En medio de la preocupación por el cambio climático y la necesidad de preservar nuestro medioambiente, resulta desconcertante presenciar actos de irresponsabilidad y vandalismo, que amenazan proyectos valiosos y altruistas, destinados a proteger nuestros ecosistemas.
En marzo pasado, Filantropía Cortes Solari, reconocida por su compromiso con la acción climática, y con la protección de las ballenas, ha sido víctima de un acto de destrucción de una de las boyas del proyecto Blue Boat Initiative.
La fundación ha sido defensora de los océanos y sostiene que necesitamos escuchar estos ecosistemas marinos, para ver, para entender, actuar y gestionar su conservación, con un enfoque multidimensional.
Ya ha pasado tiempo desde que se descubrió que la boya había sido destruida, encontrándose varada en la Isla de Lemuy, en Chiloé, a unas 50 millas de su lugar de origen, sin que aún se explique qué sucedió, y que nadie parezca preocuparse y sancionar a los culpables.
Este proyecto, parte del Compromiso País, de Chile para la conservación del océano, busca mapear la acústica del mar para generar un Sistema de Alerta Temprana de presencia de ballenas, a través de inteligencia artificial, capaz de
alertar en tiempo real a las embarcaciones con el propósito de evitar colisiones con ellas.
Esta es información oceanográfica clave, pensada para permitir comprender, analizar y valorizar los servicios ecosistémicos marinos de la Patagonia Norte.
Este proyecto inédito ha significado más de 12 años de trabajo para la conservación de ecosistemas marinos de Chile y el mundo. Así, se ha dañado un proceso de investigación científica filantrópica, para entender y conservar nuestro mar, destruyendo una iniciativa chilena única, de protección de ballenas y biodiversidad marina.
¿Cómo pueden seguir adelante, fundaciones e iniciativas filantrópicas ante una irresponsable y alarmante actitud
de personas que no comprenden el valor de este esfuerzo y sus positivos impactos?
El proyecto Blue Boat ha conllevado una inversión privada significativa, hoy truncada, y ha avanzado de manera relevante siendo un ejemplo para otros centros de investigación. La destrucción de una boya pudiera parecer menor a quien no conoce la envergadura del proyecto del que forma parte, pero, al contrario: es un eslabón esencial y se arruina su puesta en marcha, dentro de un plan a largo plazo.
Cabe destacar que la protección de las ballenas no sólo beneficia a las especies marinas, sino también, tiene un impacto directo en la lucha contra el cambio climático. Es que al capturar grandes cantidades de CO2, estas criaturas marinas ayudan a reducir la concentración de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera.
Además, al mantener el equilibrio de los ecosistemas marinos, las ballenas garantizan la supervivencia de numerosas especies, contribuyendo a la biodiversidad y a la salud del planeta.
Por ello, contra ese acto irreverente, es crucial que, como sociedad tomemos conciencia de la importancia de los proyectos que, con esfuerzo, apuntan a preservar nuestro medioambiente y garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras.
El respeto y la responsabilidad son valores fundamentales que debemos inculcar desde la infancia, por eso, esta irresponsabilidad, es imperdonable.