La crisis que vivimos está resultando ser inesperada en su aparición, duración e intensidad. Aún no sabemos cuándo ni cómo vamos a salir de la pandemia, pero ya sabemos que no saldremos igual a como estábamos antes de ella. Y es que a estas alturas resulta evidente que el impacto está siendo y será inmenso en diversas dimensiones; quizás sólo comparable con las destrucciones masivas que generaron las grandes guerras, después de las cuales la humanidad supo levantarse reconstruyendo, repensando e innovando. Existe incluso un grado relevante de épica y dignidad histórica en los esfuerzos colectivos que se llevaron a cabo a mediados del siglo pasado para poder reestablecer los niveles de bienestar a los que se aspiraba en ese entonces, logrando acelerar enormes procesos tecnológicos y culturales. Y eso es justamente lo que podremos lograr en el momento en que empecemos a planificar la reconstrucción. Tendremos una oportunidad única de hacer las cosas de manera diferente, poniendo el bienestar en el centro y guiándonos por la ciencia. Y es que, en la mayoría de los casos, tendremos la oportunidad de mejorar respecto de cómo veníamos haciendo las cosas hasta antes de la era del COVID-19.
La lógica de reconstruir mejor (build back better) tiene a la acción climática como uno de sus principales pilares, ya que representa una tremenda oportunidad para generar crecimiento económico de manera limpia, equitativa, con creación de empleos de calidad y que contribuyan a poner el bienestar en el centro. En el momento de reactivar se nos ofrecerá la posibilidad evidente de hacerlo fundamentalmente a partir de energía limpia, dejando de lado la actual dependencia a los combustibles fósiles. Podremos priorizar tecnologías que maximizan el aire limpio que tanto hemos necesitado respirar en estos meses. Podremos favorecer soluciones basadas en la naturaleza, que fortalecen nuestra interdependencia con los ecosistemas a la vez que aportan resiliencia a nuestra economía.
Justamente en esta semana, 155 empresas globales (representando US$ 2,4 trillones en valor de mercado, y 5 millones de empleados) firmaron a través del Pacto Global de las Naciones Unidas una declaración conjunta proponiendo a los gobiernos unir esfuerzos entre el sector público y privado hacia una “mejor recuperación”, alineándose hacia la carbono neutralidad antes de 2050 para que de esa forma logremos que la temperatura del planeta no suba más de 1,5 grados. Esta es otra señal más de cómo los planes de recuperación de la economía alrededor del mundo deberían estar siempre alineados con los objetivos basados en la ciencia, de modo de favorecer esfuerzos de políticas públicas que construyan resiliencia frente a futuras crisis.
Estas 155 empresas le están pidiendo a los gobiernos del mundo que mientras preparan sus planes de recuperación y estímulo económico para superar la pandemia, no olviden la necesidad de actualizar sus compromisos con el acuerdo de París (expresadas en sus contribuciones nacionalmente determinadas). Estas 155 empresas (y muchas más que se siguen sumando) no sólo piden, sino que se ponen a disposición para ayudar a través de sus propios compromisos, en la priorización de una transición más rápida y justa, desde una economía gris a una economía verde.
Este llamado de privados a los distintos estados, poniéndose a disposición para trabajar en conjunto, es una muestra de la necesidad de enfrentar las crisis desde una mirada colaborativa, aunando los esfuerzos, las capacidades y herramientas de los distintos sectorespara afrontar las problemáticasque estamos enfrentando como humanidad. Crisis como la que estamos viviendo son tan complejas, que resulta evidente el que sólo aportando distintas miradas podremos encontrar la solución que a su vez nos acerque al camino para construir un futuro más equitativo y sustentable.
Claramente no volveremos a ser los mismos después de esta pandemia, y suena razonable pensar que estamos viviendo uno de esos hitos históricos que quedarán marcados en el gran calendario de la humanidad. La forma en que decidamos abordar la crisis tendrá efecto no sólo en su solución, sino que a su vez pondrá las bases de la sociedad de las siguientes generaciones, como ocurrió en el pasado con cada gran desafío que enfrentamos como especie. Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene hoy la posibilidad de hacerse la pregunta de cómo quiere pasar a la historia en este momento único.
155 líderes empresariales esta semana decidieron asumir una postura, dispuestos a que el futuro los evalúe. Y es que firmar este compromiso es justamente una de las formas como los líderes del mundo pueden reducir sustancialmente la vulnerabilidad a futuras crisis, y a su vez crear trabajos de calidad mientras reducen emisiones y mejoran la calidad del aire en un planeta que necesita urgentemente estas medidas. La invitación a firmar está abierta para que se sumen más y más empresas de todo el mundo y de cualquier tamaño. Es tiempo de acción.