Además de la destrucción y el sufrimiento que conllevan, los atentados de París también tienen consecuencias económicas, sobre todo en el turismo y el comercio.
Con más de 80 millones de visitantes, Francia es el primer destino turístico en todo el mundo, una industria que supone el 7% del Producto Interior Bruto del país. Los temores a que, en un futuro próximo, algunos turistas eviten ir a París y a Francia ya provocaron una caída del valor de las acciones de Air France y de la cadena de hoteles Accord. “Ahora todo el mundo evaluará si ir a París próximamente y muchos decidirán no ir”, dice el economista Friedrich Schneider, especialista en efectos económicos del terrorismo de la universidad de Linz.
“Los mayores problemas serán para los cafés, salas y promotores de conciertos e instituciones similares”, continúa: “los seguros exigirán tarifas más altas para cubrir los riesgos por ser una ciudad peligrosa”, aclara Schneider a DW.
Peligro para el consumo y la inversión
Probablemente, también los ciudadanos tenderán a gastar menos dinero. Aunque no se note en la cesta de la compra diaria, sí afectará al sector del lujo por el descenso de turistas y, según Schneider, las tiendas de moda de París reducirán su facturación entre un 20 y un 30%. Una tendencia que cambió rápidamente tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, aclara Jörg Krämer, economista jefe del Commerzbank: “En septiembre había pocos beneficios, pero a los tres meses se había estabilizado la situación”, explica.
ero, además del consumo, el terrorismo también podría frenar a los inversonistas. El economista suizo Bruno Frey se remite a un estudio sobre la influencia de los atentados en la inversión extranjera en España y Grecia entre 1975 y 1991. Entonces, ambos países sufrían muchos atentados con motivación política. Y según el informe, las inversiones se redujeron en España un 14% y en Grecia un 12%.
Inversiones no productivas. Por otra parte, el terrorismo conlleva también perjuicios para el comercio exterior, continúa Frey, sobre todo debido al aumento de las medidas de seguridad y los controles. En el caso de los atentados de 2001 en Estados Unidos, el comercio mundial no descendió, aclara Krämer. Las medidas de seguridad aumentaron pero no influyeron negativamente en el comercio.
Sin embargo, esto sí provocó un aumento de precios. Tanto policías como personal o equipos de seguridad son inversiones poco productivas desde el punto de vista económico. Si dichas partidas se dedicasen a educación o infraestructuras tendrían una productividad superior, aclara Friedrich Schneider. Además, Francia ya tenía problemas para amortiguar el déficit y la deuda antes de los atentados. Por lo tanto, probablemente no podrán aumentar efectivos de policía o servicios secretos sin recortar en otras partidas, cree el experto.
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Lo que sí será necesario aumentar serán las partidas destinadas a las intervenciones militares. El presidente francés declaró los atentados como un acto de guerra de la milicia terrorista Estado Islámico (EI) y, el domingo, la Fuerza Aérea francesa bombardeó las posiciones del EI en la ciudad de Rakka. El conflicto costará mucho dinero, dice Schneider. Por eso empeorará la situación presupuestaria gala, en un momento en el que la Comisión Europea estaba alerta porque Francia no llegaría a cumplir las condiciones del déficit del 3% del PIB que exige la eurozona. Si este objetivo no se alcanza, por lo menos es de prever que no haya advertencias desde Bruselas.
Por su parte, Bruno Frey concluye que la política no debería usar medios policiales y militares para combatir el terrorismo. “Se trata de acabar con las causas profundas”, dice el experto. Frey previene también de imponer reglas más rígidas a la economía en la lucha contra el terror: “Las estructuras de decisión y producción descentralizadas de una economía de mercado son la mejor manera para reducir los efectos económicos del terrorismo”, concluye.