A continuación, tres consejos comprobados que te ayudarán a procesar mejor el cambio de start-up a scale-up, para que puedas así sacarle el máximo potencial a tu negocio.
Para los emprendedores consolidados, convertir su start-up en una scale-up es uno de los inevitables dolores de cabeza que tendrán que sufrir. El cambio de mentalidad no es una transición que se dé fácil, pues desarrollar un producto es una tarea completamente diferente a venderlo y crecer una empresa; llevar el negocio al siguiente nivel llega a ser tarea de titanes.
Para que una empresa pueda ser considerada una scale-up necesita tener un retorno anual promedio mayor al 20% durante los últimos tres años y tener por lo menos 10 empleados, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Al respecto, la empresa de consultoría especializada en startups, G2 Consultores, comparte tres consejos comprobados que te ayudarán a procesar mejor el cambio de start-up a scale-up, para que puedas así sacarle el máximo potencial a tu negocio:
1. Para crecer es necesario cambiar de paradigmas
Muchas start-ups con aspiraciones de convertirse en scale-ups fracasan porque no son capaces de comprender que la etapa de despegue terminó y que ahora es necesario comenzar a pensar en cómo pasar a la siguiente etapa. Sin embargo, si los dueños de negocios logran identificar las nuevas necesidades de su negocio en crecimiento, entonces será más fácil encontrar el camino.
Imagina que tienes una empresa que quiere vender un sistema digital de pagos para comercios. Durante la primera fase necesitarás enfocarte en desarrollar un sistema sólido, por lo que necesitarás programadores y especialistas en materia de finanzas, pero una vez que esté listo, tu necesidad más apremiante será ahora una fuerza de venta de campo para ofrecer tu producto. Entonces tu rol como directivo será operar una compañía, ya no de desarrollo, sino una que vende una tecnología para un nicho específico.
“El cambio de etapa implica un desdoblamiento de la compañía a una realidad completamente diferente en donde quizás muchos negocios se atoran porque no tienen las habilidades para implementar ese nuevo negocio” observó Jorge González Gasque, director general de G2 Consultores.
2. Identifica los cambios que necesitas
A medida que las start-ups pasan a la etapa de crecimiento, es necesario que estandaricen sus procesos de negocio para que las grandes experiencias pueden ser reproducidas de manera constante. Esto solo se logra incorporando experiencia en los procesos y estructuras que mantengan a flote a la empresa.
“Un problema importante es conseguir el talento que se requiere para cada función, pero el principal problema es antes de eso, cuando no se dan cuenta de qué necesitan”, comentó González Gasque.
3. No tengas miedo de incorporar talento
Tener una buena idea es tan solo el comienzo de un negocio, pues el verdadero reto para escalar consiste en poder llevarla a la práctica efectivamente, sin olvidar que las habilidades que se requieren para ambos procesos son completamente distintas, por lo que puede que incluso como directivo tus habilidades se queden cortas.
“Ahí es donde comienzan a tropezar mucho los emprendedores porque, en primer lugar, tienen miedo de incorporar talento y sumar habilidades al equipo, están muy enfocados en el paradigma del que vienen”, señaló González Gasque.
Si un emprendedor se mantiene enfocado en lo que funciona y deja de lado aquello que no funciona, si innova continuamente y pule sus procesos, entonces su start-up escalará para convertirse en una scale-up, creando más empleos, generando más ingresos y logrando un impacto más positivo con sus clientes y con el público al que se dirige.
Actualmente en México, las empresas que pueden ser consideradas scale-ups sólo representan el 6% de las compañías, pues muchas se quedan atascadas en alguna etapa del proceso de crecimiento.
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