En una entrevista concedida a Universia-Knowledge@Wharton, la profesora de Insead, Lourdes Casanova, cuestiona si las multinacionales de América Latina serán realmente capaces de gestionar con éxito sus negocios y, al mismo tiempo, mejorar la vida de los menos favorecidos.
Diferentes partes del mundo tienen un concepto diferente de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE). En EE.UU., casi siempre es sinónimo de filantropía empresarial. En Europa, está más ligada al grado de responsabilidad social de la gestión en el día a día. ¿Y en América Latina? Las expectativas en la región son más altas. Las multinacionales locales, así como los gobiernos y el público en general, ven en la RSE una forma de reducir la pobreza y de hacer frente a otras cuestiones sociales urgentes de la región. Además de eso, también la consideran un medio de mejorar la sostenibilidad de las empresas, afirma la profesora de Insead Lourdes Casanova en un reciente trabajo de investigación escrito junto con su colega Anne Dumas, titulado "Responsabilidad social corporativa y multinacionales latinoamericanas: ¿Es la pobreza una cuestión de empresa?".
En el estudio, se cuestiona si las multinacionales locales serían realmente capaces de gestionar con éxito sus negocios y, al mismo tiempo, mejorar la vida de los menos favorecidos.
En una entrevista concedida a Universia-Knowledge@Wharton, Casanova, que es también autora de un libro lanzado en 2009, Global Latinas: Latin America’s Emerging Multinationals, comparte su opinión al respecto.
-¿Desde cuándo están adoptando políticas de RSC las multinacionales latinoamericanas y cuáles serían sus principales características en comparación con las de otras partes del mundo?
Desde su origen, la visión de los fundadores de las empresas latinoamericanas fue de compromiso con el desarrollo de las economías locales. Querían, y de hecho lo lograron, contribuir al avance tecnológico de sus países y, al mismo tiempo, mejorar la situación de los más desfavorecidos. El concepto de RSE como hoy lo entendemos es más reciente y tiene su origen en los 90, cuando empresas como Body Shop (productos cosméticos), Ben & Jerry’s (helados) y Shell (petróleo) vieron la necesidad de informar sobre sus actividades de RSE. En esta fase, el concepto surge en sociedades desarrolladas con problemas sociales menores que los de las sociedades emergentes. Son éstas multinacionales las que exportan el concepto a los países emergentes. La pregunta que planteo en el artículo es precisamente si necesitamos conceptos y medidas diferentes de compromiso social para empresas que operan en sociedades con índices de pobreza y desigualdad altos. Las compañías, como ciudadanos de las sociedades en las que operan, deben tener un compromiso y ser parte de la solución de estos problemas sociales.
-¿Qué iniciativas por parte de empresas o multinacionales destacaría en el desarrollo de RSE en América Latina?
Una de las empresas líderes de RSE es la brasileña Petrobras. Petrobras se comprometió desde el principio con el gobierno en el Plan de Fome Zero, que incluye varios programas como Bolsa Familia. Gracias a éste último, 11 millones de familias reciben unos US$44 al mes, a cambio de que los hijos vayan a la escuela y se hagan revisiones sanitarias periódicas. El programa, creado en 2003, tiene como objetivo erradicar el hambre y la extrema pobreza. Petrobras colabora con las organizaciones no gubernamentales en todos los ámbitos educativos, de salud, de vivienda, de mejora de condiciones de vida en las favelas. Afortunadamente, éste no es el único caso, muchas multinacionales de la región llevan impreso en su DNA el servicio público y la ética. La empresa siempre ha estado muy preocupada por el bienestar de su personal, lo que la llevó a involucrarse, de forma natural, en diversos programas de RSE.
-¿A qué áreas se dirigen con más frecuencia estas iniciativas y por qué?
La educación es una de las asignaturas pendientes de Latinoamérica. Sobre todo, la educación primaria y secundaria pública que sigue siendo de calidad inferior. La región tiene excelentes universidades: el Tec de Monterrey y el ITAM, en México; la Universidad de São Paulo y el ITA, en Brasil; la Universidad de los Andes, en Colombia; la Universidad Católica y la Adolfo Ibáñez, en Chile; o la Universidad de San Andrés, en Argentina, son algunas de las muchas excelentes. A las familias no les queda más remedio que enviar a sus hijos a escuelas privadas para acceder a las mejores universidades. Por su parte, las empresas, a menudo, necesitan establecer sus propios centros educativos para paliar las deficiencias de la educación básica y la técnica. La competición por obra de mano barata y sin cualificar se perdió hace tiempo con China e India. Por eso, para que la región sea competitiva necesita mano de obra cualificada que contribuya a la innovación y al desarrollo.
-¿Cómo ha afectado la crisis a las políticas de RSE en la región?
Durante esta gran crisis, las empresas en Europa y en Estados Unidos han tenido que cambiar prioridades. Lo urgente, la supervivencia ha imperado sobre lo importante. En un momento en que la sociedad está pasando cuentas al sector financiero y cuando las empresas más que nunca deberían fomentar su compromiso con la sociedad, algunas de ellas han postergado sus programas de RSE. En cambio, en los países emergentes en general y en Latinoamérica en particular, el ambiente es optimista y observo un refuerzo del compromiso empresarial con la sociedad. Los directivos quieren ser parte de la solución y están renovando su lucha por la mejora de sus países. Cabe recordar el compromiso del sector privado, junto con la sociedad civil, en la reconstrucción de Chile después del reciente terremoto.
-¿Qué hay de las empresas extranjeras con presencia en América Latina? ¿Cuál es su compromiso con la RSC en el continente y qué tipo de iniciativas desarrollan? ¿Están ayudando a mejorar su imagen en el continente?
A menudo las multinacionales occidentales inician sus políticas de RSE en sus países de origen y solamente en una segunda fase las extienden fuera de sus fronteras, en sus filiales en África o Latinoamérica. Cada país tiene una idiosincrasia diferente y es lógico este proceso de adaptación. Sin embargo, la sociedad juzga a las empresas de forma global. Shell es una de las empresas mejor evaluada por las agencias calificadoras de RSE. Sin embargo, la prensa subraya las consecuencias medioambientales de su filial en Nigeria y es ahí donde se pone en juego su imagen. Latinoamérica tiene un papel clave en los beneficios y los ingresos de las multinacionales españolas. En un momento de nacionalismos crecientes en la región, las empresas ganadoras serán aquellas que más se impliquen con el desarrollo en el continente.
-¿Cuál cree que será la evolución de la RSE en América Latina?
En este momento los problemas sociales son una preocupación de todos los gobiernos de la región. Desde "Oportunidades", en México, hasta "Bolsa Familia", en Brasil, todos los países tienen programas de ayuda a los más desfavorecidos. "Oportunidades" es un programa similar a Bolsa Familia, en ambos casos el subsidio se concede a la mujer, que actúa como cabeza de familia. Definitivamente, las empresas como ciudadanos deben implicarse en la solución a los graves problemas que necesitan la colaboración de todos los agentes sociales para lograrlo.
-¿Qué beneficios obtendrían las empresas con ello?
El sector servicios representa más dos tercios de las economías latinoamericanas. Las ganancias de las empresas de este sector mejoran con el incremento del poder adquisitivo de los latinoamericanos. Además de mejorar su imagen, las empresas incrementarían sus beneficios con una reducción de la pobreza y un aumento de la clase media que es la responsable de la prosperidad y la estabilidad de cualquier país.