El candidato del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña quiere tener el control sobre todas las variables antes de tomar una decisión, analiza los sondeos y desea tener certeza del apoyo político.
Sao Paulo. El candidato para la presidencia de Brasil del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), José Serra, es conocido tanto por su capacidad de gestión administrativa como por su peculiar forma de actuar en política.
La característica personal de este paulista de 68 años más notoria ante los electores, y que lo convierte en un político de comportamiento original, es su demora en la toma de decisiones.
Actuó de ese modo antes de anunciar la mayoría de las candidaturas a las que postuló y volvió a hacerlo para las elecciones presidenciales de este año, cuando demoró en presentar su nombre y optar por un candidato a la vicepresidencia.
En ese episodio, finalmente desechó a un senador cercano, Alvaro Dias, que era su primera opción, y al final escogió a un diputado joven y desconocido, Indio da Costa, para agradar a su aliado Partido Democratas (DEM), para sorpresa del mundo político.
Para muchos, se trata de indecisión, pero para otros es reflejo de su tendencia de buscar siempre el dominio de situaciones.
Serra quiere tener el control sobre todas las variables antes de tomar una decisión, analiza los sondeos y desea tener certeza del apoyo político.
"Antes de decidir, él escucha a bastante gente", dijo el ex presidente Fernando Henrique Cardoso en una entrevista.
Fue así en las campañas para la alcaldía de Sao Paulo (2004), para la gobernación estatal de Sao Paulo (2006) y para la presidencia, este año.
Su derrota en las elecciones presidenciales de 2002 ante el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sólo habría intensificado esa característica.
En estas elecciones, el abanderado opositor disputó la nominación palmo a palmo con el entonces gobernador del estado de Minas Gerais, Aécio Neves, y tuvo a su lado a aliados como Cardoso, para quien ahora era el turno de Serra, no de Neves.
El abanderado opositor lideró los sondeos de intención de voto hasta fines de julio, cuando fue superado por la candidata del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff.
Serra perdió dos veces en elecciones para alcalde y una para presidente, aunque también fue elegido dos veces como diputado federal (1986 y 1990) y una como senador (1994).
"Serra es un líder con visión táctica. No es impetuoso", dijo el ex ministro de Justicia José Gregori, amigo del político desde hace casi 50 años.
Además, Serra fue ministro de Planificación y de Salud en el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002).
Fue en Salud donde más destacó al reducir el precio de los medicamentos para el tratamiento del Sida, lo que le granjeó elogios internacionales.
En ese período también dio entrada a los medicamentos genéricos en Brasil y prohibió la publicidad de cigarrillos por televisión.
Entendiendo la economía. José Serra nació el 19 de marzo de 1942 en el barrio de Mooca, zona este de Sao Paulo. Fue el hijo único de Francesco Serra, un inmigrante italiano que tenía una barraca de frutas en el mercado municipal de Cantareira, y de Serafina Chirico.
A los 22 años, el joven Serra partió a un exilio de 14 años, período en el cual vivió en Bolivia, Chile y Estados Unidos.
Como presidente de la Unión Estatal de Estudiantes, en 1962, y de la Unión Nacional de Estudiantes en 1963, era una "persona non grata" en Brasil después del golpe militar de 1964.
Serra estudiaba ingeniería en la Universidad de Sao Paulo, pero en el exterior se especializó en economía.
Al volver a Brasil, en 1978, fue profesor de la Unicamp. En Chile, y luego en Estados Unidos, estrechó vínculos con Fernando Henrique Cardoso, que en un comienzo fue su profesor.
Ellos dos y otros colaboradores formaron el núcleo del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), creado en 1988.
Al candidato le gusta contar en público que optó por especializarse en economía para poder discutir el asunto con economistas.
Tiene al menos tres obsesiones en esa área: recortar gastos públicos, con la promesa de no alterar los programas sociales; reducir la tasa de interés para estimular a la economía y colocar a la moneda local, el real en un nivel no tan apreciado ante el dólar, para incentivar las exportaciones.
Además, critica sistemáticamente el nivel de impuestos. Sin embargo, esas ideas generales no llegaron a ser detalladas en su actual campaña presidencial, lo que generó dudas entre sus agentes económicos sobre su conducta en la economía.
Serra indignó a sectores del mercado financiero (y del gobierno de Lula) al decir que "el Banco Central no es la Santa Sede", con lo que dejó claro que la entidad no debe tener la autonomía pregonada por sus defensores.
Esa declaración refleja su estilo franco, que se mezcla con un acentuado espíritu crítico.
Durante su campaña, Serra enfatizó que, una vez elegido, tendría un presidente del Banco Central en perfecta sintonía con el ministro de Hacienda, a diferencia de lo que ocurrió durante el gobierno de Lula, cuando ambas autoridades tuvieron varias disputas.
El candidato opositor ha revelado que le gusta resolver problemas en la noche, cuando le llegan las soluciones. "Mi humor general mejora a lo largo del día. El mejor punto es cuando la luz del día comienza a irse", afirmó.
El ex gobernador de Sao Paulo habla siempre con orgullo de su familia. En el evento para el lanzamiento de su precandidatura, en abril, dijo con emoción que su padre cargó cajas de frutas para que él pudiera cargar cajas de libros.
Serra está casado con la chilena Mónica Allende tiene dos hijos, Verónica y Luciano, y tres nietos.