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¿Cómo capacitar colaboradores en una organización multigeneracional?
Lunes, Julio 18, 2016 - 15:02

Por Víctor W. Bohórquez López, Ph.D y actualmente profesor de la Universidad de Lima y director de Desarrollo de Negocios en UNIKEMIA.

En las organizaciones de hoy podemos encontrar algo que nunca antes fue tan notorio: la confluencia de una gran diversidad de colaboradores con edades que los ubican en generaciones con diferentes características y que participan de la vida profesional con enfoques distintos. Y si pensamos que estas diferencias solo son notorias en el uso de la tecnología estamos muy equivocados, ya que estas diferencias proponen retos muy interesantes en temas relacionados con el reclutamiento, colaboración dentro de las áreas y en los equipos de trabajo, preferencia por ciertos esquemas de compensación y/o motivación, así como diferencias en estilos preferidos de aprendizaje y entrenamiento.

Los pertenecientes a la Generación Silenciosa (aquellos nacidos entre 1933 y 1945) crecieron en un periodo de crisis económica; por lo que aprendieron a ser muy leales y disciplinados para poder conservar su trabajo; a lo largo de los años se han vuelto expertos en su labor, aunque con un enfoque tradicional. Los Baby Boomers (aquellos nacidos entre 1946 y 1964), en cambio, crecieron en una época de despegue económico, teniendo en general núcleos familiares sólidos donde resalta la presencia materna en casa; esta seguridad en su familia los ha hecho muy competitivos y extremadamente trabajadores, por lo que esperan que sus subordinados se comporten de la misma manera.

Los pertenecientes a la Generación X (aquellos nacidos entre 1965 y 1980) han experimentado en sus familias un incremento en la tasa de divorcios, por lo que las madres trabajadoras han aumentado; esta situación los ha hecho mucho más independientes y adaptables que los de las generaciones anteriores, y por consiguiente también menos leales a la empresa donde laboran. Finalmente, los de la Generación Y o Millennials (aquellos nacidos entre 1981 y 2000) tienen la posibilidad de ser los profesionales con mayor potencial, desde el punto de vista de acceso a información y tecnología; por lo tanto, tiene un alta autoestima y una gran confianza en sí mismos, destacando su capacidad multitarea y su facilidad para trabajar en equipo.

Dadas estas características, se puede ver claramente el reto que trae consigo capacitar adecuadamente a una fuerza de trabajo multigeneracional cuyos miembros no comparten los mismos estilos de aprendizaje, ni las mismas expectativas sobre los cursos. Lo más importante es entender lo que cada una de estas generaciones valora; por ejemplo, los Millenials se sienten más cómodos con la utilización de imágenes y gráficos en clase en lugar de largos textos, pudiendo combinar fácilmente el mundo real y el virtual, ellos prefieren aprender haciendo, gracias a que les encanta explorar y descubrir las cosas por ellos mismos; en cambio, los de la Generación Silenciosa y los Baby Boomers prefieren actividades donde demuestren su experiencia como casos de estudio donde puedan resolver problemas, sin embargo, tienen más dificultad al enfrentarse a cursos que usan la tecnología como el canal principal para su entrega, por lo que se recomienda mostrarles que el tema tratado les aporta valor. Los de la Generación X no le tienen miedo a la tecnología, aunque prefieren ambientes relajados, donde se sientan cómodos y puedan divertirse al aprender con situaciones desafiantes, recibiendo retroalimentación continua para validar lo que están haciendo y que sean conscientes de las lecciones aprendidas para que las puedan aplicar en situaciones reales.

En este contexto, las empresas tienen el reto de aprender a gestionar adecuadamente esta mezcla generacional, sacando el máximo provecho de la diversidad y complementariedad de sus colaboradores, pero minimizando los conflictos debidos a los diferentes enfoques que estos tienen. La capacitación es una potente herramienta para reducir las brechas generacionales, siempre y cuando cada generación perciba que está recibiendo algo valioso y útil para sus labores diarias, y que se tengan en cuenta las diferentes necesidades y preferencias de cada estilo de aprendizaje. Si se reconocen estas diferencias, los empleados apreciarán el esfuerzo realizado y se comprometerán con la organización, logrando no solo un mejor clima laboral, sino sobre todo, mejorando la puesta en práctica de lo aprendido en la capacitación.

 

Autores

Víctor W. Bohórquez