La ex presidenta de Brasil pide avanzar hacia la reconciliación del país, valora el rol de Lula da Silva y dice que no descarta volver a postular a algún cargo.
Durante su viaje a Berlín, la expresidenta de Brasil, Dilma Rousseff, conversó con Deutsche Welle sobre actualidad política y, especialmente, sobre la necesidad de que Brasil se "reencuentre". Asimismo, apuntó que el Partido de los Trabajadores (PT) no debe enfrentar las próximas elecciones presidenciales con ánimo de venganza.
Dilma aseguró que su gobierno fue víctima de un golpe de Estado, pero que ya es hora de "perdonar a la persona que pateó la mesa pensando que estaba salvando a Brasil, para luego darse cuenta de su error". Asimismo, dijo que no ve ningún problema en generar alianzas entre su partido, el PT, y figuras como el senador Renan Calheiros.
-¿Cómo evalúa la situación en la que se encuentra Brasil actualmente?
-Dilma Rousseff: El golpe que sufrí tuvo tres fases. La primera fue el impeachment. La segunda es este caos que están generando, con la enmienda que congela los gastos en salud y educación. O la reforma laboral, en un país que hace poco salió de la esclavitud, y el proceso de venta de patrimonio público. Y el tercer momento del golpe es hacer inviable la candidatura de Lula.
-Sobre las elecciones de 2018, ¿cuáles son sus expectativas?
-En Brasil crece la sensación de que Lula está siendo perseguido. ¿En qué baso esa afirmación? Si usted analiza, verá que a medida que se realizan más investigaciones, más sube la aprobación de Lula. El pueblo de Brasil tiene la percepción de que él fue el mejor presidente. Mi esperanza es que volverá a liderar el país. En la época del impeachment, ellos (la prensa y los rivales políticos) lograron poner el rechazo a Lula y al PT como tema central. Apuestan a que el pueblo es ignorante. Pero el pueblo va notando ya persecución.
-¿Qué piensa de los acercamientos del PT con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) en diversos estados del país? El propio expresidente Lula ya dijo que está "perdonando a los golpistas". ¿No es un poco incoherente que el PT denuncie un golpe y luego se una con el partido que supuestamente lo traicionó?
-Difícilmente haremos una alianza con el PMDB a nivel nacional. ¿Pero podría usted rechazar una alianza con el senador Roberto Requião? Requião es del PMDB, y al mismo tiempo se enfrentó al golpe. ¿Se negaría a aliarse con Kátia Abreu? Ella también se opuso al golpe.
-¿Y figuras como el senador Renan Calheiros?
-Renan no trabajó por el golpe.
-Pero votó a favor del impeachment.
-Presidía el Senado, no podía votar.
-Al final lo hizo a favor del impeachment.
-Pero no trabajó para el impeachment. Y eso no es lo importante. No creo que perdonar al PMDB o al Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) sea perdonar a golpistas. Creo que perdonar a golpistas es perdonar a esa persona que golpeó la mesa creyendo que estaba salvando a Brasil y luego se dio cuenta de su error. En algún momento nos tendremos que reencontrar. Una parte de Brasil se equivocó, sí. Pero no vas a llegar donde ellas y decirles "te vamos a perseguir". Necesitamos crear un clima de reencuentro, no uno de venganza.
-¿No necesita renovarse la política brasileña después del impeachment? ¿No será momento de abrir espacio a nuevos liderazgos, especialmente en la izquierda?
-Eso se llama "cómo sacar a Lula del medio". Con el impeachment el PSDB se acabó, desapareció. ¿Qué han logrado los conservadores? Crearon una extrema derecha, el Movimiento de Brasil Libre (MBL) y a Jair Bolsonaro. ¿Y qué es nuevo en Brasil? ¿Un administrador incompetente, tipo Trump? ¿O João Dória? ¿O le parece mejor una política liderada por animadores de televisión, como Luciano Huck? ¿Eso es lo nuevo?
-¿Cómo es su vida un año después del impeachment?
-Es una rutina que depende de dónde estoy, ya sea en Sao Paulo o en Berlín. Participo en debates, conferencias, caravanas... Siempre que puedo hago actividad física, ando en bicicleta por lo menos 50 minutos al día. Cuando estoy en Porto Alegre juego con mis nietos, algunas veces los llevo a dormir a mi casa. Los chicos tienen una fuerza inagotable y nosotros ya no tenemos ese nivel de energía. Pero ser abuela tiene esa gracia: jugar con los nietos y luego devolverlos a la madre.
-En Brasil parece no existir un papel claro para los expresidentes, como pasa en Estados Unidos o en algunos países de Europa. ¿Qué tipo de expresidente quiere ser usted?
-Yo no creo que un expresidente pueda volver a trabajar en el mundo privado. Para mí, eso es incompatible. Vamos a tener que definir qué es. Es Estados Unidos está estipulado.
-¿Va a buscar nuevas opciones en la política?
-No voy a dejar la política porque soy expresidenta o porque no he sido elegida para algún cargo. He hecho política toda mi vida, estuve presa no porque era técnica, nadie va preso por ser técnico. Hice política siempre y no necesité de un mandato para hacerlo, y lo haré a un ritmo compatible con mi edad.
-¿O sea busca postular a algún cargo?
-No lo descarto, pero no he pensado seriamente en el tema. Si digo que no pienso postular y luego lo hago porque cambio de parecer, voy a tener que dar explicaciones en Brasil. Contemplo la posibilidad de postular para luego no tener que dar explicaciones.
-¿Cree que la historia le dará la razón?
-La historia en Brasil va muy rápido y ya me está dando la razón. Eduardo Cunha, que presidió mi impeachment, fue suspendido y condenado a nueve años y está preso. Varios procesos mostraron que compró a diputados. También fue comprobado que los motivos que argumentaron para realizar el impeachment eran ridículos, que no hice nada ilegal.
Dijeron que el impeachment iba a resolver la crisis económica y política, pero esas crisis sólo se han profundizado. El actual presidente usurpador ya fue denunciado dos veces, al igual que el senador Aécio Neves, ambos enfrentando pruebas cabales y grabaciones. Pero ellos siguen en sus cargos, mientras que las otras dos personas [Dilma y Lula] fueron acusadas por el solo hecho de haber sido presidentes.