Este chileno con nombre de origen teutón, abogado y Phd en filosofía de la Universidad de Heidelberg, irrumpió en la escena política chilena como un fiel defensor de las ideas de la liberalidad económica y una derecha que trata de cambiar vestuario al ritmo de los cambios sociales que hoy sacuden al país. Kaiser equilibra igualdad de admiradores y detractores dentro y fuera de las fronteras, y revela en esta conversación con AméricaEconomia aspectos desconocidos de su pensamiento y personalidad.
-¿Le acomoda esa etiqueta de "polemista"?
-Depende de cómo se vea. Hay ciertas tesis que son muy débiles, según la cual aquellos que dicen ideas polémicas no son necesariamente académicos serios y eso es una estupidez. En Chile se ha instalado esta idea un poco absurda de que cuando estas más allá del bien, y el mal y no te la juegas por una postura, nadie te crítica y todos te tiran flores.
-Pero a veces sus polémicas no están en el ambiente académico, sino que muchas de ellas en su cuenta de Twitter.
-En general, los ataques que son insultos o cuando te sacan a la madre o cosas así, no los contesto, los bloqueo. No voy a perder el tiempo con gente que hace de Twitter una letrina para descargar toda su putrefacción. Cómo decía Humberto Eco, "con los idiotas del Twitter no hay que perder tiempo".
-Muchos le han dicho "facho" o "facista". ¿Lo es?
-Cuando me llaman de esa forma yo les explico que esa es una doctrina que postula el control del Estado por sobre el individuo y la primacía del colectivo por sobre la libertad personal, y que eso es contrario al capitalismo. Si uno lee el artículo de la doctrina del fascismo que escribió el mismo Musollini, queda clarísimo y cuando les digo eso a las personas que me catalogan de esa forma, no saben cómo reaccionar. Entonces, mi respuesta es una especie de bofetada, porque se dan cuenta que como ellos piensan es como piensan los fascistas. Por lo demás, es super fascista tratar de callar al otro en base a descalificaciones o tratándolo de insultar; eso es un matonaje cibernético. Yo creo en la discusión fuerte, pero siempre muy racional.
-¿Le gusta el debate? Pregunto porque veo que la mayoría de las veces te he visto en acaloradas discusiones en Tv o radio.
-Sí, pero siempre ha sido con mucho respeto. Yo me llevo muy bien con las personas que debato, como Fernando Atria, Alfredo Joignant o Alfredo Mayol. Lo que sí veo en los medios es una sed por mostrar escándalo por tener polémica artificiales para vender y no por cultivar un diálogo civilizado. Por eso hoy me he ido retirando un poco de los medios y voy eligiendo a cuáles doy entrevistas.
-Bueno, usted tiene una imagen también de defensor de la dictadura.
-Es que yo no sé de dónde sacan esas ideas, porque yo jamás hablé de eso. Los medios, las redes sociales, sin duda, han contribuido a polarizar un ambiente donde te encuentras con gente que o te ve y te odia antes que abras la boca, y otras personas que te aman sin que digas nada.
-¿No se deja influenciar por la gente que al final opina sobre tu figura?
-No para nada, además que esto no solo me pasa a mí, también le pasa a Giorgio Jackson, también le dicen de todo. El tema es no dejarse influenciar o regirse por lo que dice cualquier idiota. Terminas no haciendo tu trabajo.
ABURRIDO Y PACATO
-¿Cuál es la figura intelectual chilena que más le ha influenciado?
-Andrés Bello, a pesar de que no es chileno, pero con gran presencia e influencia en el país. Primero, porque era un liberal que defendía prácticamente lo mismo que yo. Que entendía lo relevante que era que hubiera orden en un país y a la vez creía firmemente en la libertad económica. Era un lector de Adam Smith y recomendaba sus textos; era laico también.
-¿Usted es laico?
-Sí, esa es otra de las caricaturas: que soy Opus dei, y que salí del colegio de elite del Cumbres y que una vez me dijeron que era un discípulo del Padre Karadima.
-Al menos se salvó de Karadima
-Sí.
-La extrema religiosidad no es lo suyo entonces.
-Para nada. Primero, no soy católico, no estoy bautizado, soy agnóstico, estudié en un colegio del sur de Chile y nunca en mi vida he ido a misa.
-¿Nunca ha puesto pie en una iglesia?
-Una vez para un matrimonio.
-Entonces, es partidario del matrimonio gay
-Sí, lo soy.
-¿Despenalizar el aborto?
-Sí, soy partidario.
-Si estamos en esa, entonces, ¿legalizamos las drogas, la marihuana?
-Sí, por supuesto. No estoy diciendo que esté bien fumar marihuana, pero hay que eliminar la criminalización.
-¿Qué le parece la figura y las ideas de Jaime Guzmán?
-No me agrada mucho, pero tenía razón en algunas cosas, como por ejemplo cuando decía (que no era una idea propia, sino de los Chicago Boys) que en Chile se destruye la democracia porque se destruye la economía, por la demagogia y el populismo; ahí tiene mucha razón.
-Pero no tenía razón en todo.
-Estoy de acuerdo contigo. Su tipo de vida lo considero espantoso. Es un estilo de vida muy aburrido, muy pacato, o sea, nunca se le conoció ninguna mujer en su vida.
-Pero, entonces, su discurso y el de Guzmán se aúnan en el tema de la libertad económica.
- Sí, él hace un giro hacia la libertad económica que me agrada, pero ojo: Jaime Guzmán representa todo lo contrario a lo que yo creo. Él era un estatista, nacionalista, un corporativista admirador de Alberto Edwards. Guzmán podría haber estado mucho más cerca de ideas del fascismo claramente.
-Quizás Guzmán hoy sería más feliz con el tema de la apertura de la diversidad y poder vivir sin problemas su homosexualidad.
-Sí, era un tabú ser de derecha y homosexual, pero hoy no debería ser ni tema.
PAÑALES Y POLÍTICA
-Si hubiera ganado Alejandro Guillier, ¿qué gobierno hubiera sido?
-Uno malo. Hubiera sido la continuidad de uno muy malo, como lo ha sido el de Michelle Bachelet, donde sus grandes problemas fueron el desempleo, la falta de inversión y la baja recaudación tributaria producto de la reforma.
-La técnica de "todos contra Sebastián Piñera” no dio resultado y el candidato de la derecha liberal resultó elegido presidente.
-Tuvo una tarea difícil, ya que Piñera pertenece a la elite que viene gobernando Chile los últimos 30 años. ya fue presidente y ha estado toda su vida en política. El tema es que en estos momentos, que no son solo propios de Chile, sino también del mundo, la gente reclama renovación. Piñera no es renovación de nada, más de lo mismo, y como con los pañales, cada cierto tiempo hay que cambiarlos, frase que por cierto también aplica al resto de la clase política chilena.
-Pilñera nunca ha podido comunicacionalmente dar con un buen discurso que explique sus líos de inversiones o negocios.
-Estoy de acuerdo, pero pareciera no afectarle mayormente. Yo creo que deja una sensación de más de lo mismo o que el sistema esta medio podrido y Piñera forma parte de eso, junto con todos los antiguos políticos de izquierda y derecha.
-En la última vuelta de las elecciones, Piñera pareció adoptar posturas más flexibles respecto del discurso con el cual empezó su campaña presidencial.
-Sí, pero aún así gobernar no le va a ser fácil y lo que comentamos anteriormente va a ser una de sus grandes desventajas. Por otro lado, le veo ventajas a su administración, como que vamos a mantener un rumbo más o menos estable en la conducción política y económica.
-El desafío para Piñera y la derecha es poder hacer mayores reformas a las de Bachelet y construir un legado político.
-Que va a haber grandes reformas de salto al progreso, no, en ningún caso, no va a pasar nada de eso. Este país se va a seguir deteriorando en grados distintos, independiente de quienes gobiernen.
-Pero usted votó por Piñera.
-Sí, porque me parece la mejor alternativa, pero no me hago ninguna ilusión de que va a existir un antes y un después del gobierno de Piñera.
-¿No sería el gran transformador que necesita hoy el país?
-No, para nada, estamos muy viejos ya para ser ilusos e ingenuos. Eso dejémoselo a la gente que vota por el Frente Amplio.