Como muchos países, Uruguay dependía en exceso de las importaciones de petróleo, especialmente del proveniente de Argentina.
La Cumbre del Clima en París está siendo un intenso encuentro para definir la hoja de ruta en los próximos años en lo que a estrategias medioambientales se refiere, que serán las que marquen el futuro del planeta a medio plazo en este aspecto. En medio de las propuestas, las objeciones y las negociaciones hay casos inspiradores. Como el de Uruguay. El país ha tenido su protagonismo estos días al explicar el cambio de modelo energético que ha llevado a cabo en la última década.
Como muchos países, Uruguay dependía en exceso de las importaciones de petróleo, especialmente del proveniente de Argentina. En diez años ha logrado invertir esta costumbre gracias a la colaboración entre el sector público y privado, así como a un marco regulatorio afín a las renovables.
Actualmente el país obtiene 94,5% de la electricidad que necesita de energías renovables, como la eólica, la solar o la hidroeléctrica. Hay que tener en cuenta que la electricidad no es la única necesidad energética que tiene un país, con lo que en total Uruguay se abastece en 55% de fuentes renovables. El otro porcentaje corresponde en su mayor parte al transporte, que funciona con petróleo. Aun así, la nación latinoamericana está muy por encima de la media global, donde solo el 12% del abastecimiento es generado por renovables.
Las energías renovables en Uruguay han obtenido una cuota tan abultada debido a que las autoridades del país se lo han tomado como un negocio financiero. El portavoz de Uruguay en la Cumbre del Clima ha señalado que los costes de la construcción y del mantenimiento son bajos, con lo que solo hay que proporcionar a los inversores un marco seguro para que la inyección de capital se vea como una oportunidad atractiva.
La energía eólica quizá sea la que más ha crecido en los últimos diez años. Uruguay es un país con mucho viento y las instalaciones de molinos se han ido sembrando paulatinamente en los campos. Para aumentar el atractivo de estos complejos, el gobierno ofrecía 20 años de electricidad a precio fijo a los inversores extranjeros que se decidieran a construir.
Las renovables en Uruguay también se componen de biomasa, procedente de los excedentes agrarios, y de plantas solares, así como de las instalaciones hidroeléctricas. Pero al contrario de lo que se podría pensar, no se han construido nuevas plantas hidráulicas desde hace más de dos décadas, con lo que el progreso en los últimos años viene de las otras fuentes.
Y el precio de la electricidad no ha subido ni ha hecho falta aplicar subvenciones estatales. El siguiente compromiso del país es reducir la cuota del petróleo en el transporte, algo que han planteado hacer en un 88% durante los próximos dos años, en comparación con el periodo de 2009 a 2013. Por el momento el país se puede congratular de no importar electricidad desde hace tres años. Es más, el verano pasado vendieron un tercio de su producción eléctrica a Argentina, a quien compraban antiguamente.