En un capítulo de la comedia Curb Your Enthusiasm, el comediante Larry David, increpa al actor Chirstian Slater cuando, en una reunión social, el actor saca una enorme cucharada de caviar desde un pequeño plato que se supone está para que todos compartan.
Larry David le increpa “Tenemos una regla no escrita en nuestra sociedad…Tu tomas un poco de caviar, y luego te alejas del plato por unos veinte minutos, ves qué pasa alrededor del caviar. Si nadie está sacando nada, entonces vuelves y sacas un poco más y te alejas nuevamente. Y así sucesivamente. El caviar es poco y para todos” . Christian Slater lo mira, mira al cielo, reflexiona, lo mira nuevamente y luego hace lo que todo individuo hace cuando está expuesto a los incentivos incorrectos, maximiza su beneficio inmediato a costa de todos y saca otra enorme cucharada de caviar.
Este es un ejemplo cómico (y frecuente cuando hay comida gratis para compartir) de lo que los economistas (y ecólogos) llaman la “Tragedia de los Comunes”. Se denomina de esta manera al comportamiento (trágico) de un grupo de individuos que, actuando de manera racional, independiente y motivados por el interés individual, comparten un recurso escaso que no es propiedad de nadie en particular o es propiedad de una entidad “abstracta” (el estado). En estos casos, la conducta individual y el foco por el beneficio inmediato, termina por sobreexplotar y consumir el recurso.
El problema en las pesquerías de hoy, es que se entiende que son “de todos los chilenos”. Esto es lo mismo que decir que “no son de nadie”. El abordaje clásico de restringir la explotación a un período de tiempo fijo (o a cuota global total, es decir, un plato de caviar de sólo 200gr para todos) motiva un comportamiento individual que termina en una carrera loca por capturar la mayor cantidad posible en el menor tiempo posible, lo que beneficia a los pocos individuos que tienen más recursos, encarece la extracción total y acaba con el recurso. En el corto plazo unos pocos ganan, en el largo plazo todos pierden. La “Tragedia de los Comunes” en plenitud.
La solución más exitosa para este dilema en las pesquerías son las “Cuotas Individuales Transables” cuotas que se otorgan (o venden) a perpetuidad (largo plazo) a individuos participantes en la Industria. En otras palabras se trata de “privatizar” el recurso. El problema con este abordaje, es que la palabra “privatización” está un poco desprestigiada, pero sin embargo es lo más eficiente para todos.
Cuando algo es propiedad de alguien, el dueño se preocupa por el valor de esa propiedad en el largo plazo. Al asignar (o vender) cuotas a perpetuidad, los dueños de esas cuotas van a cuidar el valor “del activo subyacente” asegurando una explotación ecológica y económicamente sustentable
Si se asignan estas cuotas a nivel individual en base a la captura de algún período histórico definido, puede resultar en que la sumatoria de cuotas sigue deteriorando la existencia sustentable del recurso subyacente. Pero al ser estas cuotas “transables” el Estado puede comprar parte de estas cuotas a los dueños y de esa manera disminuir el volumen de biomasa que se extrae en el global.
Lo bueno de esta solución es que se crea un mercado nuevo, con jugadores nuevos. Las cuotas se transan abiertamente, pudiendo sus dueños venderlas o arrendarlas permitiendo mayor liquidez, competencia y reducción de costos.
Un buen ejemplo de este modelo es lo ocurrido en la costa del pacífico de EE.UU. en la cual se modeló esta alternativa resultando en una disminución de entre 40% - 60% de la flota y en el subsecuente costo de extracción con ahorros de entre MMUS$ 18 y MMUS$ 22 anuales.
Un beneficio adicional es que, existiendo las cuotas individuales, se puede extender sin riesgo el período de extracción, facilitando el acceso a productos frescos (versus congelados) de mayor precio para los pescadores.
Naturalmente hay que tener cuidado en el modelo de asignación o venta de estas cuotas individuales en el inicio, de manera de no privilegiar a un constituyente específico de la industria en desmedro de otro. Asimismo, hay que capacitar a los pequeños pescadores que serán dueños de un activo con valor de largo plazo, de manera tal que, por un lado no sean abusados en los precios de compra/venta de esas cuotas y por otro, evitar que asuman una actitud pasiva, llevando todo a una “Tragedia de los No-Comunes” en la cual individuos actuando de manera racional e independiente sub-explotan un recurso valioso para todos.
De cualquier manera, en base a la experiencia mundial, la propiedad privada es la mejor forma de abordar los problemas de extracción en las pesquerías. Hay que privatizar el caviar para que su dueño se asegure que dure toda la fiesta y que alcance para todos.