Robot transmite videos a un centro de control donde se analizan los flujos, se agiliza la gestión de los vehículos y se cursan infracciones de tráfico.
Funcionan con energía solar, tienen sus “ojos” y hasta han logrando un respeto inmenso entre los automovilistas de las congestionadas calles de Kinshasa, capital del Congo y, en general, de toda la población de la ciudad.
Se trata de dos robots gigantes ubicados en conflictivas áreas de tránsito en la ciudad, en sustitución de policías. Y aunque pareciera que es muy difícil lograr que un “androide”, por grande que pueda verse, lograra representar una autoridad a respetar para muchos conductores, lo cierto es que la respuesta positiva, y de respeto a las indicaciones del robot ha sido absoluta.
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"Como motociclista estoy muy contento con el trabajo del robot. Porque cuando la policía de tráfico controlaban los coches aquí había un gran enredo de tráfico", dice Demouto Mutombo, un conductor de motocicleta, a CCTV África. "Pero desde que el robot llegó vemos que realmente los conductores y peatones son más respetuosos".
Los robots, imitación de Marvin, el androide paranoico de la serie inglesa de los 80, 'Guía del excursionista Galáctic', están equipados con cuatro cámaras que les permiten grabar el tráfico. La información se transmite entonces a un centro de control donde se analizan los flujos, se toman medidas para agilizar el movimiento de los vehículos y se preparan las notificaciones por infracciones de tráfico.
"Si un conductor dice que no va a respetar las órdenes, porque es sólo una máquina, el robot va a tomar eso en cuenta y hará un reporte", dice Isaie Teresa, miembro del equipo de ingenieros el Instituto Superior de Técnica Aplicada de Kinshasa, artífices de la idea.
Crédito foto: washingtonpost.com