Pobre mi país. Con amigos como esos ¿quién necesita enemigos?
La visita del ministro de “cooperación” noruego, Heikki Holmas, solo dejó evidencias de su sesgo ideológico “redistributivo” y pisto para que siga el conflicto “desarmado” interno. ¿Cooperación? ¿Desarrollo? Más bien hipocresía.
“…Mi enfoque principal en la agenda de desarrollo es hacia políticas de distribución…”, dijo el ministro en una entrevista de prensa. “La principal cooperación que damos al país consiste en organizar gente y apoyarlos en su lucha por hacer valer sus derechos fundamentales” -agregó-.
Es vox pópuli que Noruega fue el aliado político por excelencia de la guerrilla. Uno hubiese pensado que, finalizado el conflicto armado, ese gobierno hubiese contribuido a lograr un verdadero desarrollo económico y social. A cambio de ello, vemos cómo se sigue financiando el conflicto por otros medios.
“Es mala inversión no tener impuestos más altos” -recomienda el funcionario-. No obstante lo anterior, de acuerdo con el informe de las Naciones Unidas, Paying Taxes 2012, la tasa efectiva de impuesto sobre las utilidades que pagan las empresas noruegas es 24,4%, mientras que las chapinas pagan 25,9%. Sin embargo, su IVA es 25%. Espero que el Sr. Holmas no esté creyendo que duplicar el IVA en Guatemala nos va a volver noruegos. Dichosos ellos que son el tercer exportador de petróleo del mundo para que sus empresas se pueden dar el lujo de tener una tasa efectiva de ISR más baja que la de Guate.
Lástima que Noruega se haya ido por el fomento del conflicto y la redistribución y no por el fomento al crecimiento, la inversión y generación de empleo en Guatemala. Con el fondo soberano de inversión más grande del mundo, producto de sus espectaculares rentas petroleras, el gobierno noruego anda buscando oportunidades de invertir US$612 millardos por todo el mundo. Nos hubiera caído bien que se echaran un par de hidroeléctricas para tener energía menos cara. Esa sí hubiese sido una cooperación “ganar ganar” para noruegos y guatemaltecos. O que hubiesen invertido en explotación petrolera para que los chapines también aspirásemos a tener nuestro propio “fondo de inversión soberano”. Como dice el refrán: ¡pongan el dinero donde ponen la boca!
Tuvimos mala suerte. A nosotros no nos tocó una verdadera agenda de desarrollo. Nos tocó la agenda política. No nos tocó la creación de riqueza, sino la distribución de pobreza y el financiamiento del conflicto. La agenda de inversión le tocó a EE.UU. donde el ministro de Finanzas noruego ha ordenado que se invierta el 5% del total de su fondo petrolero en el mercado de vivienda. ¡Qué paradoja! Definitivamente que “pisto llama pisto”. ¿Y los chapines? Nosotros les servimos para “lavarse la conciencia” promoviendo la dizque “igualdad”.
Pobre mi país, teniendo que rendirle pleitesía a la hipócrita y pichicatera política exterior noruega. Y pobres los chapines que tenemos un gobierno nagüilón que permite que esta situación continúe sin decir “pío”. Verdaderamente: con amigos como esos, ¿quién necesita enemigos?…
*Esta columna fue publicada originalmente en PrensaLibre.com.