra perspectiva es ver a la región como un punto en el que veremos un incremento en la inversión en infraestructura para que este proceso [de transformación] también se lleve a cabo acá. En el campo de las fuentes de energía renovables, hay una mayor demanda de hidrógeno, sobre todo verde, que usa energía renovable y que va a tener un mayor flujo de inversión. Los países que se sumen a este proceso de reordenamiento de las cadenas productivas van a tener que ajustarse y cumplir con los requisitos en su infraestructura para ir, en paralelo, avanzando también en la reducción de emisiones. Eso va desde el cambio del parque generador hasta invertir en el sistema de transporte como tal.
El reordenamiento de las cadenas productivas es considerado por BlackRock como otra mega fuerza y que, dado los últimos acontecimientos geopolíticos, ha ganado impulso. ¿Este factor geopolítico ha sido el habilitador de las inversiones con criterios ASG?
Exactamente, y esta es probablemente una de las más claras mega fuerzas que se observa en los países del norte y algunos del centro de la región por su cercanía con Estados Unidos. A medida que naciones como México, Costa Rica y otras comiencen a atraer inversión para instalar plantas de elaboración de todo tipo de elementos que se usan en vehículos eléctricos o de ensamblaje, van a requerir inversión. Ahí México tiene un tremendo potencial y va a requerir capitaes importantes, comenzando por, precisamente, un suministro eléctrico que tenga un componente mayor de energías renovables.
También la region necesita inversiones para cuidar el recurso hídrico, que también está enfrentando algunos desafíos. Ahí hay un claro ejemplo de un país que se beneficia de recibir una mayor inversión en la parte de manufactura. Eso también es muy interesante, particularmente, para la región, para incrementar el nivel de sofisticación de la manufactura en cuanto a tecnología.
¿Qué papel juega Sudamérica en esta reconfiguración de las cadenas de suministro globales?
La fragmentación geopolítica también se está materializando en un reordenamiento de las cadenas productivas de alimentos. Y es ahí donde el Cono Sur y países como Brasil, Uruguay y Perú, que tienen una robusta industria agroindustrial, van a comenzar a perfilarse como importantes complementos a países que antes solamente se nutrían de alimentos de regiones que hoy están enfrentando desafíos importantes en cuanto a guerra y a conflictos. Muestra de esto es lo que pasó, en su momento, cuando comenzó el conflicto entre Ucrania y Rusia. Hubo un impacto bastante importante en algunos países de suministro de alimentos. Esos propios países han salido a adoptar también una mayor diversidad. Cuando hablamos del reordenamiento, quizás lo primero que se viene a la mente es el nearshoring en México de plantas de automóviles o semiconductores, pero creemos que también tiene una componente en el plano agrícola que muchos países de la región pueden aprovechar.
¿Cómo está evolucionando la inversión con enfoque sostenible?
Para hablar de tendencias es importante mirar periodos de tiempo no demasiado cortos, porque estas [inversiones] están influenciadas por las condiciones de mercado y hay dinámicas diferenciadas. En Europa, incorporar elementos de sostenibilidad ha tenido quizás mayor receptividad en los inversionistas. En Estados Unidos, los inversionistas han querido mantener una mayor flexibilidad y autonomía para incorporar este tipo de factores. Otros inversionistas han preferido seguir de la manera más tradicional, enfocados en los indicadores financieros. Nosotros hemos abordado el tema de inversión con criterios de sostenibilidad, entendiendo que somos fiduciarios y seguimos los mandatos que nuestros clientes nos plantean y, en ese sentido, les ofrecemos la capacidad de escoger.
La decisión final es de nuestros clientes, y si quieren incorporar este tipo de criterios vamos a entregarles estrategias o productos que los incorporan, y también acceso a los datos que permitan ir sacando conclusiones con respecto a cómo este tipo de factores puede influir en la evolución a largo plazo de las inversiones, pero al mismo tiempo, a tener una visión de cómo esto va a funcionar. Hay otros inversionistas que por diversos motivos prefieren mantener un criterio tradicional, sin un formato adicional de sustentabilidad y, al final de cuentas también, dado que la decisión final es del cliente, van a encontrar en BlackRock las alternativas que ellos prefieran
¿Qué se puede decir de la rentabilidad de las inversiones con enfoque sostenible?
Cuando nos preguntan sobre la rentabilidad, ya sea de una estrategia sustentable o en general, siempre es importante dejar en claro que nuestro objetivo es a largo plazo. Lo hacemos de manera muy responsable, porque enfocarse en plazos muy cortos puede llevar a una mala decisión. Invertimos como si esto fuera una maratón: hay que llegar a los 42 kilómetros, al final. Una estrategia para lograrlo es medir el esfuerzo y buscar un buen equilibrio para ir avanzando, pero sin agotar las energías. Una mala estrategia para terminar una maratón es correrla como si fuese una carrera de 100 metros planos o pensar que Usain Bolt sería un gran maratonista y no lo es. La gente que es maratonista tiene otros atributos. Y lo mismo es lo que aplicamos en el tema de inversiones y sostenibilidad.
¿En el futuro estos criterios de sostenibilidad van a ser el estándar para todo tipo de inversión?
Es difícil hacer proyecciones, pero sí, coincido en que, eventualmente, vamos a dejar de hablar de sostenibilidad, porque el incorporar factores que miden el riesgo para invertir es importante. Por ejemplo, si se quiere invertir en compañías que tienen plantas de generación eléctrica en Estados Unidos y no investigo si están ubicadas en algún lugar en que el riesgo de huracán o de incendio forestal va en aumento, sencillamente no estoy haciendo una buena labor de inversionista al consignar todos los riesgos.
A su vez, es importante considerar [los criterios ASG] al momento de ver dónde hay oportunidades, en aquellas compañías, por ejemplo, que están aprovechando esta transición energética, como las mineras de cobre o de litio, hasta las compañías tecnológicas que en este momento pueden estar inventando la nueva batería que almacena el doble de energía que conocemos.
Vemos un futuro en que ya no sea necesario hacer la distinción, la sostenibilidad va a ser parte del análisis que todo inversionista tiene que hacer. Ya no va a hacer falta hablar de una aproximación sustentable, sino que será parte de cualquier actividad de inversión.