Los ftalatos, PBDEs y otras sustancias presentes en los alimentos, botellas de plástico, cosméticos, pesticidas, detergentes y el interior de las latas de alimentos alteran el funcionamiento hormonal.
Lisa Rapaport, Reuters Health / Los productos químicos encontrados en botellas de plástico, retardantes de llama, latas de metal de alimentos, detergentes, cosméticos y pesticidas cuestan a los EE.UU. más de US$ 340.000 millones al año en costos de salud y la pérdida de ingresos, según estimó un nuevo estudio sobre el tema.
Ello es más del doble del costo anual estimado de US$ 163.000 millones en la Unión Europea, por las mismas causas, debido a que allí las regulaciones pueden limitar la exposición a algunos de estos productos químicos, señalaron -en The Lancet- un grupo de investigadores en Diabetes y Endocrinología.
Los productos químicos en cuestión son conocidos como disruptores endocrinos, ya que pueden interferir con los sistemas endocrinos del cuerpo, y producir efectos negativos, a nivel reproductivo, neurológico e inmune.
“Estos hallazgos hablan de los grandes beneficios económicos de regular los productos químicos disruptores endocrinos “, dijo el autor principal del estudio, el Dr. Leonard Trasande, investigador de la Universidad del Centro Médico Langone de Nueva York.
Para concluir esto, los investigadores revisaron las muestras de sangre y de orina, los que documentaron la presencia de disruptores endocrinos entre los participantes estadounidenses en la Encuesta de Examen de Salud y Nutrición Nacional (NHANES).
A partir de ahí estimaron los costes totales asociados a estas sustancias químicas, basados tanto en el coste directo del tratamiento y el costo indirecto en la productividad o los ingresos perdidos. Luego, compararon los resultados de Estados Unidos con los hallazgos de un estudio previo realizado en Europa.
Descubrieron que los costos son más altos en los EE.UU., en gran parte debido al uso generalizado de una mezcla química aplicada a los muebles para que sea menos inflamables, el cual ha sido restringido en Europa desde 2008.
Esta mezcla química, llamada polibromodifeniléteres (PBDE), es responsable de cerca de 43.000 casos de discapacidad intelectual en los EE.UU. cada año, en comparación con 3.290 casos en Europa, estimaron los investigadores.
Los PBDE también están vinculados a la pérdida de 11 millones de puntos de CI (Coeficiente Intelectual) cada año en los EE.UU., en comparación con 873.000 puntos de CI perdidos en Europa.
En conjunto, los costes asociados a la discapacidad intelectual y puntos de CI perdidos vinculados a los PBDE llegan a US$ 266.000 millones al año en los EE.UU., en comparación con US$ 12.600 millones en Europa.
Pero hay más. Los organofosforados - químicos en los pesticidas que han sido restringidos en los EE.UU. desde 1996 - se asocian con 1,8 millones de puntos de CI perdidos y 7.500 casos de discapacidad intelectual en los EE.UU. cada año, a un costo estimado de US$ 44.700 millones.
En Europa, donde estos plaguicidas no están reguladas estrictamente, los organofosforados están vinculados a 13 millones de puntos de CI perdidos y 59.300 casos de discapacidad intelectual cada año, con un costo proyectado de $ 194.000 millones.
Autismo, trastorno de hiperactividad con déficit de atención, obesidad, diabetes, desórdenes cardíacos y trastornos vasculares, además de endometriosis son algunas de las otras enfermedades relacionadas con la exposición a los citados disruptores endocrinos e incluidos en el análisis de costos.
Una limitación del estudio es que los investigadores limitaron su análisis de costos para un subconjunto de un 5% de los disruptores endocrinos con evidencia sólida que sugiere que causan problemas de salud, señalaron los autores. Esto puede subestimar los costos, argumentaron.
Aun así, los resultados ofrecen algunas de las pruebas más convincentes hasta la fecha del impacto económico de la política medioambiental EE.UU., dijo Joseph Allen, un investigador de la salud pública en la Universidad de Harvard, en Boston, quien no participó en el estudio.
“Los adultos y los niños en los EE.UU. tienen más productos químicos industriales en sus cuerpos que sus homólogos europeos, simplemente debido a las diferencias en las políticas sobre los químicos”, dijo Allen por correo electrónico.
A falta de regulaciones, ¿qué hacer?
“En los EE.UU. nuestra política química sigue en gran parte el enfoque de nuestro sistema legal - 'inocencia hasta que no se demuestre que es culpable'”, agregó Allen. “Esto es adecuado para la política de justicia criminal, pero tiene consecuencias desastrosas para la salud cuando se utiliza para la política química”,
En ausencia de cambios en las regulaciones, todavía hay muchas cosas que las personas pueden hacer para limitar su exposición a los productos químicos, señaló el investigador principal del estudio, Leonard Trasande.
“Estos incluyen comer alimentos orgánicos, evitando poner en el microondas alimentos en recipientes de plástico, limitar el consumo de alimentos enlatados y lavar los envases de comida de plástico a mano en vez de ponerlos en el lavavajillas automático”, dijo Trasande.
“Las personas también pueden evitar el uso de recipientes de plástico etiquetados en la parte inferior con los números 3, 6 o 7 dentro del símbolo de reciclaje, en la que se utilizan productos químicos como los ftalatos”, agregó. Finalmente, “cambiar a cosméticos `todo natural`o ´sin perfume´ puede también reducir la exposición”.