Mauro Leos, analista de crédito soberano de Moody’s, explicó que el principal factor que impulsó este aumento fue la aprobación de la agenda integral de reformas.
Ciudad de México. Las reformas estructurales aprobadas en el primer año de la administración del presidente Enrique Peña Nieto aumentarán el crecimiento del país en el mediano plazo, razón suficiente para Moody’s para elevar la calificación soberana de México a la categoría “A” por primera vez en su historia.
La calificadora decidió elevar la nota crediticia del país de Baa1 con perspectiva estable, escalón donde se mantuvo por casi nueve años, a un nivel A3, que significa que los títulos del gobierno son considerados buenos instrumentos para invertir porque existe seguridad respecto al cobro del capital e intereses.
Mauro Leos, analista de crédito soberano de Moody’s, explicó que el principal factor que impulsó este aumento fue la aprobación de la agenda integral de reformas, porque demuestra la capacidad política que no se pudo lograr en los 20 años previos.
“La reciente aprobación de un paquete de reformas puso de manifiesto voluntad y capacidad política, dando lugar a cambios que, en ciertas instancias, rebasaron las expectativas iniciales”, afirmó en el reporte.
Leos prevé que los cambios regulatorios atraerán una mayor inversión, la cual elevará el crecimiento del país a entre tres y cuatro por ciento, en lugar del rango de entre 2% y 3% que se tenía antes de las reformas.
“Moody’s espera que el impacto sea particularmente significativo en dos sectores estratégicos: energía y telecomunicaciones, ya que la eliminación de monopolios públicos y cuasi-monopolios privados dará lugar a una significativa disminución en las barreras de entrada a nuevos competidores.”
Destaca cambios fiscales
El aumento en la nota también se debe a que la Reforma Hacendaria estableció un límite al gasto corriente del gobierno y la reforma energética creó un Fondo de Petróleo, ambos factores que permitirán acumular ahorros fiscales para el futuro.
El analista soberano aceptó que todavía falta definir la regulación secundaria de reformas como la Energética y la de Telecomunicaciones, sin embargo confía en que se mantendrá el espíritu de la reforma y, por lo mismo, es probable que se tengan resultados más tangibles sobre la economía durante la segunda parte de la actual administración.
Se mantendrá tres años
Debido a que los efectos de las reformas serán tangibles en el mediano plazo, Moody’s estima que la calificación se mantendrá sin cambios importantes los próximos dos o tres años.
Habría posibilidad de alza si el crecimiento sostenido del país se ubica por arriba de cuatro por ciento, se tiene una acumulación significativa de recursos en el Fondo de Petróleo o una reducción en la deuda.
Se disminuiría la calificación si el crecimiento está por un periodo prolongado por debajo del potencial o se presenta un deterioro en el desempeño fiscal.
Al integrarse al nivel crediticio de las “A”, México ahora se puede comparar con países como Polonia y Malasia. El país europeo tiene una calificación A2, cuenta con tasas de crecimiento similares a México y tiene un nivel de ingreso ligeramente superior, pese a esto su fortaleza fiscal es menor a la mexicana.
En tanto, Malasia goza de una calificación A3, sus tasas de crecimiento son menores que en México, pero cuenta con una mayor fortaleza institucional.
Financiamiento más barato
Para la Secretaría de Hacienda, a cargo de Luis Videgaray, este incremento en la calificación favorece al gobierno, a las empresas e, incluso, a las familias.
Esto porque reducirá los costos de financiamiento, lo que bajará el monto de recursos necesarios para la deuda pública y permitirá utilizarlos en otros rubros como la obra pública en sectores como saludo o educación.
Además, permitirá ver a México como un destino atractivo para la inversión y con buenas perspectivas de crecimiento.
“Todo ello repercutirá en aumentos en la productividad y un mayor crecimiento de la economía”, afirmó la dependencia en un comunicado.
Por esto, la secretaría refrendó su compromiso de mantener la estabilidad macroeconómica como una política de Estado para alcanzar el bienestar de las familias mexicanas.