El número de ejecuciones aumentó en todo el mundo el año pasado, sobre todo debido a una minoría de Estados que practican la pena de muerte en creciente dimensión, dice un informe de Amnistía Internacional.
Adivine cuáles de los siguientes de delitos podría conllevar una pena de muerte: ¿corrupción?, ¿adulterio?, ¿trafico de drogas?, ¿robo de vehículos?...” Esta podría ser la pregunta de un concurso de televisión. Pero tristemente, la respuesta correcta está en una gráfica del “Informe sobre la Pena de Muerte 2014”, que la organización pro derechos humanos Amnistía Internacional (AI) distribuyó a través de Internet. El mensaje es: la peor de todas las penas no se impone por asesinato. En algunos países se condenan más con la pena capital delitos relacionados con aspectos políticos, religiosos o culturales… Y sobre todo con un poder arbitrario.
Sin números de Corea del Norte…Un claro ejemplo para esto son los datos de Corea del Norte. El informe no aclara mucho sobre este país. Está claro que hay ejecuciones. Pero AI carece de información sobre el número concreto. Igualmente es difícil diferenciar si se trata de ejecuciones por condena o de desapariciones, dice Ferdinand Muggenthaler, portavoz de prensa de la organización. Amnistía Internacional publica normalmente en sus estudios anuales sólo los números que vienen de fuentes oficiales o procedentes de medios probados.
…y tampoco de China. Ningún país de la tierra se aísla tanto como Corea del Norte. Pero también hay otros que evitan la transparencia en cuanto a los datos sobre las ejecuciones. “El ejemplo más grande e impresionante es China. Según cálculos fidedignos, allí se ejecutan a miles. Pero se mantiene tan en secreto que no podemos nombrar un número porque no sería serio”, dice el vocero.
Amnistía Internacional ni siquiera puede hacer cálculos fiables sobre si aumentó el número de ejecuciones en 2013 frente a años anteriores. Si los periódicos o páginas de Internet chinas hablan sobre las ejecuciones, no quiere decir que aumenten, sino que también puede deberse a una apertura de la censura.
Irán, Irak y Somalia, a contracorriente. Pese a la falta de estadísticas, en la gráfica se ve cómo China lidera la lista de los cinco primeros, seguido por Irán, Irak, Arabia Saudí y EE.UU. Una estadística confusa puesto que China tiene más habitantes. Pero Amnistía Internacional evita hacer mención de otros datos macabros como la media de ejecuciones por país.
El informe no puede ofrecer una visión completa, aclara Ferdinand Muggenthaler, pero sí identificar tendencias a largo plazo: “Es un problema que Irak e Irán hayan aumentado el numero de ejecuciones en el último año. También en otros países ha sucedido, si bien el crecimiento ha sido menor que en los años pasados”.
En 1977, 19 países borraron de sus códigos penales la pena de muerte. Entretanto son 98 y en total, 140 países ya no aplican la pena capital. “En Somalia se produjo también un aumento de ejecuciones. Pero en África es un caso aislado. Por ejemplo Benin, Ghana, Liberia o Sierra Leona ya iniciaron acciones para eliminar la pena de muerte”.
Sentencia grotesca en Egipto. Amnistía Internacional lucha por eliminar la pena de muerte allí donde todavía se aplica. O por lo menos, trata de iniciar las negociaciones. Pero en muchos países, ni siquiera eso está previsto, dice Muggenthaler: “El ejemplo más brutal es Egipto”.
Un juez condenó a muerte allí a 529 miembros de los Hermanos Musulmanes por participar contra el orden público a través de un juicio rápido. El portavoz de Amnistía no cree ni que tenga base ni que lleguen a aplicar la sentencia: “Es realmente grotesco y estremecedor, pero observamos una tendencia que indica que, en el sistema egipcio, la justicia está cada vez más en brazos del Ejecutivo”.
Con el aumento del radicalismo religioso, también aumentan los conflictos violentos en muchos Estados. Un campo difícil para terminar con la pena de muerte y las ejecuciones. Pero Muggenthaler se muestra optimista: “Hay países islamistas que eliminaron la pena de muerte en los últimos años. Un ejemplo positivo es Túnez”. Y también en Egipto se levantan voces contra los escándalos de una justicia arbitraria. “Precisamente ahí es donde hay que invertir fuerzas. También desde fuera de país se puede ejercer influencia. En eso no dejaremos de luchar”.