Eduardo Bennett, gerente comercial de Bodebank, unidad de la comercializadora Copal, reconoce que actualmente la oferta supera la demanda en medio de bajos precios de las materias primas.
Lampa. En las afueras de la capital chilena, centenares de máquinas utilizadas en la minería esperan en 20 hectáreas de patios a que algún comprador se interese, mientras un alicaído mercado golpea al mayor productor mundial de cobre.
Eduardo Bennett, gerente comercial de Bodebank, unidad de la comercializadora Copal, reconoce que actualmente la oferta supera la demanda en medio de bajos precios de las materias primas.
Los precios del cobre tocaron en enero mínimos de seis años y medio, lo que llevó a las empresas a recortar operaciones de producción y reducir su nómina, dejando de lado planeadas inversiones en ampliaciones.
"Tenemos una cantidad de maquinaria dentro del país la cual en algún momento se estaba demandando su totalidad y hoy en día, con el cierre de faenas, se demanda un tercio", dijo a Reuters Bennett, mientras mostraba excavadoras, perforadoras y tractores en uno de sus depósitos.
La crisis ha afectado a toda la cadena productiva del sector, sacudiendo con distinta fuerza a los proveedores, que temen que el panorama no mejore incluso si se recuperan los precios, en parte porque muchas empresas dieron rienda suelta al gasto, sobredimensionando algunas operaciones, cuando el precio llegó a 4,62 dólares por libra, más del doble que el actual.
"El problema es que en esta carrera al alza todo el mundo compró mucho también y la utilización de los activos era baja y hoy en día una de las cosas que están haciendo es mejorar la utilización de los activos", comentó Marcello Marchese, presidente de Finning CAT Sudamérica.
"El mercado en Chile de la industria minera en cifras en los equipos grandes solía ser de 280-300 equipos al año. El año pasado fueron 90 en total", agregó.
Algunas mineras incluso buscan deshacerse de equipos sin uso, como Barrick, que intenta disponer de activos que no ha usado en su paralizado proyecto aurífero Pascua-Lama.
Varios consultados apuntan a que el mercado secundario para maquinarias, equipos y soluciones es superavitario, con lo que hace difícil la venta, aunque genera oportunidades para algunas mineras que necesitan comprar.
"En Mantos Copper hemos adquirido recientemente algunos equipos de carga a un precio competitivo para reemplazar unos actualmente arrendados a contratistas, lo que ayudará a reducir el costo unitario en el futuro", dijo John MacKenzie, jefe de la minera.
La brusca caída de los precios ha impactado fuerte, por lo que los ejecutivos de las compañías están atentos a darle luz verde principalmente a proyectos que tengan un impacto en reducir costos y aumentar la producción.
"No estamos en el año 2011 cuando el cobre estaba a 4,0 dólares. La situación es adversa, es compleja", dijo el gerente comercial de Cisco Chile, Sergio Torres, quien destacó que la firma ha podido sacar provecho a la búsqueda de las empresas por aumentar su productividad echando mano a mejoras tecnológicas.
"No sé si la palabra es 'beneficiados' porque la situación es compleja, pero definitivamente hoy cada proyecto en la industria minera es valorado si apoya la producción, disminuye costos y aumenta la seguridad", agregó.
Aunque durante el boom se desarrollaron algunos proyectos en el límite de la rentabilidad, ahora las empresas han dejado de lado incluso algunas iniciativas rentables sin posible fecha para ser retomadas.
"Todas las empresas de ingeniería han debido ajustarse para pasar este mal período de actividades de ingeniería para la minería. Los indicadores de la AIC indican que la actividad disminuyó en un 45 por ciento entre mediados del 2011 y fines del 2015", dijo Juan Rayo, de la firma de ingeniería JRI.
Algunos relevantes proveedores de ingeniería y maquinarias no quisieron comentar la situación.
Adicionalmente, las mineras en Chile enfrentan obstáculos para desarrollar nuevas minas o ampliar las existentes como la escasez de agua fresca, alto costos de la energía, difícil ubicación de los yacimientos y la persistente oposición de grupos sociales.
"Proyectos nuevos no van a entrar porque hay muchas otras cosas de fondo que tienen que ser solucionadas", estimó Marchese de FinningCAT.