1. Dar la cara. Comunicar mucho. Aceptar que todos merecen respeto y empatía, aunque algunos reaccionen diferente a lo esperado. Cuidarse a uno mismo del estrés y la sobrecarga. Pasar buenas vibras a todos.
2. Todos tenemos distintos roles de liderazgo que cumplir: con la familia, los amigos, el equipo, la comunidad, la organización, el país. Enfocarnos en crecernos al rol y a lo que este demanda de nosotros en esta etapa tan complicada es el reto que nos tocó.
3. Liderar involucra aprender rápido, resolver y actuar efectivamente. Pero también tratar de comprender lo que sienten los demás y respetar sus emociones y sentimientos para ayudarlos mejor. La incertidumbre y el miedo causan estragos en el espíritu y las cosas no son nada fáciles para muchos.
4. Otro reto de liderar estos días es estar calmos para darle calma a los otros. Y mantener nuestras vibras altas para inspirar esperanza y ánimo a los demás, manejando nuestra energía para brindarla a quienes más la necesitan, estén cerca o lejos, real o virtualmente.
5. Y mientras lideramos en lo humano y cuidamos el espíritu y la energía de los demás, como líderes de nuestras familias, grupos u organizaciones, nos toca estar aprendiendo rápido, actuando eficazmente y, sobre todo, anticipando lo siguiente para reaccionar rápido y bien.
6. En estos tiempos tan fluidos donde todo cambia tan rápido, a los líderes nos toca también planear las movidas defensivas y protectoras de lo nuestro. Pero no podemos perder el foco en las oportunidades de hacer crecer a nuestra gente y a nosotros mismos. Y de ver con atención cómo reacciona y actúa cada persona, para ver quién necesita qué tipo de ayuda y apoyo, y dárselos sin perder tiempo.
7. Para los líderes –y casi todos tenemos distintos roles de liderazgo– es crítico comunicarnos mucho con nuestros equipos, nuestra gente, nuestra familia. Y hacerlo con frecuencia, claridad, transparencia y de la manera más auténtica y real posible. La credibilidad ahora es todo.
8. Es tiempo de empoderar realmente a nuestros equipos a ser, más que nunca, muy responsables de lo suyo y mostrarles nuestra confianza en cómo hacen las cosas. Darles espacio para liderar. Eso los mantendrá enganchados y comprometidos y haciendo lo correcto.
9. Estos días de tanta incertidumbre son, sin embargo, claves para acordarnos de afinar nuestro perfil, desarrollar más habilidades humanas y tecnológicas, y estar atentos a nuestro nivel de empleabilidad y a nuestra marca personal. Ella, nuestra reputación y nuestro talento son nuestros activos principales ante un mercado laboral cambiante e incierto. Y como líderes nos toca también liderar nuestra carrera asertivamente.
10. Y, por supuesto, hacer un buen análisis de hacia dónde vamos y cuáles son nuestros recursos reales, para permitir que nuestra gente sepa y entienda la realidad con claridad para mantener su compromiso, fuerza e intención de sacar juntos la garra necesaria para no desmayar.
11. Y quizá el mayor reto de liderar estos días será lograr inspirar el “modo agradecimiento” a los que nos rodean. Debemos influir en ellos para que vean también esa otra perspectiva que nos muestra que, dentro de todo lo incierto y difícil, tenemos mucho que agradecer.