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Carlos Alvarado, nuevo presidente de Costa Rica: un novelista roquero con un plan progresista para su país
Lunes, Abril 2, 2018 - 08:31

Casado y con un hijo pequeño, el periodista y politólogo de clase media se convirtió este domingo, a sus 38 años, en el presidente más joven de Costa Rica y entró al selecto club de líderes que llegaron al poder antes de los 40 años.

San José. A finales de 2016, Carlos Alvarado Quesada intuyó que el éxito de movimientos como los que sacaron al Reino Unido de la Unión Europea, o los que boicotearon los acuerdos de paz en Colombia, eran síntoma de un cambio político global que acabaría por llegar a su país, la pacífica Costa Rica.

En ese momento todavía era ministro de Trabajo del gobierno del centroizquierdista Luis Guillermo Solís, al que, como su jefe de comunicaciones, ayudó a llegar al poder en 2014 para romper con cuatro décadas de bipartidismo.

"Después de ver lo que pasó en Reino Unido con el 'Brexit', lo que pasó en Colombia con el referéndum de paz, ver algunas grandes democracias occidentales con riesgos populistas o fundamentalistas, y que mi partido no estaba renovando su liderazgo, decidí involucrarme", dijo el ahora presidente, con estudios en Inglaterra, en una reciente entrevista con Reuters.

Casado y con un hijo pequeño, este periodista y politólogo de clase media se convirtió este domingo, a sus 38 años, en el presidente más joven de Costa Rica y entró al selecto club de líderes que llegaron al poder antes de los 40 años, como el francés Emmanuel Macron y la neozelandesa Jacinda Ardern.

Sus aliados destacan su preparación y compromiso político, que pulió durante varios años como asesor de comunicación del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC) en la Asamblea Legislativa y en el sector privado, trabajando para la estadounidense Procter & Gamble.

Sin embargo, sus críticos le reprochan el reciclar promesas que el gobierno de Solís no pudo cumplir, como atajar el creciente déficit fiscal, generar empleos, frenar la delincuencia récord o eliminar la pobreza extrema, área de la que estuvo directamente encargado como ministro.

Cuando comenzó la campaña en 2017, Alvarado Quesada y el PAC quedaron rezagados en las encuestas lastrados por el desencanto de sus bases con las frustradas promesas de cambio y la ira tras los escándalos de corrupción que salpicaron al gobierno.

Contra todo pronóstico, logró pasar a la segunda vuelta después de que los sectores progresistas reaccionaron al ver de favorito al exdiputado evangélico Fabricio Alvarado Muñoz por su amenaza de sacar al país de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) para no reconocer el matrimonio homosexual.

Roquero de Estado. El candidato oficialista fue de los pocos aspirantes que respaldó el matrimonio igualitario pese a que siete de cada 10 costarricenses lo rechazan y recordó a su contrincante que un país sin ejército como Costa Rica depende de la legalidad internacional para defender sus intereses.

"Creo que es un reflejo de lo que está pasando en la región y en el mundo", dijo el político sobre la inédita polarización que generó el tema de la religión en la campaña. "En el mundo estamos experimentando movimientos que llevan adelante este tipo de agendas más monotemáticas o populistas".

 

Durante la campaña presidencial, Alvarado Quesada buscó hacer valer su detallado programa electoral frente a las vagas propuestas de su contrincante, repitiendo que el plan de gobierno es el "contrato" con los ciudadanos.

Aunque la curiosidad política del mediano de tres hermanos surgió en la adolescencia explorando las librerías de segunda mano en un viaje familiar a Cuba, su primera pasión fue la creación artística.

Mientras estudiaba en la universidad pública, fue vocalista del grupo de rock progresivo Dramátika, donde escribió todas las letras de su único álbum "Trágico y Absurdo". Luego incursionó en la literatura, publicando cuatro libros en 10 años, incluyendo su premiada novela "La vida de Cornelius Brown".

Su carácter reservado y flemático fue utilizado por sus rivales para dudar de su capacidad en la toma de decisiones, mientras que sus amigos ven en su hablar sosegado y sus maneras conciliatorias una ventaja para alguien que cree en la negociación y el diálogo para la toma de decisiones.

"Costa Rica es un país maravilloso y queremos no sólo preservar su gran democracia, su paz, su respeto al medio ambiente, y a los derechos humanos, sino proyectar a Costa Rica hacia el futuro", dijo el presidente que asumirá en mayo para un período de cuatro años.

Autores

Reuters