Nos hemos enterado con preocupación de los alarmantes efectos que está teniendo la crisis social por la pandemia del Coronavirus en las cifras de empleo femenino en Chile. En solo cinco meses, la tasa de participación laboral de las mujeres ha caído drásticamente desde un 53%, en enero de este año, a un 42,9%, en el trimestre móvil marzo y mayo, informado por el Instituto Nacional de Estadísticas en junio. Este impresionante retroceso ha borrado más de 10 años de avance en la inserción laboral femenina y amenaza con ir por más, debido a la multiplicidad de obstáculos asociados a temas culturales, regulaciones y mayor fragilidad en el tipo de trabajo.

Se trata de una realidad sumamente preocupante y que debiese estar en el centro de las políticas públicas del país, si se quiere pensar una recuperación económica que sea sostenible en el tiempo y logre poner fin a las brechas de género arrastradas por años.

Proponerse el objetivo de la igualdad de género, mediante la plena participación laboral de las mujeres en el mundo laboral y los diversos espacios de toma de decisiones, es clave para garantizar la sostenibilidad de los países. Los países nórdicos saben mucho de eso, cuando en la década de los setenta decidieron invertir fuertemente en sus mujeres, con políticas de corresponsabilidad familiar y de cuidado, que apuntaban a hacer valer su mayor riqueza: el capital humano. Este debiese ser un tema central de la agenda, y más ahora en donde las mujeres y sus familias son quienes más están sufriendo la precariedad laboral y la pobreza, a causa de las medidas de distanciamiento social impuestas por la pandemia del COVID-19. Un estudio del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Universidad Católica, publicado en 2017, demuestra que el 39,4% de los hogares en Chile declaraba tener a una mujer como jefa de su hogar, de acuerdo a datos de la encuesta CASEN.

Los países que han superado crisis profundas lo han hecho incluyendo mujeres. Los directorios y líderes de las empresas son responsables de adoptar estrategias que garanticen la incorporación laboral de las mujeres y su plena participación en la toma de decisiones que nos permitan superar, en conjunto, las dificultades sociales y económicas de esta pandemia. Hasta ahora, esta incorporación no ha sido efectiva y es clave para asegurar la implementación de medidas oportunas y efectivas para cerrar las brechas existentes. Toda política debe incorporar una mirada de género para asegurar la sostenibilidad de un país.

En  REDMAD estamos convencidas que la diversidad de miradas permitirán pensar nuevas soluciones a los nuevos retos del mundo.