Hemos sido espectadores de como los cambios tecnológicos y la irrupción de la economía digital nos lleva a modificar nuestras formas e intercambios de bienes y servicios. Y es justamente, en plena crisis sanitaria provocada por el COVID-19, donde precisar reglas justas y claras en la materia es una tarea que Chile junto con Singapur y Nueva Zelanda, han llevado adelante firmando el Acuerdo de Asociación Económica Digital a nivel mundial (DEPA por sus siglas en ingles).
El tratado refleja la preocupación que comienzan a tener los países por la inserción económica internacional postpandemia y que surge –como ha expresado la propia Subsecretaria de Relaciones Económicas internacionales– del interés común de estas naciones de beneficiar a las economías más pequeñas y proporcionar más oportunidades para incluir a más personas y MIPYMES en la economía global. Cuestión no menor, en instantes en los que la OMC pronostica una caída de hasta el 30% del intercambio comercial mundial para este año y donde Chile no ha estado exento, con una caída del 14,9% en estos primeros cinco meses.
Así, el nuevo pacto permitirá generar una mayor confianza al momento de realizar negocios y comerciar digitalmente. También facilitará y fomentará el comercio digital de productos y servicios con mayor eficiencia y menores costos, diversificará nuestra canasta productiva y exportadora con miras a una economía que brinde creatividad, conocimiento e innovación, y donde la regulación, aprovechamiento y promoción del e-commerce transfronterizo –a través de pilares como el libre flujo de datos, la no discriminación de productos digitales, privacidad, internet abierta y global, entre otras materias– toma un valor relevante.
En ello se vislumbra una ventana de oportunidades, particularmente, en sectores con una oferta nacional de alto valor agregado y que representan la nueva expansión del comercio internacional, como el incipiente sector exportador de servicios, comercio electrónico, compras públicas y economía digital en general. Sin más, las cifras reafirman el alcance del sector, que en 2019 registró cerca de US$ 1.260 millones de envíos en la materia, y donde destacaron sectores como tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) (US$430 millones –34% del total con cerca de la mitad PYMEs-), seguido de Servicios Financieros, Servicios Audiovisuales, Servicios de Estudio de Mercados y Servicios de Ingeniería.
No obstante lo anterior, también es primordial establecer, reconocer y convenir que la nueva era del comercio digital trae consigo una serie de desafíos. La política comercial, fundamental para el modelo de desarrollo del país demanda –para su fluido y consistente progreso digital– avanzar crecientemente en: la inclusión de estos temas en la negociaciones en curso y futuras, en la digitalización de los diferentes procesos y documentación involucrados en el comercio exterior, mejores y más claras plataformas de información de los diferentes beneficios que traen consigo este tipo de acuerdos y que no son del todo conocidos por la ciudadanía, la interoperabilidad entre las aduana de países vecinos y principalmente, de nuestros mayores socios comerciales de productos digitales, entre otros.
El rol de Chile
Qué duda cabe que la inserción internacional de nuestro país ha traído aparejada una senda de éxito y desarrollo para Chile, permitiendo multiplicar por 10 el tamaño de nuestra economía, por más de cinco nuestro PIB per cápita y facultando con éxito vincularnos comercialmente con el mundo entero. Sin embargo, también es claro que este nuevo proceso necesita incorporar y regular diferentes materias sobre las cuales se basará el comercio del fututo. En ello, el acuerdo en cuestión, facilitará y reduciría costos de entrada y transacción de nuestro comercio internacional digital. Con todo, se hace inexcusable acompañar de políticas ofensivas en materia de prospección, promoción y penetración de las empresas nacionales proveedoras de estos servicios, en los mercados internacionales, así como la consecución de plataformas digitales para la capación de potenciales clientes.
Chile, miembro de la OCDE y de distintos foros que destacan sus avances en materia de política comercial, debe ser líder en la materia con una agenda de innovación que busque hacer más eficientes, rápidos y seguros los procesos involucrados en una operación comercial digital, y que lo conviertan en un hub gigital en América Latina mirando al Asia-Pacífico.
Finalmente, el nuevo pacto busca dar soluciones que permitan a la política comercial seguir siendo capaz de servir de plataforma para que todo emprendimiento que desee conectarse con el mundo lo logre. En ello, en momentos que las pymes precisan de la mayor ayuda posible, es de esperar que el acuerdo tenga una rápida tramitación, aprobación y puesta en vigor y no impliqué prácticas que no solo involucren lo técnico y por el contrario, termine figurando en lo político.