La "sección 301" permite a los presidentes de EE.UU. imponer unilateralmente aranceles y otras restricciones comerciales a otros países.
EE.UU. Los Estados Unidos debería recurrir a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y no a herramientas unilaterales como la sección 301 para resolver sus disputas comerciales con China.
Así lo aseguró en una reciente entrevista Chad Bown, investigador del Instituto Peterson de Economía Internacional, con sede en Washington, y anteriormente economista para comercio e inversión internacionales del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca y del Banco Mundial.
El próximo lunes, el presidente estadounidense, Donald Trump, dará instrucciones al representante comercial del país para que determine si investigar o no las prácticas comerciales de China en conformidad con la sección 301 de la Ley del Comercio de 1974, según revelaron el sábado altos cargos de su Administración.
La sección 301, utilizada de forma frecuente en la década de 1980 y a comienzos de la de 1990, permite a los presidentes de EE.UU. imponer unilateralmente aranceles y otras restricciones comerciales a otros países.
Sin embargo, tras la entrada en funcionamiento de la OMC en 1995, Washington rara vez ha recurrido a ella.
"Para EE.UU. dejó de ser necesario emplear esa legislación, pues ahora tenemos un mecanismo efectivo de resolución de disputas dentro de la OMC", dijo Bown.
"Hoy en día, la decisión de invocar la sección 301 es problemática debido a que podría alimentar el argumento latente de que la Administración Trump está desbaratando el compromiso de EEUU con el comercio basado en las normas y décadas de trabajo para establecer una cooperación internacional", señaló.
Pese a que no parece que el Gobierno de Trump quiera participar constructivamente en la OMC, Bown recomendó a EE.UU. y China que resuelvan sus disputas comerciales a través del organismo radicado en la ciudad suiza de Ginebra.
Durante los Gobiernos de Barack Obama, George W. Bush y Bill Clinton también se tendió a evitar la sección 301, dijo Bown, quien añadió que, a través de la OMC, los anteriores Gobiernos de EE.UU. consiguieron con éxito que otros países cambiasen políticas que rompían las reglas.
"Es políticamente más fácil" que un Gobierno le diga a sus ciudadanos que tiene que alterar sus políticas o impulsar reformas si la OMC lo acusa de romper las normas, comentó.
El Ministerio de Comercio de China, por su parte, ha instado a las autoridades estadounidenses a acatar las reglas de la OMC en sus medidas comerciales y a solucionar las diferencias con Beijing mediante el diálogo y la consulta.
Como mayor país desarrollado y mayor país en vías de desarrollo del mundo, EEUU y China deben negociar un nuevo tratado comercial que abarque, entre otros asuntos, las industrias siderúrgica y de aluminio, la inversión, las empresas estatales y los derechos sobre la propiedad intelectual, de acuerdo con Bown.
"Sí creo que EEUU y China deben sentarse a negociar un nuevo acuerdo comercial, probablemente no bilateral, sino a través de algún foro multilateral, para abordar la raíz de los problemas que los dos países tienen el uno con el otro", destacó.
Mostró, sin embargo, su preocupación por que la Administración Trump "aún no ha identificado una estrategia para incorporar a China a un tipo de conversaciones sistemáticas a largo plazo" y parece que está más centrada en "lograr beneficios rápidos".
"No es fácil y no se puede hacer rápido, sino que requiere un gran esfuerzo y un compromiso continuo", subrayó Bown en alusión a los principales temas que definen las relaciones entre China y Estados Unidos, entre ellos las disputas comerciales.