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Martín Redrado: no estamos ni cerca de una crisis internacional como la del 2008-2009
Lunes, Febrero 1, 2016 - 09:24

El ex presidente del Banco Central argentino (2004-2010) y actual miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) sale a poner paños fríos a los discursos alarmistas sobre el actual estado económico global, aunque advierte la existencia de problemas objetivos.

De reciente visita en Chile, Martín Redrado -actual miembro del Tribunal de Solución de Controversias de la Organización Mundial de Comercio (OMC), presidente de la Fundación Capital y ex titular del Banco Central de Argentina, entre 2004 y 2010- cree que este 2016 será un año volátil, aunque muy lejos de la crisis del 2008.

El economista, quien conversó con AméricaEconomía.com en el marco de su participación como panelista en el foro “Argentina: Lecciones aprendidas y oportunidades de inversión”, organizado por Scotiabank en Santiago de Chile, no duda en destacar la labor de su amigo Mario Draghi –actual presidente del Banco Central Europeo- en la construcción de redes de protección para la economía europea y contribuir así a evitar la propagación de una crisis financiera internacional como la del 2008; cree que tras el súper ciclo en los precios de los commodities, América Latina debe preocuparse de mejorar la calidad de su gasto público por sobre la concreción de ajustes fiscales -priorizando la aplicación de subsidios específicos y bien administrados a diversos sectores sociales- y no tiene problemas en mostrar al mismo tiempo su esperanza y cautela con la nueva administración de Mauricio Macri en la Argentina, recordando para ello frases del ex técnico de Racing de Avellaneda, Reinaldo “Mostaza” Merlo, y del ex presidente estadounidense Ronald Reagan, a propósito de su época como estudiante en EE.UU. Sobre este último país, advierte su preocupación por la figura de Donald Trump, a la que no duda de calificar como populista.

-A propósito de las distintas voces que surgen en la actual coyuntura económica internacional y que advierten de la posible repetición de un escenario global de crisis, como en 2008, ¿cree que se puede desembocar en ese escenario?

-Ni creo que estemos cerca de una crisis como la del 2008/2009, ni tampoco que la actual circunstancia es simplemente una corrección de mercado. Respecto al primer escenario, no concuerdo porque no hay condiciones objetivas que lleven a una situación como la del 2008-2009, y tiene que ver sobre todo con que los bancos europeos y los americanos han tenido un proceso de capitalización muy fuerte. Y además ha quedado claro, sobre todo en el caso del Banco Central Europeo… mira, yo siempre en esto miro las personas detrás del cargo. Yo a Mario Draghi -siendo un buen amigo de él- lo conocí cuando era presidente del Banco de Italia, coincidíamos muchas veces en las reuniones de Basilea; vino a Argentina invitado por mí en 2007, estuve con él en septiembre del año pasado charlando en el Banco Central Europeo y él antes de ser presidente del BCE era encargado de Goldman & Sachs para Europa, con lo cual, es un hombre que tiene un conocimiento muy fuerte del sistema financiero y ha puesto, en el caso del euro, una red de seguridad importante. Se debe considerar que cuando hay un riesgo de crisis es cuando se contagia el sistema financiero. Se corta la cadena crediticia, y entonces, se corta también la cadena de pago. Yo creo que estamos –enfatiza- bien lejos de una posibilidad como la que ocurrió en el 2008.

-¿Son escenarios alarmistas?

-Si, son escenarios alarmistas. Bueno, cuando hay personas que generan estas alarmas, también generan posibilidades de compras. Hay que destacar también que no han aumentado los volúmenes negociados que es lo que sucede cuando hay escenarios concretos de pánico, con lo cual, digamos, no hay condiciones objetivas. Ahora, decir que simplemente es una corrección y vuelve un escenario de crecimiento al corto plazo, tampoco: es irse al otro extremo del escenario. No soy de los optimistas. En concreto, hay que considerar la existencia de dos, mejor dicho, de tres problemas objetivos cuando uno mira al mundo: el primero, China; el segundo, precios del petróleo, y el tercero, el surgimiento de populismos en el mundo, concretamente hablo de EE.UU. y Europa.

Respecto de China, tenemos esta transición de una economía basada en la industria a una basada en servicios; de una economía basada en el ahorro, a una basada en el consumo, y en políticas que buscan eliminar una cantidad de empresas estatales que son totalmente ineficientes y que generan oferta excedente, como por ejemplo, el caso del acero; entonces, la rapidez con que se hacen estos cambios en la economía china está puesta en duda; y la segunda cuestión relacionada a China que quiero destacar son las dudas frente a la solidez de su sistema financiero: hay muchas áreas -en términos de bancos municipales y sistemas informales de créditos- de las que no sabemos sus niveles de morosidad… yo siempre en esto miro al banco central, y el banco central está indudablemente muy solvente… tres trillones de dólares en términos de reservas, bueno, con lo cual uno dice hay capacidad de maniobra para estos desafíos. Ahora bien, el asunto de fondo es que tenemos que ver cuándo las autoridades chinas nos pueden mostrar que tienen la situación bajo control, que la tienen estabilizada. O sea que la primera respuesta tiene que ver con la calidad de las respuestas de las políticas públicas chinas.

Sobre el tema petróleo, enfrentamos una situación atípica, porque al revés de lo que ocurre en otras circunstancias, que es que cuando baja el precio hay un mayor ingreso disponible, los consumidores no están volcando esos fondos a la economía… quizás será un cambio de comportamiento de consumo, quizás se está ahorrando más… quien sabe, ahora, indudablemente en los países industrializados hay más ingresos disponibles por la caída de precios del petróleo, pero sin duda es importante que los precios se estabilicen a nivel de US$40. El tema al respecto es: ¿cuándo llegará la estabilización del petróleo?

-¿Cómo es eso del populismo?

-En el último tiempo he pasado una buena parte en los EE.UU. y que una figura como Donald Trump pueda ser presidente de ese país, sin duda, genera un nuevo escenario. Algo está pasando con esta propuesta aislacionista, populista… ¿hasta cuándo llega eso? Cuestión que también la tenemos en España con Podemos y su negociación para formar gobierno; el surgimiento de los problemas de inmigración que hoy enfrenta Europa… bueno, todo eso está generando en síntesis que uno no vea brotes verdes en la economía mundial... Tenemos un ciclo bursátil bajista, con volatilidad, con una suerte de electrocardiograma en términos de cuando uno mide mercados y que recién se estabilizará cuando se clarifique la situación en China, en el mercado petrolero y con las elecciones en EE.UU., con lo cual tendremos un 2016 volátil, sin crisis…

-¿2017 también lo anticipa volátil?

-Bueno, dependerá de si China logra estabilizar su situación, eliminar su exceso de oferta que tiene con sectores absolutamente ineficientes y teniendo una tasa de crecimiento razonable.

-Pero la ocurrencia de ese escenario se ve difícil, es decir, perfectamente el contexto de volatilidad podría extenderse al 2018.

-Si, puede ser.

-A propósito de los populismos en América Latina y la compleja situación económica mundial, ¿estos regímenes se pueden ver muy afectados, al punto de desaparecer?

-Bueno, tenemos el caso de Cristina Kirchner, y ahí tenemos la buena noticia que Argentina le ha traído a la región: un gobierno mucho más pragmático, profesional, abierto al mundo, no confrontacional -lo remarca-, con la intención de buscar puntos en común con los países del mundo. Me parece que Argentina tiene un rol importante que jugar en los equilibrios regionales y en plantear que puede haber salidas o mejoras sin caer en vertientes populistas. Es más fácil hacer populismo con el petróleo a US$120 y es imposible hacerlo con un petróleo a US$30, por lo tanto, la realidad económica llama a que le resulte difícil al populismo dar respuestas a la sociedad… ahora bien, lo que sí ha crecido en América Latina son sociedades que demandan resultados concretos -o empoderadas, si tú prefieres-, y en esto no hay diferencias ideológicas: si tú eres de izquierda, pero me das un empleo de calidad, crecimiento económico y beneficios sociales, iré a votarte, o si no voy buscando alternativas, así es que lo que me interesa remarcar es que la gente no tiene dueño en nuestros países y que va buscando quién le ofrece una mejor calidad de vida. Al populismo se le complican las cosas cuando no tienen recursos y no vemos ciclo alcista ni en la soja en Argentina, el cobre en Chile o el petróleo en Venezuela o Ecuador.

-¿Viene un largo ciclo de ajuste fiscal en la región por un plazo de diez a 20 años?

-Mira, más que un ajuste fiscal, hay que plantearse una mejor calidad en el gasto público y en esto, indudablemente, se necesita mejor calidad de gestión, necesitamos mejores funcionarios públicos. Entonces, cuando uno dice educación, bien, tenemos que poner más plata en educación, el tema es que después podamos medir los resultados y cuántos chicos saben más matemáticas, comprensión de textos, es decir, medición de resultados; eso es lo que hay que incorporar al sector público e ir por lo mismo en todas las políticas sociales, salud, subsidios… indudablemente uno se cuestiona si a los segmentos superiores de la sociedad hay que subsidiarle los estudios, por ejemplo, y lo que uno tiene que hacer es que los subsidios estén focalizados. Me parece que es la clave en términos de políticas sociales. Una de las cosas que hemos conocido en todos los estudios de la región es que hay varias formas de llegar a subsidios focalizados, con tarjetas de débito, crédito, bancarizar a la mayoría de la población.

-Por tanto, para usted no es extremadamente grave el fin del súper ciclo de los commodities, ¿de alguna forma la región tiene cómo avanzar sustantivamente en los próximos años?

-No estoy tan seguro. Lo que yo creo es que hemos sido complacientes en el período de altos precios de los commodities. La Argentina aprendió que se necesita disciplina macroeconómica. Es algo que no tiene vuelta atrás. Salvo Venezuela, en el resto de la región está claro: la disciplina fiscal no es de izquierda ni de derecha, sino de sentido común. Disciplina fiscal no es más que los egresos no pueden ser más altos que la recaudación, y si bien resulta una verdad de perogrullo, en muchos pasajes de Latinoamérica lo hemos ignorado: tener bancos centrales independientes, una calidad de política monetaria, tener políticas cambiarias transparentes, de no caer en errores con nuestros sistemas financieros… quiero destacar una cosa ignorada: desde el 2008 han caído bancos en todo el mundo, bueno, no ha caído un sólo banco grande desde el Río Grande a Tierra del Fuego, con lo cual, no es que los latinoamericanos seamos más inteligentes, sino que hemos aprendido de nuestras crisis y hemos generado redes de liquidez, por ejemplo, con los sistemas financieros, porque bueno, cuando una crisis toca dicho sistema se transforma en una caja de repercusión de crisis, y hoy por hoy hemos eliminado de nuestros países prácticas como préstamos en monedas extranjeras, fondeo en moneda local; tenemos niveles de solvencia y liquidez que superan las exigencias de Basilea III, etc.

En resumen, tenemos un entorno macroeconómico más sólido, pero al mismo tiempo, hay muchas reformas para mejorar la competitividad de nuestro sector privado. Falta inversión en infraestructura, costos de transporte, digo, falta trabajar en reformas de nuestros sectores productivos que puedan producir con más calidad. Es decir, no volvemos a las crisis recurrentes que enfrentaban los países latinoamericanos antes de los 90, pero no utilizamos la bonanza de los commodities en estos últimos años para hacernos más competitivos, es decir, producir con más calidad ese el gran desafío hacia adelante.

-Las expectativas sobre el gobierno de Mauricio Macri son grandes, más aún tras largos años de kirchnerismo, pero Argentina con el correr de las décadas no logra dar con una política de desarrollo que se extienda en el tiempo. Pienso en la década de los 80 con Alfonsín, en los 90 con Menem, ni hablar de los 70 ¿El gobierno de Macri cree que encuentre una brújula económica para el largo plazo?

-Mira, como diría el técnico de fútbol Reinaldo Mostaza Merlo, vamos “paso a paso”. Y aclaro que no lo digo por ser de Racing (es de Independiente). Tomo eso porque Mauricio (Macri) muchas veces utiliza esa frase, con lo cual digo: si yo miro los 90, fue una década que se privilegió de políticas antiinflacionarias atadas a un tipo de cambio; en los 2000, se privilegió el crecimiento, y ahora es probable que Argentina esté buscando algo en el medio, algo en que no tengamos niveles de crecimiento chino como los hubo en la primera etapa de los Kirchner (9% anual), ni tampoco tengamos un nivel de inflación como la que tuvimos con Menem. Se está en ese camino. Creo que hay cosas para ver en el muy corto plazo. Central es ver dónde termina la política paritaria.

Pienso que hay muy buenas expectativas, tenemos un gobierno mucho más profesional, mucho más pragmático, pero bueno, en la calidad de las políticas públicas estará lo central. Por eso digo, hay que ir paso a paso.

Tenemos una frase del ex presidente Ronald Reagan, a propósito de las negociaciones en torno a los misiles nucleares cuando yo estudiaba en esa época en EE.UU.: cuando le preguntaron cómo esperaba que terminarán las negociaciones, utilizó un proverbio ruso que dice “confía, pero verifica”. Yo diría lo mismo para la Argentina: confiemos, pero verifiquemos que las políticas públicas estén en su lugar y que Argentina pueda cumplir con estas potencialidades que siempre tuvo y que hasta ahora no explotan.

-¿El peronismo puede actuar como un agente bloqueador en esa explosión?

-Me parece que el peronismo está hoy en ebullición, en discusión de quién va a ser su próximo liderazgo… Macri ha tenido la habilidad de llevar a Segio Massa al Foro Internacional de Davos y plantear que el líder de la oposición sale junto con él a captar inversiones para el país. Me parece algo muy importante, pero bueno, el peronismo será José Manuel de la Sota, será Juan Manuel Urtebey... En todos veo un enfoque mucho más moderno y con la disposición a que la Argentina tenga una oposición más constructiva, no una de bloqueo.

-¿Ve con capacidad electoral y legislativa al kirchnerismo para volver al poder en el corto o mediano plazo?

-Si no fracasa el gobierno de Macri, que te digo, tendría que haber una crisis profunda para la vuelta de la figura de Cristina (Fernández). Mirá, Macri hizo algo muy inteligente: crear un Ministerio de Modernización, lo que ha pasado desapercibido, a cargo de Andrés Ibarra, que es el ministro a cargo de ver a todas las personas que se contrató en el aparato estatal en los últimos cuatro años. Buena parte del soporte de La Cámpora (agrupación política argentina de marcada orientación kirchnerista) depende de gente que ha sido contratada como -remarca con fuerza- un pago político, con lo cual, en la medida en que no tengamos tantos contratados que son un sostén político de La Cámpora; en la medida que se ejecute un criterio de selectividad de parte de quienes ejercen esas funciones, desde las capacidades y no por favores políticos, creo que también sacándole su sustento económico, el mundo K va a perder toda capacidad.[[wysiwyg_imageupload:6475:]]

 

-¿Viene un largo ciclo de ajuste fiscal en la región por un plazo de diez a 20 años?

-Mira, más que un ajuste fiscal, hay que plantearse una mejor calidad en el gasto público y en esto, indudablemente, se necesita mejor calidad de gestión, necesitamos mejores funcionarios públicos. Entonces, cuando uno dice educación, bien, tenemos que poner más plata en educación, el tema es que después podamos medir los resultados y cuántos chicos saben más matemáticas, comprensión de textos, es decir, medición de resultados; eso es lo que hay que incorporar al sector público e ir por lo mismo en todas las políticas sociales, salud, subsidios… indudablemente uno se cuestiona si a los segmentos superiores de la sociedad hay que subsidiarle los estudios, por ejemplo, y lo que uno tiene que hacer es que los subsidios estén focalizados. Me parece que es la clave en términos de políticas sociales. Una de las cosas que hemos conocido en todos los estudios de la región es que hay varias formas de llegar a subsidios focalizados, con tarjetas de débito, crédito, bancarizar a la mayoría de la población.

-Por tanto, para usted no es extremadamente grave el fin del súper ciclo de los commodities, ¿de alguna forma la región tiene cómo avanzar sustantivamente en los próximos años?

-No estoy tan seguro. Lo que yo creo es que hemos sido complacientes en el período de altos precios de los commodities. La Argentina aprendió que se necesita disciplina macroeconómica. Es algo que no tiene vuelta atrás. Salvo Venezuela, en el resto de la región está claro: la disciplina fiscal no es de izquierda ni de derecha, sino de sentido común. Disciplina fiscal no es más que los egresos no pueden ser más altos que la recaudación, y si bien resulta una verdad de perogrullo, en muchos pasajes de Latinoamérica lo hemos ignorado: tener bancos centrales independientes, una calidad de política monetaria, tener políticas cambiarias transparentes, de no caer en errores con nuestros sistemas financieros… quiero destacar una cosa ignorada: desde el 2008 han caído bancos en todo el mundo, bueno, no ha caído un sólo banco grande desde el Río Grande a Tierra del Fuego, con lo cual, no es que los latinoamericanos seamos más inteligentes, sino que hemos aprendido de nuestras crisis y hemos generado redes de liquidez, por ejemplo, con los sistemas financieros, porque bueno, cuando una crisis toca dicho sistema se transforma en una caja de repercusión de crisis, y hoy por hoy hemos eliminado de nuestros países prácticas como préstamos en monedas extranjeras, fondeo en moneda local; tenemos niveles de solvencia y liquidez que superan las exigencias de Basilea III, etc.

En resumen, tenemos un entorno macroeconómico más sólido, pero al mismo tiempo, hay muchas reformas para mejorar la competitividad de nuestro sector privado. Falta inversión en infraestructura, costos de transporte, digo, falta trabajar en reformas de nuestros sectores productivos que puedan producir con más calidad. Es decir, no volvemos a las crisis recurrentes que enfrentaban los países latinoamericanos antes de los 90, pero no utilizamos la bonanza de los commodities en estos últimos años para hacernos más competitivos, es decir, producir con más calidad ese el gran desafío hacia adelante.

-Las expectativas sobre el gobierno de Mauricio Macri son grandes, más aún tras largos años de kirchnerismo, pero Argentina con el correr de las décadas no logra dar con una política de desarrollo que se extienda en el tiempo. Pienso en la década de los 80 con Alfonsín, en los 90 con Menem, ni hablar de los 70 ¿El gobierno de Macri cree que encuentre una brújula económica para el largo plazo?

-Mira, como diría el técnico de fútbol Reinaldo Mostaza Merlo, vamos “paso a paso”. Y aclaro que no lo digo por ser de Racing (es de Independiente). Tomo eso porque Mauricio (Macri) muchas veces utiliza esa frase, con lo cual digo: si yo miro los 90, fue una década que se privilegió de políticas antiinflacionarias atadas a un tipo de cambio; en los 2000, se privilegió el crecimiento, y ahora es probable que Argentina esté buscando algo en el medio, algo en que no tengamos niveles de crecimiento chino como los hubo en la primera etapa de los Kirchner (9% anual), ni tampoco tengamos un nivel de inflación como la que tuvimos con Menem. Se está en ese camino. Creo que hay cosas para ver en el muy corto plazo. Central es ver dónde termina la política paritaria.

Pienso que hay muy buenas expectativas, tenemos un gobierno mucho más profesional, mucho más pragmático, pero bueno, en la calidad de las políticas públicas estará lo central. Por eso digo, hay que ir paso a paso.

Tenemos una frase del ex presidente Ronald Reagan, a propósito de las negociaciones en torno a los misiles nucleares cuando yo estudiaba en esa época en EE.UU.: cuando le preguntaron cómo esperaba que terminarán las negociaciones, utilizó un proverbio ruso que dice “confía, pero verifica”. Yo diría lo mismo para la Argentina: confiemos, pero verifiquemos que las políticas públicas estén en su lugar y que Argentina pueda cumplir con estas potencialidades que siempre tuvo y que hasta ahora no explotan.

-¿El peronismo puede actuar como un agente bloqueador en esa explosión?

-Me parece que el peronismo está hoy en ebullición, en discusión de quién va a ser su próximo liderazgo… Macri ha tenido la habilidad de llevar a Segio Massa al Foro Internacional de Davos y plantear que el líder de la oposición sale junto con él a captar inversiones para el país. Me parece algo muy importante, pero bueno, el peronismo será José Manuel de la Sota, será Juan Manuel Urtebey... En todos veo un enfoque mucho más moderno y con la disposición a que la Argentina tenga una oposición más constructiva, no una de bloqueo.

-¿Ve con capacidad electoral y legislativa al kirchnerismo para volver al poder en el corto o mediano plazo?

-Si no fracasa el gobierno de Macri, que te digo, tendría que haber una crisis profunda para la vuelta de la figura de Cristina (Fernández). Mirá, Macri hizo algo muy inteligente: crear un Ministerio de Modernización, lo que ha pasado desapercibido, a cargo de Andrés Ibarra, que es el ministro a cargo de ver a todas las personas que se contrató en el aparato estatal en los últimos cuatro años. Buena parte del soporte de La Cámpora (agrupación política argentina de marcada orientación kirchnerista) depende de gente que ha sido contratada como -remarca con fuerza- un pago político, con lo cual, en la medida en que no tengamos tantos contratados que son un sostén político de La Cámpora; en la medida que se ejecute un criterio de selectividad de parte de quienes ejercen esas funciones, desde las capacidades y no por favores políticos, creo que también sacándole su sustento económico, el mundo K va a perder toda capacidad.

Autores

Gastón Meza Acuña