Según cifras del Ministerio del Trabajo, este aumento beneficiará a más de 190 mil personas que se rigen por el Código del Trabajo.
En junio de 2016 se aprobó la ley que registra a partir del 1 de julio de 2017 un nuevo salario mínimo para los trabajadores chilenos. Para los asalariados entre 18 y 65 años con contrato subirá a unos US$406 (CL$270.000) respecto de los US$697 (CL$264.000) que se pagan actualmente. Este incremento corresponde a la tercera alza gradual que fue negociada en 2015 por el gobierno de Michelle Bachelet y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Considerando el nuevo monto, el ingreso mínimo ha tenido un alza de 5,1% nominal. Mientras, el índice de remuneraciones que calcula mensualmente el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) se incrementó 4,3% en 12 meses a abril, que es el último dato entregado para información pública.
Los expertos señalan que este último aumento del salario mínimo, en el contexto de un estancamiento de la economía, provocará un encarecimiento del empleo, haciendo que sea más difícil ingresar al mercado laboral. Cecilia Cifuentes, académica y economista del ESE Business School de la Universidad de los Andes, explica: "En un contexto de estancamiento del empleo asalariado, no es deseable que el sueldo mínimo suba más que el promedio de remuneraciones, ya que puede acentuar el problema del empleo por cuenta propia".
Juan Bravo, investigador y economista senior de Clapes UC, comenta y añade que el efecto de un aumento del sueldo mínimo por sobre las remuneraciones promedio "amplifica este impacto negativo hacia una mayor precariedad del empleo".
El origen
La negociación por el salario mínimo, entre la CUT y el Poder Ejecutivo, terminó siendo favorable para los trabajadores chilenos. Esto, porque nadie predijo que el estancamiento de la economía sería tan largo y que incluso el índice de remuneraciones promedio crecería a un menor nivel que el sueldo mínimo. Sin embargo, en ese minuto no fue proyectado así y la negociación, que finalizó en un acuerdo con el gobierno de cuatro incrementos graduales, y que llegará hasta los US$417 (CL$276.000) en enero de 2018, produjo una serie de controversias en el mundo sindical.
Otro problema que se suma al mercado laboral es la productividad. El índice de productividad media del trabajo para toda la economía creció solo 0,5% durante 2016.
Desde el Ministerio del Trabajo y Previsión comentaron escuetos: “Cuando se inició el gobierno, el ingreso mínimo era de CL$210 mil; ahora parte desde los CL$270 mil y en enero próximo (2018) alcanzará a CL$276 mil, lo que habla de la preocupación de la presidenta Bachelet por mejorar las condiciones laborales y la dignidad de las trabajadoras y trabajadores de nuestro país”.
Retrocesos
Mauricio Navarrete, encargado de organizaciones de CUT, aseveró que si bien se trata (los incrementos del salario mínimo) de montos ya consensuados para ir gradualmente incrementándose, el análisis real pasa lamentablemente por conocer avances en materia de reforma laboral, los que no han llegado a cumplir las expectativas que en su momento los sustentaron y donde incluso hay retrocesos, argumentó.
En relación a la región y de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los últimos ajustes salariales en la mayoría de los territorios de la región se han fijado por encima de las tasas inflacionarias. Sin embargo, el informe regional “Panorama Laboral 2016” señala un empeoramiento de los indicadores de desempleo e informalidad.
En la mirada regional, Argentina desde enero de este año, posee un salario mínimo es de $8.060 pesos argentinos, cerca de US$530; en Costa Rica, el menor sueldo mensual estipulado es de $293.132 colones para trabajadores no calificados, unos US$527; en Uruguay, el salario mínimo decretado el pasado enero es de $12.265 pesos uruguayos, cerca de US$430, y al fondo de la tabla figura México, cuyo estipendio diario mínimo ha sido fijado en $80,04 pesos para 2017, lo que corresponde a un sueldo mensual de 2.434 pesos, unos US$132.