La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), el primer ministro de Nueva Zelanda y el CEO del grupo bancario Credicorp dialogaron sobre los desafíos en torno a la educación financiera y la digitalización de pagos en poblaciones vulnerables.
Las billeteras digitales, quizás la alternativa al dinero en efectivo más importante de los últimos años, fueron objeto de discusión en la cumbre sobre inclusión financiera, organizada este viernes en el APEC CEO Summit 2024. El evento contó con la participación de Gianfranco Ferrari, CEO de Credicorp. Hablamos del grupo empresarial detrás del Banco de Crédito de Perú (BCP), así como la billetera digital Yape, la más extendida en el país andino.
En el panel de discusión, Ferrari estuvo acompañado por invitados de alto perfil: Kristalina Georgieva, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y Christopher Luxon, primer ministro de Nueva Zelanda. La presencia de este último no era casual: según World Data Bank, en 2020, el país oceánico fue catalogado como la nación del mundo con el clima más favorable para emprender negocios. Ante tal panorama, Luxon intentó explicar su trasfondo.
“La inversión es crucial para todas las economías. En Nueva Zelanda, por ejemplo, nuestras empresas más productivas son 70 veces más eficientes que las menos productivas. Esto se debe principalmente a sus niveles de inversión, especialmente en tecnología. También vemos que las empresas de vanguardia global tienden a ser más productivas, lo que destaca la importancia de invertir para acceder a capitales”, expresó.
En la misma línea, el primer ministro neozelandés reconoció que acceder al capital es fundamental para millones de personas que salen de la pobreza y comienzan a ahorrar para su jubilación. Dichos fondos necesitan ser invertidos y al mismo tiempo, las multinacionales suelen elevar la productividad de las empresas locales, lo que refuerza la necesidad de promover flujos de inversión, tanto por el capital como por la transferencia de conocimiento.
Sin embargo, a pesar de que la pandemia impulsó una digitalización significativa a nivel mundial, todavía persisten grandes brechas entre países. En ese sentido, Georgieva mencionó tres casos puntuales: en Chile, el 85% de la población tiene acceso a servicios financieros digitales; en Perú, ha pasado de 53 a 63% en solo un año. Mientras que en el continente africano, la cifra no supera el 50% en promedio.
“En un mundo fragmentado, existe el riesgo de que los sistemas de pago se desarrollen de forma aislada, sin comunicarse entre sí. Aquí es crucial promover la estandarización e interoperabilidad. Instituciones com el FMI tienen la misión de ayudar a los países a conectarse economicamente. Mi visión es que debemos concentrarnos en la interoprerabilidad y en el valor que la inclusión financiera aporta al crecimiento y bienestar de las comunidades”, sugirió la directora gerente del FMI.
No obstante, masificar el acceso a las billeteras digitales no basta para integrar a poblaciones vulnerables al sistema financiero. Desde su experiencia con Yape, Ferrari afirma que no hay un plan de inclusión financiera exitoso sin una educación financiera integral. Pues existe una correlación directa entre estar desbancarizado y la falta de educación
“Además, nuestro principal competidor es el efectivo, ya que genera costos elevados para la economía y no deja datos que permitan generar modelos para incluir a más personas en el sistema financiero. Finalmente, es crucial ser pacientes y ajustar las estrategias, pues casi fracasamos dos o tres veces antes de lograr el éxito actual”, recomienda Ferrari.
Otro de los hallazgos más importantes en la experiencia de Yape fue que a muchos peruanos no les importaba pagar impuestos para usar el servicio con tal que éste les brinde un método de pago más dinámico que el efectivo o las tarjetas de débito. A continuación, Luxon expresó que este fenómeno le recordaba cuando en Nueva Zelanda, se introdujeron en masa los cajeros automáticos en la década de 1990. Aunque recomienda que los ciudadanos sean conscientes del peso real de los impuestos sobre la vida cotidiana.
Actualmente, el gobierno de Nueva Zelanda está trabajando para acelerar los pagos gubernamentales a pequeñas y medianas empresas, así como a proveedores y contrastias. La finalidad es reducir el tiempo de espera a algunos días, lo que ayuda a que el dinero llegue más rápido a las cuentas bancarias. Aunque Luxon reconoce que los protocolos globales que permiten la banca y facturación electrónica son áreas en las que se deben trabajar colectivamente como en APEC para estandarizarlos entre países.
“En cuanto a la banca abierta, aunque se habla mucho de ella, muy pocos países han logrado implementarla fácilmente. Necesitamos más aplicaciones fintech, más tecnología y políticas que fomenten su adopción”, agregó Luxon.
Por su parte, Kristalina Georgieva opinó que el mayor desafío de la inclusión financiera en las economías de la APEC consiste en alcanzar a las personas que están en la “última milla”, ya sea porque viven en áreas remotas o trabajan en comunidades cerradas.
La directora del FMI a su vez mencionó que muchas veces se asocia la inclusión financiera con la banca tradicional más que con la digital. Esto afecta a países alejados de regiones continentales como las islas del Pacífico. “Si no incluimos a todos los sectores de la sociedad, corremos el riesgo de fomentar rechazo social hacia sistemas impuestos”, concluyó Georgieva.