Mucha gente en Latinoamérica todavía ve a China como un país distante y exótico. Sin embargo, a medida que los vínculos del gigante asiático con la región se siguen profundizando (la proporción de las exportaciones que van a China es ahora diez veces mayor que en el año 2000), sus destinos económicos parecen estar cada vez más interconectados. De hecho, una desaceleración más brusca de China es ahora uno de los principales riesgos que deberían preocupar a los Latinoamericanos y para el cual deberían prepararse. ¿Qué está en juego? ¿Cuánto impactan en América Latina los shocks al crecimiento de China?
En un estudio anterior, incluido en el informe de Perspectivas económicas: Las Américas, de abril de 2014, analizamos los efectos derrame del crecimiento en un modelo de la economía global, enfocándonos en la transmisión a través de los precios de los commodities. Aquí complementamos ese análisis mediante el uso de un método simple pero novedoso que explota la reacción de los mercados financieros ante la publicación de determinados datos económicos. Los resultados indican que en respuesta a sorpresas al crecimiento de China, los mercados ajustan significativamente su visión sobre las economías Latinoamericanas.
Captando los efectos de shocks en China a través de la lente de los mercados financieros. El boom de los precios de los commodities en los 2000, alimentado en gran medida por un crecimiento a tasas de dos dígitos en China, acarreó ingresos extraordinarios para muchos países Latinoamericanos. En este contexto, el crecimiento de la región se disparó de un promedio de 2,5% en 1982-2002 a 4,5% en 2003-11. Pero más recientemente la economía China se ha estado enlenteciendo, y las proyecciones para su crecimiento de largo plazo han sido recortadas en 2¼ puntos porcentuales desde mediados de 2010 (gráfico 1). Y algo similar ha sucedido en las principales economías de América Latina. ¿Estan relacionados estos hechos, o simplemente reflejan una respuesta similar a algún factor común?
Para evaluar cómo una sorpresa al crecimiento de China afecta la visión que tienen los agentes económicos respecto de distintos países, examinamos la respuesta de los mercados de divisas inmediatamente después de la publicación de algunos indicadores económicos clave. La lógica es la siguiente. Si lo que ocurre en China es importante para las perspectivas económicas de un cierto país, esperaríamos que la cotización de su moneda reaccione cuando se observa una diferencia entre el valor anunciado para el indicador en cuestión y el valor esperado por el mercado justo antes de su publicación.
El gráfico 2 (panel de la izquierda) muestra la respuesta de los tipos de cambio de varios países frente a una sorpresa al crecimiento interanual del valor agregado industrial en China. En efecto, la respuesta de los tipos de cambio de los países exportadores de materias primas de la región, como Brasil, Chile y Colombia, es fuerte y significativa. (La respuesta en el caso de Perú es baja e insignificante, pero esto puede estar reflejando el uso más frecuente de intervenciones cambiarias). El cambio en el índice de monedas Latinoamericanas de JP Morgan también es significativo y relativamente grande (en particular, mayor que el del análogo índice de monedas asiáticas). Algunos exportadores de commodities de otras regiones, como Noruega, también muestran una respuesta cambiaria significativa.
La respuesta también es fuerte en el caso de otras economías emergentes, como México, Polonia y Turquía. A pesar de que estos países no son altamente dependientes de materias primas, esto no es del todo sorprendente. Las buenas noticias sobre China tienden a mejorar la confianza a nivel global y a elevar el apetito por el riesgo, y éstas son monedas muy líquidas que los inversores utilizan a menudo para ajustar la exposición general de sus portafolios a mercados emergentes.
Explorando los canales de transmisión: el rol de los commodities. En virtud del alto grado de dependencia de las materias primas de América Latina y de que China se ha convertido en el mayor comprador mundial de varias de ellas, los commodities seguramente juegan un rol clave en la transmisión de los shocks de China hacia Latinoamérica. Si esto es así, sus precios deberían moverse cuando la actividad en China difiere de lo que esperaban los mercados. El gráfico 2 (panel de la derecha) muestra que, en efecto, las sorpresas al crecimiento de China tienen un efecto fuerte y significativo sobre el precio de los futuros de algunas de las materias primas más relevantes para Latinoamérica.
El comportamiento reciente de la inversión en el sector primario también es consistente con la relevancia de este canal de transmisión. El gráfico 3 muestra que el año pasado, en un contexto de revisiones a la baja del crecimiento de China y precios de los metales en caída, el gasto de capital de las principales compañías mineras del mundo comenzó a enlentecerse. Las empresas de ese sector aparentemente están ahora encarando desafíos de carácter estructural, como la mejora de la eficiencia operativa y de los criterios de selección de proyectos de inversión.
Preparándose para eventuales shocks al crecimiento de China. Una transición gradual hacia un sendero de crecimiento más lento pero más balanceado en China es bienvenida. Pero los shocks a la economía China afectan a Latinoamérica, por lo que la región debe estar preparada para eventuales desvíos con respecto a esa transición suave. Es más, aún si el enlentecimiento de China se diese sin sobresaltos, es posible que el rebalanceo esperado, de inversión intensiva en materias primas hacia consumo, afecte la demanda y de algunos productos primarios, como los metales, más de lo que actualmente se espera y refleja en sus precios.
¿Cómo puede prepararse Latinoamérica? Es muy importante que la región mantenga políticas fiscales prudentes, baja inflación y tipos de cambio flexibles para mejorar su capacidad de respuesta frente a eventuales shocks. Más allá de las políticas macro, Latinoamérica necesita adoptar una agenda audaz y creíble de reformas estructurales, focalizada en la mejora de la educación, la infraestructura física y el clima de negocios. Estas reformas permitirían aumentar la productividad y subir en la cadena de valor, lo que ayudaría no solo a aumentar el crecimiento potencial de la región, sino también a reducir la probabilidad de que eventuales sorpresas negativas al crecimiento de China desaten una crisis de confianza en América Latina -algo que haría el ajuste inminente aún más difícil.
*Esta columna fue publicada originalmente en el blog Diálogo a Fondo del FMI.