Salen a la luz videos en los que ejecutivos de la empresa brasileña confiesan cómo pagaron US$10 millones en sobornos a cambio de contratos a Emilio Lozoya, ex director general de Petróleos Mexicanos (Pemex)
Altos ejecutivos de Odebrecht narran a detalle los encuentros que mantuvieron con Emilio Lozoya, ex director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), y describen el discreto mecanismo que acordaron para transferirle US$10 millones en “propinas”, como le llaman a los sobornos. Y lo hicieron ante una cámara en diciembre de 2016, en presencia de fiscales de la Procuraduría General de Justicia de Brasil.
Los videos de estas confesiones habían permanecido secretos, como la demás información contenida en el expediente penal 6655 radicado en el Supremo Tribunal de Brasil. Hasta hoy sólo se conocían algunas partes transcritas de estos testimonios que inculpan al político mexicano.
El personaje que habló con más detalle de los presuntos sobornos a Lozoya fue Luis Alberto Meneses Weyll y lo hizo el 16 de diciembre de 2016 en la sede de la Procuraduría General de la República, en Sao Paulo, Brasil.
En compañía de sus abogados y ante los fiscales André Bueno de Silverio y Daniel Ferebek San Paioma, Meneses renunció a su derecho a guardar silencio, aceptó que la sesión fuera grabada y habló durante poco menos de una hora.
Meneses fue uno de los primeros personajes que aceptó colaborar con la justicia. Su nombre aparece relacionado con el presunto pago ilegal de US$20 millones al entonces presidente de Perú, Alejandro Toledo, a cambio del contrato para construir y dar mantenimiento a 703 kilómetros de una carretera que conecta a Perú con Brasil.
Los videos fueron obtenidos por una red de reporteros liderada por la organización IDL-reporteros, de Perú, y que integran reporteros de Brasil (O Globo), México (Quinto Elemento Lab), Venezuela (Armando Info), Uruguay (Sudestada), Panamá (La Prensa) y Argentina (La Nación).
Esta red, conocida como Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas, ha seguido durante meses la evolución de este caso, reconocido como el mayor escándalo de corrupción corporativa en América Latina.
El caso Odebrecht ha sacudido a la clase política en varios países. Ya alcanzó al ex mandatario de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, a presidentes, ministros, diputados de una decena de países del continente y de la África de habla portuguesa.
Las confesiones de los empleados de la empresa son parte medular del caso.
Hasta ahora 78 altos ejecutivos de Odebrecht han colaborado con la justicia brasileña y han aportado evidencias que corroboren sus afirmaciones a cambio de una posible reducción a sus condenas. Marcelo Odebrecht, director general de la compañía, preso desde 2015, también se acogió a este acuerdo, conocido como “delación premiada”.
Algunos de los delatores declararon y proporcionaron documentación de más de un caso y de más que un solo país.
Hilberto Mascarenhas da Silva describió durante varias horas cómo funcionó el Departamento de Operaciones Estructuradas, área que pagaba los sobornos; explicó cómo mantenían su operación en secreto y los complejos esquemas de lavado de dinero que montaron en otros países y en paraísos fiscales para transferir los sobornos con secrecía. Da Silva fue el director del departamento desde su creación y también habló acerca de sus acuerdos con Emilio Lozoya.
Luiz Mameri, el vicepresidente para América Latina y Angola, habló de Lozoya y también entregó información que implicó al ex presidente Luiz Inácio Lula de Silva. En sus testimonios Hilberto da Silva y Mameri hablaron de haber pagado sobornos y aportes a campañas políticas en Perú, Argentina, Colombia, Panamá. Pero quien ofreció más detalles fue Meneses.
A partir de todas estas “delaciones premiadas” es que se sabe ahora que Odebrecht ofrecía pagos para lograr muy distintos favores: que le dieran contratos, o para que aceptasen precios inflados por sus servicios. O como una apuesta a futuro para hacerse de la gracia del candidato o candidata punteros de una campaña política.
Confesar los delitos no basta para que la justicia de Brasil les reduzca el tiempo de cárcel o les conceda condenas más benignas. Los delatores deben aportar datos y documentos que corroboren sus dichos, además de ayudar a revelar la estructura jerárquica de la organización criminal y su modus operandi.
Si los colaboradores mienten o proporcionan información errónea, el juez a cargo de la causa puede eliminar estos beneficios o incluso aumentar las penas. De hecho, aunque el acuerdo se establece entre fiscales y delatores, el juez no está obligado a respetarlo.
Los delatores y Emilio Lozoya. Lo que dicen ante el Ministerio Público Federal de Brasil los máximos responsables de Odebrecht para México, para América Latina y el cerebro del “Departamento de Sobornos” es lo siguiente:
- Que Emilio Lozoya solicitó y recibió, primero, US$4.100.000 entre abril y noviembre de 2012. Cuentan que era una manera de asegurar los favores de quien se había colocado como una figura prominente en la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto.
- Que en marzo de 2012 Emilio Lozoya se reunió con Luis Alberto Meneses, el director superintendente de Odebrecht en México, y que en ese encuentro quien sería futuro director de Pemex le proporcionó el nombre de una empresa offshore registrada en las Islas Vírgenes Británicas: Latin American Asia Capital Holding, cuyo número de cuenta en el banco privado suizo Gonet et Cie es el CH 46 0483 5090 3745 3400 7.
- Que les pidió que ahí le enviaran las transferencias bancarias. Y que a partir del 20 de abril de 2012 llegarían en cascada: primero, de US$250.000, luego de US$495.000, y un día después US$505.000.
- Que la relación creció y que una vez que Lozoya Austin llegó a la Dirección General de Pemex las cosas se mantuvieron en un buen tono, que lo buscaron y le pidieron ayuda para ganar contratos y que éste les respondió positivamente.
- Que ese grado de comunicación se armó tan sólidamente que acordaron hacerle otros pagos por un total de US$6 millones: US$2 millones sin condición alguna, garantizados plenamente; y US$4 millones adicionales si llegaban a ganar el contrato de uno de los proyectos de remodelación de la refinería Miguel Hidalgo, en Tula.
- Que luego de que Odebrecht obtuvo ese contrato, la oleada de transferencias a cuentas de empresas offshore proporcionadas por Emilio Lozoya se produjo de nuevo. Empezó el 3 de diciembre de 2013, unos días después de la asignación del contrato, cuando de la oficina de Hilberto da Silva se dio la orden de transferir un millón de dólares a la cuenta que Zecapan SA —otra empresa instalada en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas— mantenía en un banco del Principado de Liechtenstein.
- Que las transferencias siguieron en diciembre de 2013 y en varios meses de 2014: algunas de un millón 350 mil dólares, otras de 1 millón 170.000 dólares y varias más, hasta sumar 5 millones de dólares.