Corea del Sur presume del primer carril bici del mundo con 32 kilómetros de techo solar, como solución energética para alimentar la iluminación de carreteras y los puntos de recarga para vehículos eléctricos.
Si pensábamos que las posibilidades de la tecnología fotovoltaica en el diseño urbano de carriles bici se agotaban con el proyecto experimental SolarRoad construido en la ciudad holandesa de Krommenie, nos equivocábamos. En Corea del Sur han dado un paso de gigante en la combinación de la energía solar con este medio de transporte sostenible, mediante la construcción del primer carril bici con techo solar del mundo.
Tal y como podemos observar en el vídeo grabado con la ayuda de un drone, la estructura kilométrica de células fotovoltaicas supera con creces los 100 metros del tramo experimental de la ciudad holandesa. El carril bici no solo destaca por su cubierta, sino también por el aprovechamiento inteligente del espacio ocupado por la mediana que habitualmente separa los dos sentidos de circulación de una autovía. En este caso, se han sustituidos los setos vegetales de separación por una plataforma de doble circulación de uso exclusivo para ciclistas cubriendo el trazado interurbano de 32 kilómetros que separa la ciudad surcoreana de Daejeon con Sejong.
La estructura de paneles fotovoltaicos que cubre superiormente el carril bici cumple una doble función. Mientras la sombra generada por el techo solar protege a los ciclistas de la acción directa del sol o la lluvia durante el pedaleo, la superficie integrada por las células fotovoltaicas de silicio permite generar la energía suficiente para cubrir las demandas energéticas del sistema de alumbrado de la autovía y el suministro energético de los puntos de recarga de coches eléctricos. A diferencia del caso de Krommenie, no solo se supera la longitud del trazado, también se supera con creces el rendimiento anual del SolarRoad estimado en 50kWh por metro cuadrado.
Otro aspecto destacable de esta innovadora infraestructura reside en la seguridad de los ciclistas en carretera. Para que puedan circular con total tranquilidad, se ha optado por cerrar lateralmente el carril bici con una estructura de vallas laterales que actúan de protección frente a posibles accidentes por salidas de vía, al tiempo que minimizan la sensación psicológica del paso de vehículos circulando a toda velocidad a pocos centímetros del usuario.
Aprovechar la mediana de una autovía supone un ejercicio interesante de aprovechamiento de infraestructuras existentes para la integración de ciclovías de escala interurbanas. Si además se complementa con soluciones innovadoras y creativas de producción de energía solar para alimentar puntos de recarga de coches eléctricos e instalaciones anexas en carretera con energía 100% limpia, el ahorro puede ser importante.
Lógicamente, la inversión necesaria para cubrir los 32 kilómetros del carril bici con millones de células fotovoltaicas es muy elevada, lo que puede generar ciertas dudas acerca de la viabilidad económica del proyecto. Aún así, los promotores del primer carril bici con techo solar del mundo aseguran que es rentable a medio y largo plazo. Un aspecto que podría optimizarse en breve con los últimos avances en células fotovoltaicas de bajo coste y alta eficiencia que vienen.