Considerados garantes de la soberanía por el gobierno de Hugo Chávez y criticados por la oposición, los dos satélites vigilan desde el espacio el territorio venezolano y facilitan tareas como las telecomunicaciones, la planificación e, incluso, la prevención del delito.
Bautizados como los próceres de la independencia Simón Bolívar, quien lideró la gesta libertadora de la corona española en Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Perú, y Francisco de Miranda, héroe nacional venezolano que también participó en la revolución francesa, los satélites se exhiben como parte de los acuerdos alcanzados con China, desde donde han sido lanzados al espacio.
Al Bolívar, que fue puesto en órbita en octubre de 2008, le siguió el pasado 29 de septiembre Miranda, que tienen también la misión de fortalecer la integración con otros países de América Latina, a los que Venezuela también ha ofrecido sus servicios.
Si para los escépticos el lanzamiento de un satélite no traería mayores beneficios para el país, el Gobierno de Chávez ha aclarado que sí supondrán resultados tangibles para la población.
"Ahora podemos ver nuestra patria con nuestros propios ojos", reza uno de los anuncios sobre el Miranda, que fue lanzado desde el centro espacial de Jiuquan, en la provincia noroccidental china de Gansu, para hacer cartografía periódica del territorio venezolano y obtener información para diferentes fines.
Las tareas son variadas y a gusto del consumidor. El ministro de Ambiente, Cristóbal Francisco, anunció que con este satélite podrán monitorear los desarrollos mineros y prevenir la explotación ilegal, mientras su colega de Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina, aseguró que permitirá analizar la resistencia del suelo y estudiar la evolución de las ciudades.
También será útil para la industria petrolera "a todo lo largo de su cadena" de producción, "desde la exploración hasta la distribución", y para el desarrollo agrícola, entre otros, según han anunciado funcionarios de esas áreas.
Pero este programa, cuya inversión no ha sido precisada por el gobierno, tiene igualmente una utilidad política, ya que para Venezuela supone un paso hacia la independencia.
"Estamos dando otro paso hacia la independencia y, además, para evitar que otros países saboteen y bloqueen cierta información que requiere un país para su defensa y seguridad", ha dicho el director ejecutivo de la Agencia Bolivariana para las Actividades Espaciales, Mariano Imbert, a medios estatales.
Destacó, además, que el país evitará pagar para recibir imágenes del territorio venezolano.
Estos argumentos, sin embargo, han sido rebatidos desde la oposición por el excandidato presidencial Henrique Capriles, quien ha criticado la puesta en órbita de satélites "cuando decenas de hospitales públicos no tienen ascensores ni quirófanos operativos".
"¿Cómo un gobierno que no ha podido proveer a los venezolanos de servicios básicos como la electricidad, promete satélites para el pueblo?", se preguntó Capriles en su cuenta en la red social Twitter @hcapriles, en junio pasado, cuando aún estaba en proyecto el despegue del Miranda.
De Bolívar son incontables las líneas, comentarios y alusiones hechas por la revolución encabezada por Chávez en Venezuela, así como escuelas u obras que llevan su nombre.
Por ello no es extraño que el primer satélite que el país lanzó al espacio lo bautizaran como al prócer nacido en Caracas el 24 de junio de 1783 y que falleció en Santa Marta (Colombia) el 17 de diciembre de 1830 después de liderar la gesta independentista de gran parte de la región.
El 29 de octubre de 2008 despegó desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, al suroeste de China, el primer satélite de comunicaciones venezolano "Venesat-1", como parte de un proyecto en el que el gobierno de Chávez invirtió más 406 millones de dólares y que incluyó la formación en ese país de ingenieros venezolanos.
Para portavoces del gobierno venezolano, el Bolívar significó la entrada del país en el tema espacial y una forma de facilitar el acceso de poblaciones lejanas a servicios de internet y telefonía.
Al hacer un recuento de los beneficios de la puesta en órbita de este satélite, el gobierno ha destacado la instalación de 5.224 antenas conectadas desde zonas remotas del país, de las cuales 3.500 han sido destinadas a la educación, así como otras para seguridad y defensa, radares y bases de protección fronteriza, entre otros.
Igualmente destacan servicios como internet y los desarrollos para la televisión directa al hogar.
SUDAMÉRICA EN LA ERA ESPACIAL
El lanzamiento del Simón Bolívar inauguró la era espacial para Venezuela aunque en Sudamérica ya eran varios los proyectos en esta área, encabezados, desde 1995, por Brasil y Chile.
En 2008, poco después de la puesta en órbita del Simón Bolívar, la empresa Convergencia Research anticipó que en los próximos cinco años la tendencia en la región sería una mayor participación de los Estados en el mundo satelital, en manos hasta entonces de operadores privados como Hispasat, Intelsat, Panansat o Satmex, que alquilan franjas de sus satélites.
La tecnología espacial no es, sin embargo, ajena para la región, pues desde 1995 Brasil domina este ámbito, cuando lanzó el primer satélite de comunicaciones de Suramérica, propiedad de la entonces compañía estatal Embratel.
El gigante suramericano, que cuenta además con dos satélites para la recopilación de datos ambientales y otros tres que comparte con China, también destinados a fines científicos, anunció en abril que espera poner en órbita otro aparato que estaría operativo para 2014, cuando ese país sea sede del Mundial de fútbol.
Mientras Chile, que en 1995 también hizo su primer intento, puso en órbita en diciembre de 2011 el satélite Fasat-Charlie, con la intención de usar sus imágenes en labores de inteligencia y monitoreo de fronteras, así como en aplicaciones civiles de planificación, control de desastres y protección del medio ambiente.
Chile había lanzado el Fasat-Alfa en 1995, pero no logró separarse de su cohete, mientras que su segundo satélite, el Fasat-Bravo, despegó en 1998 y estuvo operativo hasta 2001, cuando presentó fallas en el proceso de carga de sus baterías.
Otro satélite, el Aplicaciones Científicas (SAC)-D, con sello latinoamericano al haber sido construido en Argentina, fue colocado en órbita por la agencia espacial estadounidense (NASA) en junio de 2011 para estudiar la concentración de sal en la superficie de los océanos, sus fluctuaciones y su relación con el cambio climático.
Y ya en 2008, la firma europea Arianespace había anunciado que pondría en órbita a mediados de 2012 el satélite argentino Arsat-1 para ofrecer servicio de telecomunicaciones de televisión, telefonía, internet y transmisión de datos para Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay.
A esta línea espera sumarse Bolivia, que firmó en diciembre de 2010 un contrato con la empresa china Great Wall Industry para la construcción del satélite que debe estar en órbita en 2013 y llevará el nombre del líder indígena Túpac Katari, quien se levantó contra la colonia española en el siglo XVIII.
También Ecuador prevé lanzar en noviembre su primer satélite NEE-01 Pegaso, fabricado por personal ecuatoriano en ese país, que pesa 1,2 kilos y mide 75 centímetros de largo y 10 de alto y el cual tiene la misión vigilar los objetos cercanos y que amenacen a la tierra.
Centroamérica, entretanto, ha planeado incursionar en la era espacial en 2015, con el lanzamiento del primer satélite desarrollado en la región, que tendrá funciones científicas, aunque ya dio un primer paso con la puesta en órbita de una sonda en 2010.
Sea para vigilar, planificar o comunicar, lo cierto es que Venezuela, y en general Latinoamérica, se han enganchado a la era espacial quizás sin la espectacularidad de Hollywood o la atención concitada por el "Endeavour" que hoy es historia, pero para la región más se parece al futuro.