El metal precioso reluce en un escenario de pandemia y de políticas monetarias expansivas. La inflación que muchos analistas vislumbran en el mediano plazo, por otro lado, podría mantener su cotización al alza e incluso llevarlo a nuevos máximos históricos.
Para los analistas que siguen el desempeño de los principales commodities mineros, sin duda son tiempos difíciles para hacer predicciones acertadas. Y es que el factor pandemia ha irrumpido con fuerza en los fundamentos de metales preciosos. En el caso del oro, si bien algunos analistas preveían un 2020 favorable, pocos vaticinaban un nuevo récord en su cotización, que en agosto superó los US$ 2.000 por onza.
La expansión de la pandemia ha propulsado un verdadero rally en la cotización de este metal precioso, que empezó el año con un valor de US$ 1.520 la onza y que, como en crisis anteriores, es hoy un importante refugio para los inversionistas. Uno de esos es Warren Buffet, el famoso “oráculo de Omaha”, quien años atrás había manifestado cierta aversión a invertir en oro, pero que, a través de uno de sus conglomerados, compró a finales de julio 20,9 millones de acciones de la minera aurífera Barrick Gold. Esta transacción, de la que se tuvo conocimiento en agosto, propulsó las acciones de la compañía y puso una mayor atención en este dorado metal.
Juan Carlos Artigas, head of Research del World Gold Council, explica que respecto al desempeño del oro hasta la fecha ha habido tres drivers relevantes, que explican su comportamiento. El primero, justamente, el escenario de riesgo actual, en el que hay una alta incertidumbre para los inversionistas, que los lleva a apostar por activos líquidos de alta calidad, como el oro. “El segundo es que estamos encarando un ambiente de intereses sin precedentes con tasas ultrabajas, e incluso negativas en algunas partes, mientras que el tercero es la atracción generada por el propio impulso en el precio, que ha subido alrededor del 30% este año”, dice el especialista.
Si bien la crítica usual a la inversión en oro es que no genera rendimiento –no se paga por la espera y su tenencia– hoy eso no es un obstáculo para los inversionistas, según Jack Janasiewicz, gestor de Portafolio de Soluciones de Natixis IM, debido a los bajos niveles de los valores tradicionales que hoy muestra la renta fija. “Uno, de hecho, está perdiendo dinero con los retornos ajustados a la inflación que mantiene la mayoría de la deuda emitida por el gobierno [de Estados Unidos]. Por lo tanto, como los rendimientos reales de la renta fija avanzan hacia terreno más negativo, el oro, como una reserva de valor, se ve cada vez más atractiva cada día”, dice.
Si bien la cotización del oro ha descendido levemente desde su máximo de agosto, justamente, el anuncio de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) de que mantendrá su estrategia de bajas tasas de interés y que permitirá que la inflación local supere el objetivo del 2%, impulsó de nuevo al oro recientemente hasta US$ 1.964,88 la onza. La Fed mantendría las tasas de interés cercanas a cero hasta al menos 2022. El anuncio impactó a la baja el valor del dólar. “La importante liquidación del dólar ha apuntalado al oro”, dijo al respecto David Madden, analista de mercado de CMC Markets UK a Reuters.
“Toda la impresión de dinero por parte de los bancos centrales termina generando al final una pérdida de credibilidad en las divisas como activo de valor. Los inversionistas para conservar el valor de su dinero buscan precisamente invertir en oro”, dice Juan David Ballén, head of Economic Research en la firma colombiana Casa de Bolsa, quien añade que diversos bancos centrales a nivel global han estado comprando oro.
¿Refugio seguro?
Si bien el estallido de la pandemia y las medidas para protegerse de ella se han traducido en este rally dorado, muchos inversionistas se preguntan hoy si la cotización se mantendrá al alza los próximos meses y si podría incluso batir un nuevo récord.
“El estado de ánimo del mercado se ha vuelto cada vez más alcista, lo que siempre debe verse como una señal de advertencia, aunque no significa que el rally no pueda continuar. Sin embargo, para nosotros está claro que el seguro que proporciona el oro a las carteras de los inversionistas se ha vuelto muy caro y que, tanto este metal como la plata, son adecuados para quienes buscan invertir a corto plazo en lugar de quienes buscan un refugio seguro. Suponiendo nuevas mejoras en el entorno económico, que deberían pesar sobre la demanda de refugio, esperamos que los precios del oro se muevan a la baja en lugar del alza en los próximos meses, dice Carsten Menke, jefe del área de estudio Next Generation de Julius Baer.
Marco Alemán, analista sénior de Inversiones del agente de bolsa peruano Kallpa SAB, apuesta también por una postura más conservadora, en torno a los US$ 1.850 la onza, pero reconoce que a nivel de mercado hay bancos que vaticinan que el oro podría escalar hasta los US$ 2.300 para finales de año. “Hay bancos grandes que esperan que llegue a ese precio, mientras que otros prevén que haya una corrección y se mantenga en los niveles actuales. Al final va a depender del comportamiento del mercado”, dice.
En el lado optimista, Goldman Sachs vaticinaba hace aproximadamente un mes que el precio llegará a US$ 2.300 para 2021 y recientemente Juerg Kiener, analista de Swiss Asia Capital, preveía en la cadena estadounidense CNBC que el precio podría escalar hasta los US$ 3.500 en los próximos 18 meses, en el escenario de política de expansión monetaria y de bajas tasas de la Fed.
Para David Ballén, de Casa de Bolsa, hay un factor clave que podría jugar a favor del oro en el mediano plazo: la inflación. “Como los bancos están imprimiendo tanto dinero, eso genera la expectativa de que, en el futuro, cuando comencemos a superar el COVID-19, se empiece a crear inflación. Y en escenarios de inflación, el oro es uno de los activos que precisamente preserva valor”, dice el analista, quien explica que la decisión de Buffet de apostar por el oro tuvo mucho que ver con esa expectativa inflacionaria.
“Los factores fundamentales todavía están ahí. Esperamos un ambiente que apoye la demanda de inversión en otro porque el riesgo aún es alto y no se va a ir en el corto plazo; las tasas de interés siguen bajas y no se van a incrementar en el corto plazo”, dice Juan Carlos Artigas, del Word Gold Council.
Coyuntura política sin impacto
Si bien en 2019 la incertidumbre generada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China llegó a impulsar levemente el precio del oro, las tensiones actuales –para los analistas– no están generando una mayor atracción por este metal en el presente contexto.
Y tampoco afectarían de forma destacada las elecciones de Estados Unidos. Es más, Carsten Menken, de Julius Baer, explica que desde un punto de vista histórico al mercado del oro no le han importado los potenciales cambios en la Casa Blanca. “El desempeño promedio, año a año, después de una elección es plano en las últimas 10 elecciones. Estos ejemplos respaldan nuestra opinión de que la política no tiene un impacto duradero en el oro. Sí hay algún impacto, pero en el corto plazo. A mediano y largo plazo los precios se rigen por el entorno económico y financiero del mercado”, dice Menken.
El analista detalla que en 2008 el oro se benefició de la crisis financiera, que aumentó la demanda de refugios futuros, mientras que en 1980 el precio sufrió mucho después de que la Fed aumentara rápidamente las tasas de interés para reducir la inflación. El foco del mercado del oro este año –añade– debería permanecer en la crisis del COVID-19, sus implicancias económicas y las perspectivas para el dólar estadounidense y los rendimientos de los bonos estadounidenses.
Y el dólar, para muchos analistas, va a terminar perdiendo valor ante su masiva impresión este 2020, lo cual beneficiaría a activos como el oro. “Cuando comencemos un nuevo ciclo económico va a iniciar un ciclo de debilidad del dólar importante a nivel global frente a otras monedas desarrolladas. Se están imprimiendo tantos dólares que al final uno como inversionista sale huyendo”, dice Juan David Ballén.
Por lo pronto, y tras el anuncio de la Fed, el euro frente al dólar alcanzó su máximo histórico en dos años y se acerca ya a los US$ 1,20 y el Índice Dólar (DXY), que mide su fortaleza frente a seis divisas de referencia como el yen y el euro, cayó ligeramente el viernes pasado y el lunes.
Viento a favor para la minería aurífera
El impulso del precio del oro también ha propiciado un rally en las acciones de los principales productores de oro, como Barrick Gold, cuya cotización en la Bolsa de Nueva York ha aumentado más del 38% entre enero y finales de agosto. El valor de la acción de la compañía de origen sudafricano Gold Fields en la bolsa estadounidense, por su parte, ha aumentado casi un 29%, mientras que la cotización en la bolsa de Londres de Anglo American se ha impulsado en torno al 20% en los últimos seis meses.
En el caso de las mineras auríferas latinoamericanas, destacan los buenos desempeños de las acciones Mineros de Colombia; Buenaventura de Perú y la mexicana Fresnillo PLC.
En el caso de la compañía de origen colombiano, el valor de su acción en la bolsa local ha crecido un 67,39%, lo que ha llevado a la firma proveedora de índices bursátiles Financial Times Stock Exchange (FTSE) a anunciar que la incluirá en dos de sus índices: el Total Cap y el Micro Cap. La acción de Buenaventura en la Bolsa de Nueva York, por su parte, avanzó más del 130% entre mediados de marzo y finales de agosto, a pesar de que el cierre de sus operaciones ante la expansión de la pandemia en Perú ha golpeado sus estados financieros y reportó unas pérdidas netas de US$ 24,1 millones en el primer semestre. La cotización de la compañía mexicana en la Bolsa de Londres, por otro lado, ha avanzado 139,56% desde marzo, y un 64% en los últimos tres meses.
En lo que respecta a la producción minera de oro, durante este año, los especialistas esperan un ligero descenso respecto al año anterior, debido al cierre de algunas minas durante las cuarentenas en países como Perú y a la escasa puesta en marcha de nuevos proyectos. “La realidad es que el número de nuevos proyectos es muy bajo y lo ha estado durante un tiempo. Hasta ahora el ratio de producción minera ha estado más o menos estable, no ha cambiado dramáticamente como ha sucedido con otros metales”, dice Artigas.
Para los próximos años, no obstante, el panorama podría cambiar pues algunas empresas mineras están acelerando ya sus proyectos de exploración y explotación. Y precisamente un informe de Fitch Solutions publicado en el medio minero Mining.com prevé que la producción mundial se acelere para los próximos años y experimente un crecimiento anual de 2,5% a 2029, impulsada especialmente por el crecimiento de la producción de Rusia, que superaría a China como primer productor a nivel global.
La demanda y la producción de oro, que son factores que fundamentan su precio en épocas que no son de crisis, están hoy a la baja, lo cual no afectado al valor de este metal precioso, en el que prima hoy su valor como refugio. “En el ambiente actual hemos visto una desaceleración en el lado del consumo, tanto en joyería como electrónica, debido a las cuarentenas y la crisis económica. Ahora el valor del oro como destino de inversión, sin embargo, está compensando el descenso”, dice Juan Carlos Artigas.
*Fotos: Reuters