Esta semana, la Comisión de Asuntos Sociales del Senado rechazó, con algunos votos de senadores oficialistas, la propuesta del Gobierno para modificar las leyes del trabajo, considerada clave para que el país deje atrás la peor recesión de su historia.
El Gobierno brasileño confía en que el rechazo aprobado por una comisión del Senado a la reforma laboral no impedirá que las reformas económicas que pretende impulsar sigan adelante, informaron fuentes oficiales.
"Lo importante es que está progresando y las indicaciones son positivas", afirmó en Sao Paulo el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles.
Esta semana, la Comisión de Asuntos Sociales del Senado rechazó, con algunos votos de senadores oficialistas, la propuesta del Gobierno para modificar las leyes del trabajo, considerada clave para que el país deje atrás la peor recesión de su historia.
El ministro restó importancia a esa "derrota" parlamentaria y manifestó este viernes, en un encuentro con empresarios celebrado en Sao Paulo, que la "expectativa es que, de hecho, la reforma va a ser aprobada".
Meirelles volvió a defender la reforma laboral que quiere impulsar la administración del presidente Michel Temer, que contempla flexibilizar el mercado de trabajo y dar valor de ley a los convenios colectivos, se ajusten o no a la normativa vigente, y aseveró que esta "empodera al trabajador".
El responsable de la economía aseguró que la legislación laboral vigente en el país, que data de 1943, es "uno de los grandes problemas de la economía en términos de costo para producir en Brasil", argumento que suscriben las patronales y condenan los sindicatos.
La reforma laboral y la del sistema de pensiones y jubilaciones son los dos principales proyectos que pretende lanzar el Gobierno de Temer para intentar salir de la crisis económica, aunque su aprobación en el Congreso se ha demorado más de lo previsto debido a la crisis política y los escándalos por corrupción que salpican al presidente.